Era 1898 y una de las tantas guerras civiles manchaba de sangre este suelo. El huilense Ricardo Perdomo, como tantos otros niños ricos, eran enviados a estudiar a Europa para sacarle el quite a la violencia. Estudió ingeniería civil en Inglaterra y allá se interesó por el ganado que pastaba en las verdes colinas de Escocia. Hubo uno en particular que lo obsesionó: el Aberdeen Angus. Desde esa época la carne de esta especie era considerada un manjar. La clave está en la grasa infiltrada que la hace casi tan sabrosa como el Kobe japonés.
Ese año a Perdomo le dio por hacer realidad un sueño así este tuviera que conlleva una hazaña. Porque para ver poblado el valle del río Balsillas, a 2.300 metros sobre el nivel del mar, de este ganado y de purasangres ingleses, había que romperse el lomo a finales del siglo XIX.
Primero llevaron en un barco, en una travesía que podría durar 25 días. Las condiciones no podían ser más opresivas. El espacio para los marineros era escaso y el olor de las vacas y sus desechos podía desesperar. Entonces, poco a poco, empezaron a llegar las especies Aberdeen Angus, Suffolk Red Polled, o Durnham. La llegada era terrible, se ubicaron primero en Honda, Tolima.
El ganado sufría por el calor infernal del Magdalena Medio, así que era mejor trasladarlas de noche. Las barcas, llenas de vacas, llegaban hasta el puerto Caracolí y después eran trasladadas hasta la hacienda Trapichito, justo a las afueras de Neiva. Las vacas llegaban a pie hasta su lugar de destino. Toda la operación podía demorar entre tres y cinco meses. Para que el ganado no sufriera algún percance en la caminata le ponían unas alpargatas de fique.
Según lo que afirma Contexto Ganadero, a principios del Siglo XX los habitantes de Neiva eran unos afortunados y no lo sabían ya que consumían una de las carnes más sabrosas del mundo. Es que el Angus se impuso en la mesa opita. A los habitantes de esa ciudad les llamaba la atención ese ganado completamente negro, de pelaje espeso y sin cachos. En los años 30 se hacían cruces desde Neiva de la raza para aclimatarlo mejor, pero no así perdió su delicadeza.
A mediados del siglo en Antioquia ya había ganado Angus. En 1996 ya se había creado la Asociación Angus & Brangus de Colombia. 120 años después de la odisea el bisnieto de Ricardo Perdomo, sigue trabajando y perfeccionando el legado de cuatro generaciones. Desde el año 2005 implementaron tecnología para rastrear el árbol genealógico de las vacas, las primeras que llegaron de Escocia. Luego de años de investigación logró encontrar la raza más pura, llamada Dunlouise, perteneciente a la casa de Cecilia Soutar, en la granja Kingstom Form Far.
Después de que en el 2011 hubiera traído semen con esos genes traídos de Escocia, hoy Perdomo tiene más de 500 vacas pastando sus terrenos. Están la más pura muestra de Angus que se pueda encontrar en el país. El precio sigue siendo muy alto para los que quieran probarla pero, todo aquel que quiera disfrutar una de las carnes más delicadas, alimenticias y sanas del mundo, tiene la opción de probarla por cerca de 60 mil pesos el kilo. ¿Se les miden al asado?
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