El santandereano Carlos Ramón González llega al Departamento Administrativo de la Presidencia, curtido de la guerra, la política tradicional y los negocios, nada menos que en el sistema de salud.
En la guerra fue guerrillero raso del M-19, con el nombre de guerra Mario Santander, y llegó a ser escolta y mandadero de confianza de Jaime Bateman. Alcanzó a foguearse como aguerrido líder estudiantil en la Universidad Industrial de Santander, donde se graduó de ingeniero químico,
Pero lo suyo era la política y fue firmante de la paz por el M-19 en el gobierno de Virgilio Barco, participó en la Constituyente desde la Alianza Democrática M-19 en el de Gaviria. Con mucha ambición económica ha sabido moverse en la contratación pública del sector salud y ha logrado amasar un buen dinero, al tiempo que fundó el Partido Verde que se convertiría luego en Alianza Verde.
Según La Silla Vacía, González y las empresas de su familia, todas ellas cercanas al área de salud, han tenido contratos hasta por 18 mil millones de pesos con el Gobierno a través de la empresa Dansgold, creada con su esposa, Luz Dana Leal, quien ocupa ahora un alto cargo en el Sena.
Esta compañía, según Cuentas Claras, les ha prestado plata a varios candidatos para hacer sus campañas y el más sonado de los préstamos fue a la Alianza Verde por 3.000 millones de pesos. Hace 18 años, incluso, fue condenado por falsear documentos para poder superar los topes de campaña.
Cuando fue Concejal de la Alianza Democrática M-19, fundó una ONG con desmovilizados de esa guerrilla y según La Silla Vacía para “Suscribir irregularmente contratos de vigilancia con el Instituto de Salud de Bucaramanga ISABU”.
¿En qué momento un hombre de convicciones de izquierda se convirtió en un negociante, un megacontratista? Si en la guerrilla, su mentor ideológico fue Bateman, el mítico comandante, su inspiración en la política, fue Luis Alberto Gil, mejor conocido como el Tuerto Gil.
El Tuerto Gil nació hace 63 años en San Gil, Santander. Ha sido sindicalista, político y profesor, además de miembro del M-19. A finales de 2010, cuando era Senador, el entonces procurador Alejandro Ordóñez lo inhabilitó y destituyó tras comprobar que había creado, promocionado y patrocinado grupos armados al margen de la ley. En 2019, después de que se probó que intentó sobornar a un miembro de la Justicia Especial para la Paz, paga casa por cárcel.
El nombramiento de Carlos Ramón González en el Dapre, como reemplazo de Mauricio Lizcano, más que un reconocimiento a los años de lucha en el M-19, es el agradecimiento de Petro por haberle movido las ayudas políticas dentro Partido Alianza Verde para que lo apoyaran en Primera y Segunda vuelta.
Fue el artífice de que buena parte de los políticos del Verde le dieran la espalda a Sergio Fajardo y se fueran directamente a apoyar la campaña de Colombia Humana. Su nombramiento en el Dapre, lejos de aquietar las aguas, pone aún más dudas sobre la verdadera voluntad de cambio de un gobierno que llegó al poder prometiendo precisamente, cambios, pero que nombra para manejar recursos de la Presidencia, a un personaje con una historia turbia en los negocios y la política como es Carlos Ramón González.
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