Con los 400 dólares que le prestó su novia, Isnardo Gómez se fue a Panamá con la idea de que el juego lo volviera rico. En los quince años que lleva siendo árbitro de fútbol, profesión con la que se gana la vida, Isnardo nunca pudo tener lo suficiente ni siquiera para ahorrar. Ahora, siendo un participante del Latin American Poker Tour (LAPT), esperaba que la suerte y su propia astucia le allanaran el camino a una mejor vida. La ilusión le daba fuerzas así no tuviera en Ciudad de Panamá un lugar para dormir o comer en los tres días que duró el torneo. En internet aprendió a cañar, a templar el rostro. El póker es actuación pura. Ese fue el primer paso que dio para hoy poder celebrar el puesto número 12 que se trajo a Colombia y los 12.200 dólares que recibió de recompensa.
Todo empezó un domingo de abril mientras jugaba en Pokerstars. Le fue bien. Terminó ganando 2.500 dólares, pero cuando los iba a retirar se dio cuenta que esa plata se traducía en una boleta para el torneo más relevante de póquer del continente, y que la única manera de reclamarlo era apostándolo en el campeonato. Con muy pocos recursos logró conseguir el tiquete de avión y allá logró vender por adelantado poco menos de la tercera parte de su juego a dos patrocinadores que confiaron en él. Apenas tomó la decisión de viajar pidió ayuda en Facebook y a la Federación Colombiana de Poker, y eso también le ayudó a pagar sus gastos.
Las tres noches que duró el torneo, Isnardo durmió en el piso de una habitación en un hotel donde se estaba quedando un amigo suyo, aunque tuvo que pagarle 30 dólares. Comiendo lo justo y jugando casi la mitad del día, este pereirano dejó Panamá siendo uno de los mejores jugadores de póquer de América Latina. Sin embargo, el pasado martes la ucraniana Olga Iermolcheva lo desbancó de la oportunidad de quedarse con el octavo puesto en el torneo. La voluntad, paciencia y decisión que Isnardo dejó en la mesa lo hicieron merecedor de una despedida llena de ovaciones.
