La alcaldía de Bogotá se considera la segunda plaza administrativa y política más importante del país. La figura de alcalde para la ciudad ha tenido distintas versiones y variantes, desde el primer alcalde Gonzalo Jiménez de Quesada (1538 y 1539) se cuentan 619 hombres que han ejercido como autoridad de Bogotá y para la época republicana se cuenta un total de 258 personas, contando dos mujeres que ejercieron el cargo: María Fernanda Campo como alcaldesa interina y Clara López Obregón como alcaldesa encargada.
La historia muestra de manera clara y contundente que este cargo como el de la presidencia ha sido masculino tanto cuando los alcaldes eran designados por autoridades mayores como cuando han sido electos.
Pero, 2019 le ha dado la vuelta a la historia de la ciudad —y también cuenta para el país— con la elección de Claudia López como alcaldesa popular, primera mujer electa para este cargo con la más alta votación hasta ahora: para la ciudad y para el país: ningún alcalde en Bogotá ni ningún otro alcalde en el país ha obtenido el número de votos que eligió a Claudia López.
Desde la campaña, Claudia López recibió insultos por su condición de mujer y fueron muchas y diversas las manifestaciones misóginas las que se han dirigido hacia la alcadesa electa. Y es que, en un país machista, de tradición masculina en la elección y encargo de dirigentes, abrir espacios de participación política para las mujeres, no es nada fácil. Esta jornada electoral, por ejemplo, tuvo solo un 20% de mujeres participando como candidatas a cargos públicos regionales y locales; pese a que, desde el año 2000 con la ley 581, más conocida como ley de cuotas, se dispuso que el 30% de los cargos públicos deben ser ejercidos por mujeres y, pese a que algunas mujeres y sectores han propuesto que este porcentaje aumente gradualmente, teniendo en cuenta que el país está conformado por hombres y mujeres en una relación 50-50.
Claudia López es pionera en un cargo público de tan alto peso administrativo y político. Y desde la campaña carga con el peso de ser mujer, mujer que hace campaña, habla fuerte, levanta el brazo, acentúa gestos cuando alza la voz. Actitudes que puede tener cualquier persona que se enoja ante situaciones como la corrupción, el engaño, la mentira, el clientelismo; actitudes que tiene cualquier persona cuando denuncia con convicción y enfado. Pero claro, como es mujer se le ve feo, es escandalosa, le falta delicadeza… Hasta a nuestras madres las hemos visto enfurecidas llamarnos la atención o a nuestros hermanos, porque hicimos algo indebido, y lo hacen con voz fuerte, con acento facial marcado, con ira y con derecho; y también madres transformadas en feroces justicieras para defendernos.
Claudia López será vista con ojo de lupa, por opositores y por cercanos; porque en Colombia todavía se castiga, así sea “inconscientemente” a las mujeres que osan ocupar los espacios tradicionalmente asignados para los hombres. Será la alcaldesa de Bogotá más vigilada, perseguida, criticada y observada. Por una sola razón: porque es mujer. Esto se espera de la derecha y ultraderecha, donde sabemos se encuentran los sectores más misóginos y homofóbicos; donde la tradición de la familia sustentada en la presencia de un hombre cabeza y proveedor, persiste a pesar de que en este país el mayor porcentaje de familias sean monoparentales y la cabeza y proveedora sea una mujer (no hay sector más ajeno a la realidad del país que la ultraderecha). Pero extrañamente, esta posición perseguidora, acusadora, señaladora también surgió en los sectores catalogados de izquierda (uso el término, aunque me da bastante risa porque acá en Colombia no existen partidos políticos de izquierda sí movimientos, pero es distinto) declarados en oposición; aunque no resulta tampoco tan extraño teniendo en cuenta que el machismo es una sombra que cubre la cultura política en general, que la idea de preponderancia del hombre político, del hombre intelectual y pensador, no tiene en Colombia miramientos y cubre a todos los sectores por igual.
Claudia genera algunas dudas por hechos antecedentes, no obstante, en la vida política nacional encontrar cualidades de casticismo, candidez y diafanidad no conduce a ningún lado, la vida política colombiana está marcada por capítulos de diversa índole, hemos conocido revolucionarios defensores de derechos, luchadores aguerridos que cayeron en las redes de la ultraderecha, incluso algunos en las curules de partidos nefastos, otros posando de pastores arrepentidos (esa lista es larga); vimos a Gina Parody renunciar a su curul como senadora aduciendo desacuerdo con las intenciones reelecionistas del entonces presidente AUV y por el manejo que él mismo le dio a temas como la paz, la recordamos cuando salió abucheada y llorando del recinto; vimos a Petro renunciar al Polo cuando estalló el escándalo de los Nule para formar su propio partido y también lo vimos apoyar al procurador de apellido Ordóñez. Hemos visto muchos acontecimientos en el circo de la vida política nacional.
Sí, también vimos a Claudia López como directora del Departamento Administrativo de Acción Comunal de Bogotá durante la alcaldía de Peñalosa y, la vimos hacer campaña política con él, como parte de los verdes. Hoy Claudia López se separó del que algunos denominan su mentor político, solo ella podrá decir si realmente lo fue. Y eso debe alegrarnos, a quienes creemos que Colombia y Bogotá transitan hacia una forma de hacer política nueva, distinta, transparente, apartada del clientelismo y de la corrupción, apartada de las casas políticas y de los apellidos tradicionales que nos han gobernado por siglos. Y eso es motivo para confiar, tomó una decisión basada en principios éticos que la animan a reorientar su camino y mejorar sus compañías. Claudia López está cada vez mejor acompañada y eso es importante. Me dan desconfianza esos que siguen en las mismas y con los mismos, acomodados y muy mal acompañados.
Los partidos políticos de ultraderecha y que ya se declararon opositores te tendrán en la mira, Claudia López, señalándote, engrandeciendo cualquier equivocación, persiguiéndote y criticando negativamente todo cuanto puedan; y les harán compañía los grupos ciudadanos que les apoyan, por fortuna cada vez menos. La tienes grande, Claudia. Por ser la primera, te juzgarán y tú tendrás que trabajar en contra de la corriente y de la persecución. No será fácil pero nada de lo que has hecho, Claudia López, ha sido fácil.