En la necesaria búsqueda de la cohesión y el verdadero compromiso incondicional por aquellas iniciativas que buscan el beneficio de las mayorías la solidaridad debe dejar de ser entendida como un simple discurso, etéreo en tanto no se aplique, y pasar a ser practicada por toda la sociedad, especialmente por quienes detenten el poder. Los ejemplares.
El país está ad portas de cumplir una cita en las urnas el próximo 26 de agosto para votar la consulta anticorrupción. Más allá de los resultados de aquel día es importante detenernos en lo que antecede a dicha jornada electoral: las impresionantes campañas pedagógicas que se están desarrollando en todo el país. Sin mayores recursos que la creatividad y un ferviente deseo de elevar voces contra el azote de los corruptos, miles de colombianos se han volcado a plazas y calles a explicar los 7 puntos que serán consultados.
Para hacer este análisis tomamos como muestra al municipio de Yumbo, la ciudad industrial del Valle del Cauca. Nos centramos en este municipio —podríamos hacerlo con cualquier otro municipio ya que la situación se repite en menor o mayor medida— porque según la última encuesta de Yumbo Cómo Vamos (1) —programa privado que tiene como fin primordial según su propia descripción el “hacer seguimiento y análisis a la calidad de vida en la ciudad”— este municipio cuenta con una alta percepción del nivel de corrupción y la imagen y gestión del Concejo Municipal es percibida de forma negativa tal como se muestra a continuación:
Viendo estos datos, cualquier ciudadano pensaría que una propuesta como la consulta anticorrupción, viniera de donde viniera, sería acogida como un niño que busca hogar. Se interpretaría que iniciativas de esta naturaleza serían apoyadas como muestra de un compromiso real por revertir lo que los datos anteriores exhiben, pero para sorpresa de unos —no para todos, puesto que la corrupción está instalada como un problema endémico en este municipio— esto no pasa. Imaginaríamos que el alcalde, junto a los 15 concejales, estarían levantando la bandera de la lucha contra la corrupción. Estarían dando una pelea a toda gota en las calles por erradicar este mal, pero tanto el Alcalde como la mayoría de sus concejales brillan por su ausencia respecto al apoyo de la campaña de la Cconsulta. Los ciudadanos que por iniciativa propia vienen desarrollando la campaña con las uñas, son los protagonistas de esta gesta.
¡Miente quien diga que como funcionario público no puede apoyar la campaña de la consulta anticorrupción! Miente, porque tal como lo determinó el hasta entonces Ministro del interior Guillermo Rivera Flórez a través del Decreto 1028 del 18 de junio del 2018 (2): “…el Gobierno nacional, y los gobiernos departamentales, municipales y distritales tienen no solo la facultad sino el deber de promover, proteger, implementar, acompañar y garantizar los mecanismos de participación ciudadana, en este caso la denominada 'consulta popular anticorrupción'”. Ante tal situación cabe preguntarse ¿por qué no hay un desborde de propaganda o incansables jornadas pedagógicas — que son muy necesarias— encabezadas por todos los servidores públicos los cuales hacen parte de un organismo que padece de una imagen negativa debido al histórico problema de la corrupción? Solo ellos tienen la respuesta. Lo que sí queda en evidencia es que el principio de la solidaridad, en este caso, no les resulta redituable.
Ante todo pronóstico pesimista, la consulta anticorrupción ha generado una sinergia ejemplar a nivel nacional entre los ciudadanos del común, los que en realidad padecen los efectos de los desfalcadores del dinero público. Vale resaltar, que en muchos casos, a estas campañas se han sumado algunos servidores públicos comprometidos con los intereses de las mayorías. Y ahí va la campaña, cada vez con mayor fuerza. Gozando de los encantos de la solidaridad.
Para cerrar, nos permitimos recordar al lingüista y filósofo norteamericano Noam Chomsky cuando en su documental Réquiem por el Sueño Americano (3) sostenía que: “…La solidaridad es bastante peligrosa desde el punto de vista de los amos…. Debes velar por ti mismo y seguir el vil lema: 'no te preocupes por los demás'".
Los pueblos saben que la solidaridad trae con ella el encanto de conquistar derechos, y por el contrario, a los desencantados de ella les quedará un desvelo generado por una ansiedad de tamaño tal que ni con valium podrán curar, al saber que el pueblo les pasará factura, que también sabrá dejar de votar por quienes solo defienden intereses particulares. Ese es el peligro que trae el desencanto por el principio de la solidaridad.