La reducción de pérdidas económicas causadas por desastres en relación directa o indirecta en el sector agrícola, afectan de manera importante la seguridad alimentaria de la humanidad. En esta dirección es fundamental discutir sobre los principales desafíos y oportunidades para la aplicación del marco de Sendai o acuerdos globales para la reducción de desastres en el sector de la economía productiva rural y que incide de manera importante en una política de seguridad alimentaria hacia las comunidades más vulnerables, como las asociaciones campesinas, pueblos indígenas, la mujer rural, afrodescendientes, pobladores que habitan litorales marinos, comunidades y pescadores artesanales que viven en los deltas de los grandes Ríos y pobladores de la vida urbana, que también presentan limitantes de suministro en la cadena de alimentos.
Estos grupos de población en países de economías débiles, sufren de manera desproporcionada los impactos de desastres naturales, agravando la atención primaria en salud, asistencia alimentaria y la falta de servicios de agua potable y energía. Cada año podemos observar que hay un relacionamiento entre el calentamiento global, producto del aumento de las emisiones de CO2, deshielo de los polos, sequías extremas, incendios forestales y sismos, todos estos fenómenos de desastres naturales ocurren en los últimos años muy regularmente, el alcance de afectación se centra y perjudica las comunidades rurales, pobladores ribereños, sus economías locales, representadas en sus despensas agrícolas, lo cual al ser destruidas por una inundación, sequía u otro fenómeno climático, impactan en sus ingresos, el territorio y el bienestar y calidad de vida de un determinado grupo humano poblacional.
Estadísticamente las pérdidas económicas del sector productivo agrícola y su impacto en la seguridad alimentaria es causado por no tener planes de contingencia y adoptar medidas en reducción de desastres, por los gobiernos e instituciones internacionales de prevención y manejo de calamidades naturales asociadas también a pérdidas humanas, el impacto es mayor en el sector agrícola productivo mundial, es así como en las últimas dos décadas los países en desarrollo y economías emergentes reportaron importantes pérdidas directas e indirectas en cientos de millones de dólares.
La amenaza del cambio climático, por acción de lluvias torrenciales, destrucción e inundaciones de suelos productivos y sequía extrema representan en la actualidad entre el 70% y 80% del total de pérdidas económicas por desastres naturales y actividades humanas, en relación al PIB mundial aumenta anualmente de una manera exponencial en comparación con las décadas pasadas.
Finalmente la disminución del riesgo de desastres debe ser una estrategia integral de un sector agrícola fuerte, robusto, tecnificado que pueda diseñar y establecer planes colectivos entre instituciones y comunidades, que mediante actos legislativos y por los gobiernos, se expida una ley de protección con subsidio a la producción rural, para lograr una agricultura fuerte y competitiva de los países en vía de desarrollo, los desastres nos acechan permanente, por tanto es de fundamental importancia, coordinar acciones entre todos para hacer aportes prácticos y lograr un desarrollo sostenible, cuidar la madre tierra, defender el territorio, incentivar las energías limpias para la paz global, para así prepararnos y mitigar los desafíos del calentamiento global.
