El coaching es presentado hoy en día como lo último en guarachas en lo concerniente a motivación personal. Cantidades de dinero, de kilómetros de verborrea y de propaganda mediática se gastan hoy en día de forma demencial en promover a estos pomposos personajes con aires de cibergurús y todo su discurso en todo el mundo.
Los incautos llegan a pensar que estos son los nuevos intelectuales, la vanguardia filosófica del momento, los que saben qué es lo que hay que hacer para dar el próximo paso hacia la evolución humana; mientras que el resto, quienes tienen algo de formación intelectual y académica de verdad y una mente con un ápice de auténtica reflexión, llegan a reconocer que el 99% de todo lo que hay en coaching es solo una auténtica chaladura, y que algo de verdad hay en él; lo que lo hace más peligroso, pues una verdad a medias es más peligrosa que una mentira
El coaching y el emprendimiento en realidad hacen parte de un concepto que empezamos a oír coincidencialmente durante los años 90, cuando el neoliberalismo político y económico se tomó por completo las instituciones del estado; y es cuando surge de forma generalizada el concepto de “gobernabilidad”.
Con este concepto de gobernabilidad las autoridades trasladan la culpa de su ineptitud y mezquindad para gobernar al gobernado. Así el desastre de la gestión de la economía de un país no es debido a las múltiples variables macroeconómicas que el gobierno administra, ni a que el gobierno ya no protege a los empresarios del país, sino a que tú no te dedicaste a aprender chino mandarín en tus horas de sueño o a que no hiciste un trabajo en tu interior corrigiendo tus falencias espirituales. Y es que si tú no regalas horas de trabajo a tu empresa es porque en tu interior hay algo mal... debes sentirte feliz de estar trabajando más de lo que la jornada laboral legal te pide, porque si no eres un ser con problemas en tu interior y entonces debes ir a hacer meditación y alinear tus chakras para que hagas tu autoexplotación de forma feliz y sin protestar.
El coaching es una anestesia para que el individuo apesadumbrado por la extenuante carga laboral no proteste sino que asuma con total sumisión todo lo que su patrón quiere y si por algún motivo se siente mal o se llega enfermar, por estrés por tal explotación, no busque al culpable en el patrón o al sistema de explotación que lo vapulea y lo esclaviza sino que se eche el mismo la culpa.
El individuo deberá autoinculparse y buscar en sí mismo la causa de todo el desastre que viene de arriba. Esta es la razón de por la cual hoy las librerías abarrotan sus estantes de esta literatura de alcantarilla del coaching, el emprendimiento y la superación personal; además de toda la verborrea que tenemos que padecer sobre lo mismo y que se ha multiplicado exponencialmente en las redes en tiempos de pandemia. Nada de espiritualidad ni cuentos chinos, todo son cuestiones económicas y de control político de la población.
Hace poco tuve que padecer por orden de mis autoridades laborales a un personaje de estos del coaching, en realidad fue una experiencia penosa tener que escuchar a ese sujeto. Entre todas las paparruchadas que dijo con un tono azucarado y de falsa zalamería para con quienes pretendía adoctrinar, señaló algo que ya fue la tapa de la olla. Con su ampulosa voz acolchonada afirmó que lo que teníamos que hacer en nuestras vidas era convertirnos en autoridades (hasta ahí nada raro), que por ejemplo Gabriel García Márquez se volvió una autoridad en su campo no haciendo marchas ni protestas sino simplemente escribiendo y puliendo su maestría. Ahí fue cuando la intención del coaching se reveló en su verdadera naturaleza: cállate, no protestes y haz bien tu trabajo.
A este ignorante se le olvidó que nuestro nobel no murió de viejo en México lejos de su tierra y seres queridos por que quiso sino porque le hicieron amenazas, ya que de alguna u otra forma cuestionó el poder político que rige nuestro terruño y que para nadie es un secreto que es un poder psicópata, asesino y depredador.
Hablando de cuentos chinos y orientalismos en general, hay que ver con cuidado de dónde vienen gran parte de estos supuestos enfoques interioristas que son el núcleo duro de todo el coaching. Precisamente de oriente, del continente de las superpotencias emergentes China e India, donde el individuo no tiene ningún valor y donde la gran empresa asociada al ente estatal tritura como le da la gana al individuo.
Se sabe, por ejemplo, que en China las empresas están poniendo alrededor de las fábricas lonas de malla debido a la gran cantidad de trabajadores que por el estrés se arrojan desde los edificios para acabar con su vida. Y es que el control sobre el individuo en este país es una cosa tan brutal que no es gratuito que Hong Kong, que es el único lugar donde se pueden ver protestas en la nación, no quiera entrar a ser parte de la China continental, en donde no se han visto manifestaciones desde lo ocurrido Tiananmen en 1989.
Pero ese es el modelo de trabajo que quieren imponer y que quieren promocionar como la gran maravilla mediante garrote por un lado y mediante coaching por el otro. Afortunadamente, algunos psicólogos honestos han llamado la atención sobre el asunto y han recomendado a sus pacientes que en vez de estar asistiendo a sesiones de terapia, la solución para muchos problemas de los trabajadores es que se afilien a un sindicato.
Al coaching hay que desnudarle y verlo en su real dimensión: es un arma de control de masas y de alienación de la sociedad y todos tenemos que verlo con toda la sospecha y prevención del mundo. Ojalá solo fueran bobadas y paparruchadas como yo creí la primera vez tuve experiencia con estos actos circenses.