Uno de los más prolijos hijos del oficio del periodismo colombiano y maestro de muchos colegas, el ilustre Juan Gossaín, decía recientemente, con asombro y asco, que nunca durante su trayectoria profesional había visto, palabras más palabras menos, a políticos y periodistas revolcándose en el mismo fango. Ahora, frente a lo que estamos viendo en estas gestas políticas de toda índole, en verdad, le asiste la razón maestro Gossaín.
Basta con ver lo que viene sucediendo en cada campaña por el poder, en cada partido, en cada movimiento independiente y hasta con el naciente partido de las “desmovilizadas” Farc. Realmente asquea la forma tan sucia en que en Colombia se hace política y, lo peor, la activa participación de los medios de comunicación con sus reporteros en este fango donde las mentiras pululan y la mala fe engaña y desvía el norte del periodismo de investigación.
Sin ir más allá de las campañas de Vargas Lleras, Petro y Timochenko, me refiero a una simple campaña por las alcaldías locales y concretamente a la Ciudad Bolívar. Hace unas semanas un sagaz reportero del Canal Uno sorprendió a sus televidentes con una escandalosa noticia que resultó ser mentira: se trataba de una acusación de falsedad ideológica contra una aspirante a la alcaldía de Ciudad Bolívar y en la emisión al aire el voraz periodista afirmaba sobre un título que, según su investigación no era válido en Colombia, y que había sido acreditado por la aspirante en su hoja de vida. No conozco la aspirante, pero me di a la tarea de investigar por mi propia cuenta para concluir que el periodista del Canal Uno simplemente mintió o, aún más grave, le estaba haciendo el favor a alguien, muy seguramente a uno de los otros dos aspirantes a la alcaldía de Ciudad Bolívar.
En las investigaciones, estas sí más serias, se descubrió que el mencionado título de la aspirante sí existía y, aún más, había sido apostillado como lo señala la norma para este tipo de títulos. Para mi sorpresa el acucioso periodista se apresuró a bajar la nota del portal web de CM& y corrió al día siguiente a hacer lo que debió hacer antes de publicar su nota falsa, consultar la fuente. Es decir a la aspirante injuriada. Se conoció que la información falsa provino de una fuente de la Personería, hecho de por sí grave, pues desde una entidad pública se estaría sirviendo a oscuros intereses políticos, hecho que debe ser investigado.
Concluyo entonces que el acucioso periodista y un segundo colega que en el Nuevo Siglo retomó la información falsa y alimentó con información de investigaciones de otros candidatos a diferentes localidades de Bogotá están buscando el muerto río arriba. El verdadero oficio periodístico es despejar el interrogante sobre lo que pasó o ha pasado con estas investigaciones contra estos aspirantes, cuántos han sido sancionados, quiénes están inhabilitados o son objeto de indagación no solo por la Personería, sino por la Procuraduría, la Contraloría…
En las investigaciones de uno de los múltiples ternas me encontré esta perla: el aspirante a la alcaldía de Ciudad Bolívar, César Augusto Gutiérrez Bravo, un reconocido contratista de la administración de Samuel Moreno, suscribió un contrato a través de la Asociación Construyendo Nación, cuyas direcciones comerciales y jurídicas no concuerdan en la Cámara de Comercio, nada y nada menos que para almacenaje de cadáveres, producción de alimentos y plantación de matas y flores. Algo sospechoso hay con esta asociación. Y sin ir más allá la misma Asociación de Gutiérrez, cuya representante es su esposa, suscribió un convenio con el Fondo de Desarrollo Local de Tunjuelito en cuya ejecución se registra un millonario faltante sin soporte alguno. Y peor, resulta que el aspirante contrata con alcaldías locales de Usme, Barrios Unidos y Kennedy en un claro conflicto de intereses. Del otro aspirante, se sospecha que laboró con el condenado concejal del Carrusel de Contratación de Samuel Moreno. En fin, todos avalados por sus respectivos partidos, con excepción de la aspirante femenina de esta terna, quien tras la noticia falsa publicada con el favor del periodismo colombiano, recibió un frío mensaje de sus contendores: “esto no es nada, esto apenas está empezando”. No la conozco, pero al alcalde Enrique Peñalosa no sobre recordarle que ”la mujer del César no solo debe honesta sino parecerlo”.