Los ingenuos llegamos en algún momento a creer que las próximas elecciones presidenciales serían un duelo entre el bien y el mal. La Colombia Humana aparecía como Los Vengadores dispuestos a librarnos para siempre de las fuerzas demoniacas del uribismo. Sin embargo Gustavo Petro volvió a mostrar el poco control que tiene sobre lo que sucede dentro del movimiento. Es que, unas cuantas horas después de que el líder máximo anunciara que la Colombia Humana optaría por una lista cerrada al senado, empezaron a hacerse públicas las profundas diferencias, la división, la mezquindad que hay dentro de la colectividad.
Los ingenuos todavía no podemos reponernos de la cachetada que recibimos y que acaba de despertarnos. Fuimos tan tontos que de verdad creímos por un momento que gente como Gustavo Bolívar, Cielo Rusinque, Maria José Pizarro y un larguísimo etcétera podían ser los verdaderos faros morales, los guías que nos sacarían del infierno. El video publicado por Bruno Díaz en donde, de manera harto irresponsable, acusa a Gustavo Bolívar del suicido de su hijo, no es obra del uribismo como el mismo Bolívar afirmó en otra de sus apresuradas declaraciones, sino que es puro fuego amigo. Por la factura del video, la preparación que tuvo, la duración, la utilización de drones hacen ver que detrás hay una producción, hubo alguien que puso plata y que estaba interesado en, literalmente, joderse en el que iba a ser cabeza de lista de la colectividad. No voy a sacar en limpio a Bolívar, los rumores que lo señalan de no pagarle a sus empleados, de no entregar facturas a los clientes que van a su hotel de Girardot, y el no pagarle el trabajo a Diego Díaz, hablan de que uno puede estar arrimándose a la candela si se tiene rabo de paja. Además las respuestas que él mismo publicó y que le daba a Bruno Diaz cuando este le cobraba, después del suicidio de su hijo, son de una bajeza inusitada. Ese “hermano” con el que se refiere al actor revela la molestia que tiene a la hora de condonar una deuda que llegaría a los doscientos millones de pesos.
Los medios, que odian a rabiar a Bolívar y a todo lo que suene a izquierda, se frotaron las manos. Ahora sí tenían como cobrarle algunas imprudencias como el hecho de financiar la Primera Línea. Y ahí están algunos, como Nestor Morales, a quienes se les nota la alegría de ver a Bolívar caído por culpa de su propia estupidez. Lo que si queda claro es que Bolívar es un personaje que no es confiable, al que no le creeremos absolutamente nada cuando arranque con una de sus andanadas de odio mortal al uribismo jurándose estar capacitado moralmente para criticar a la derecha colombiana. Esperen lo que entre ellos mismos filtrarán a medios, la voracidad con la que se pelearán los mendrugos de pan que deja la política. En ese sentido el uribismo hasta sabe mejor guardar las apariencias y no muestran la voracidad propia de los mendigos, el hambre que tienen estos señores por recibir una tajada de lo que, ellos piensan, será una barrida de la izquierda en las elecciones parlamentarias.
Y se equivocan porque el uribismo no está muerto, Petro mismo y su incapacidad de resolver estos problemas internos, problemas de camerino para usar un término futbolero, ha resucitado a Uribe, a quien jamás le pasaría esta grosera pelea dentro de su Centro Democrático. Uribe se frota las manos y se siente cómodo teniendo de rival a un egomaniaco como Petro. Sabe que en cualquier momento se podría hacer el harakiri, sabe que el peor enemigo del líder de la Colombia Humana es él mismo y que el movimiento está haciendo implosión. Es que preocupa que Petro no haya tenido control alguno para conjurar esta crisis. ¿Vive tan abstraído, en su mundo, que fue incapaz de reunirse con Bolívar y Diaz antes de que este publicara el video? Se sabía que Aida Avella sabía que, desde mediados de mayo, Bruno preparaba el audiovisual, ya tenía la música y se aprestaba a grabar. ¿Nadie le avisó a Petro? ¿Cree de verdad que todos sus seguidores son barras bravas fieles a su credo y sin capacidad de crítica como el fanático Levy Rincón?
Avísenle a Petro que, como viene sucediendo desde hace 8 años, las encuestas, meses antes de las votaciones, le favorecen pero que él y su ego enfermizo siempre vuelven a poner todo en el mismo lugar y por eso Uribe ama enfrentarse a Petro. Es tan fácil hacer una campaña contra él que ni siquiera el uribismo se preocupa por hacer un programa de gobierno sólido, eso no importa, hasta un incapaz sin carisma como esta nulidad de presidente puede ganarle a la fragmentada, insidiosa, egoísta y anacrónica izquierda colombiana.
