En abril de 2010, cuando el Golfo de México experimentaba el gigantescos derrames de petróleo de la empresa BP, una de las soluciones de grupos ambientalistas fue pedirle a las peluquerías cabello humano, a las veterinarias pelo de animales y a las personas medias de nylon o normales, no importa si estuvieran rotas o no.
Con la cantidad de cabello y medias que se pudo recolectar, se hicieron 'esponjas' y barreras flotantes que se ubicaron en las playas y tenían como fin absorber el petróleo arrastrado hasta la orilla (el cabello y el pelo absorben de cuatro a seis veces su peso en petróleo).
En 2013 se utilizó este mismo método en Tailandia para contener la mancha del petróleo que avanzaba sobre la costa occidental de Samet. La petición de los habitantes que iba más allá de buscar culpables, se centró en invitar a la gente a cooperar enviando cabello, medias o siendo voluntarios.
En Colombia durante el 2015 se han registrado problemas similares de contaminación a ríos por atentados contra infraestructura petrolera. Ríos como el Mira, río Arauca, río Catatumbo y Tibú se han visto gravemente afectados, junto con los animales y habitantes cercanos, pero a diferencia de los anteriores países, aquí en Colombia nos seguimos quedando en la búsqueda del culpable, el reproche al Gobierno por su lentitud y en la crítica a las respuestas que se ofrecen.
¿No será hora de tomar ejemplo y empezar a hacer algo por los animales y campesinos, indígenas y pescadores que se han visto afectados?
Peluquerías hay por doquier.
@_nicosuarez
