La Candelaria, lugar de espantos y de encanto, guarda secretos en los alrededores de la Plaza de Bolívar, el sitio donde se concentra el poder en Colombia. Pero no sólo de brujas se compone el centro de Bogotá ni de recuerdos tristes. Mientras los gomelos se refugian en Usaquén, la gente que camella y maneja los hilos de este país debe hacerlo desde la Candelaria. Allí se pueden encontrar delicias relativamente económicas como la Puerta de la catedral, en donde está el autoproclamado mejor ajiaco del mundo, lugares como la Bruja, tradicional como él solo, o la Puerta falsa, quien, con sus doscientos años de historia, es realmente la locura en cuanto a desayunos.
Hace poco un empresario asumió un riesgo y fue el de abrir un restaurante mexicano de primer nivel, se trata de Inquebrantable. Con un chef mexicano de primer nivel, llamado Gerardo Vasquez Lugo, que carga charreteras tan potentes como una estrella Michelin, se ha ubicado en la carrera 4 número 11-94 en plena Candelaria. Una casa de hace doscientos años, de muros gruesos, con una cocina a la vista que no deja ningún resquicio de la pureza de sus tacos, de su esencia mexicana. Una sorpresa. Recomendadísimo su coctel de mezcal.
Así que no hay que dejarle la Candelaria a los europeos que cruzan el charco para ver nuestros taparrabos. La Candelaria es de nosotros y una de las ventajas de Bogotá es que vale la pena soportar esos pequeños infiernos que son los trancones bogotanos y llegar al centro del poder nacional y probar la comida de los mejores restaurantes del país.