Hace unas madrugadas en el programa radial Nocturna RCN, el noctámbulo periodista Julian Parra Diaz soltó una bomba.
Una mujer que se autodenominaba trabajadora sexual denunciaba al aire que cartagena se reclutaban menores y que en una finca cercana a la ciudad se liberaban como si fueran presas de caza para que depredadores las capturaran, el premio pasa el cazador, abusar sexualmente de ellas en todas sus formas.
Se trataba de toures, con extranjeros a bordo, donde además de esmeraldas, café y artesanía se ofrecen niños y niñas pobres de esta ciudad para prácticas de aberración sexual.
Las denuncias de Parra recibieron, como casi siempre sucede, la descalificación de muchas autoridades locales proclives a esconder debajo de la alfombra los problemas con el argumento de que en la Fiscalía no existían denuncias instauradas.
Quién si escuchó y le dió crédito a la oyente de Parra Díaz fue el Procurador General de la Nación Fernando Carrillo quien conminó a todas las autoridades a una audiencia pública en el claustro de Santo Domingo.
Allí Carrillo le advirtió a quienes tienen la solución que ya basta de diagnósticos, que hay que pasar de la reacción a la acción y que Cartagena no puede convertirse, por cuenta de los proxenetas, en el patrimonio histórico de la deshumanidad.
En el evento la directora del Instituto de Bienestar Familiar Karen Abudinen expuso lo que se ha hecho, no lo que se va a hacer.
Y aunque Abudinen reconoce que este es un tema complejo que tiene muchas aristas la solución no solo está en manos de la institucionalidad.
Para acabar con el flagelo se requiere del concurso de todos, especialmente de quienes observan con indolencia en las equinas de cualquier parte del país, en espacial de Cartagena, a muchos niños que son sometidos a explotación sexual sin que se reacciones y denuncien en el sitio el hecho.
Los hechos:
El fenómeno, que crece a diario en Colombia, es escalofriante.
El Gobernador de Bolivar Dumek Turbay afirma que el gran aliado de las organizaciones crimínales es la falta de articulación entre las entidades.
“El fenómeno crece aún más cuando tenemos condiciones de pobreza que es combustible para el problema", dijo el mandatario en medio de una atmósfera de pesimismo en esta especie de catarsis colectiva en que se convirtió la audiencia pública.
Turbay le preguntó en su cara a las autoridades de policía presentes en el evento cuando se va a capturar a los miembros de las estructuras criminales del Clan del Golfo que según él son las principales generadoras del problema en las calles de Cartagena.
Por su parte el alcalde encargado de Cartagena Sergio Londoño se quejó de la falta de reacción cuando se ve en acción a esas redes y esas denuncias son fundamentales para judicializar a los victimarios.
Recordó Londoño un hecho doloroso cuando se presentó hace poco un caso de acceso carnal violento en una playa de Bocagrande y allí empezó un calvario para la víctima tratando de denunciar legalmente el hecho.
Después de la exposición del alcalde Londoño, la moderadora de uno de los paneles Jineth Bedoya, símbolo del tema a nivel mundial , le recordó al alcalde que hace 5 años se habló de lo mismo y que después de un lustró no ve que nada haya cambiado.
Londoño, descompuesto, reconvino a Bedoya en un desencuentro público en el que el funcionario pretendió lo indefendible, que se habían invertido 9 mil millones de pesos en el último año.
Bedoya ripostó planteando que el problema no es simplemente de presupuesto.
La directora de Bienestar Familiar, por su parte, en el panel, denunció que Colombia es uno de los países que más violenta a los menores en el continente.
Se quejó que en las jornadas de capacitación para paliar el fenómeno que adelanta el instituto con los municipios en todo el país tienen una pobre asistencia de funcionarios, lo que demuestra un bajo nivel de compromiso de muchos servidores públicos en la lucha contra este problema.
En el ambiente quedó claro que la próxima vez que el procurador Carrillo vea a los funcionarios será con una apertura de un disciplinario de ese organismo en sus manos porque las soluciones al problema no dan espera.