Hace 10 meses que el presidente Juan Manuel Santos lanzó en Buenaventura el programa “Todos Somos Pacífico”, un plan ambicioso para impulsar el desarrollo de los pueblos del Pacífico, especialmente en las tres ciudades más importantes: Buenaventura, Quibdó y Tumaco. Su coordinador es el exgobernador del Chocó, Luis Gilberto Murillo Urrutia quien, en su criterio, dice que es un plan integral para impulsar el desarrollo económico y social de la Costa Pacífica, pensado y estructurado con el fin de cerrar las brechas de la pobreza y la inequidad en una región, donde las desigualdades son enormes y la pobreza es el denominador común en sus habitantes.
Un programa que se desarrolla en 63 municipios, incluyendo a los municipios antioqueños de Murindó y Vigía del Fuerte. Hasta la fecha se han formulado más de 200 proyectos, de los cuales 50 proyectos son de alto impacto y están en ejecución por $4,7 billones. Entre los cuales, la modernización de la vía Loboguerrero-Buenaventura, la construcción de 1.500 viviendas en Quibdó, las pavimentaciones de las vías Quibdó-Medellín y Quibdó-Pereira, la construcción del centro pesquero en Tumaco, la vía la Espriella-Río Mataje que conecta a Tumaco con Esmeraldas (Ecuador) y planes de activación del sector industrial, entre otros proyectos prioritarios.
Es un proyecto priorizado en el Plan Nacional de Desarrollo y su esquema de financiación se ha estructurado con recursos del presupuesto nacional y de regalías, al igual que con crédito de la banca multilateral. Adicionalmente, en el Plan de Desarrollo se creó un fondo para la región por 10 años, presidido por el ministro de Hacienda y forman parte de su staff el director de Planeación y representantes de la empresa privada. Fondo que será el encargado de la ejecución del programa y de blindar sus recursos contra la politiquería y la corrupción.
En opinión de Murillo, los ojos de Colombia y del mundo están puestos sobre el Pacífico y el Gobierno tuvo que hacer este plan para no quedarse rezagado frente a las necesidades de una región donde, el 100 % de las zonas rurales que no tienen energía eléctrica y, además, tiene el más alto índice de pobreza en el país.
De manera que para ejecutar este programa, con solidez y celeridad, se requiere de un plan de inversiones en los próximos 10 años de $ 25 billones donde el sector el sector público debe aportar $10 billones, el sector privado $ 5 billones y los otros $10 billones apalancados por las entidades territoriales. Su coordinador es un convencido de su trascendencia cuando sostiene que tiene "las esperanzas que durante este gobierno vamos sacar adelante este programa que impulsa de manera integral el desarrollo del Pacífico debido a que la región por sus niveles de pobreza es una prioridad política para el alto gobierno”. Señala que los colombianos están entendiendo la importancia que tiene el Pacífico para el desarrollo nacional y, por eso, dice: “Con el apoyo del Gobierno me estoy dando la pela en sacar adelante esta iniciativa, que se constituye en una paso trascendental para cerrar la brechas de la inequidad en el país”.
En opinión de Murillo, el plan avanza a buen ritmo, porque se cuenta con la voluntad política del Alto Gobierno. Sin embargo, señala que hay que crear conciencia que una estrategia de desarrollo como esta no se puede manejar desde Bogotá, porque se debe hacerse con la gente de la región y en su territorio para que haya un mejor apoderamiento de sus habitantes de la misma.
Sus planteamientos obedecen a que en el pasado programas similares como Plaidecop, entre otros, fracasaron porque se formularon desde la perspectiva de una visión andina y sin ser articulado apropiadamente con los actores políticos, económicos y sociales de la región. Por eso, en su criterio, para sacar adelante este programa debe ser una prioridad generar confianzas y sinergias en la innovación social con la gente de la región para que los proyectos funcionen y se puedan sacar de la pobreza a miles de habitantes de los pueblos pobres y abandonados de la costa Pacífica colombiana.
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