Eran los tiempos duros del conflicto en el que los paramilitares, tras la arremetida de Salvatore Mancuso al Catatumbo, mandaban en la frontera venezolana. La alianza con los narcos y la ilegalidad era el pan de cada día en Norte de Santander y su capital Cúcuta, cuando en el 2003 el conservador Luis Miguel Morelli se lanzó como candidato a la gobernación del departamento. Dos meses antes de las elecciones de octubre, no tenía ninguna posibilidad de ganar frente al favorito Tirso Velez, un intelectual quien 10 años antes había sido elegido alcalde de Tibu por la UP y ahora lideraba un movimiento de centro izquierda.
Estaba cantado que los paramilitares al mando del Iguano no lo dejarían llegar. Tal cual sucedió. En la tarde del 4 de junio del 2003 salía de la gobernación junto a su esposa cuando dos hombres del Bloque Fronteras de las Auc se bajaron de un taxi y le vaciaron el cargador de su arma.
A plomo, como se resolvían las disputas políticas en Cúcuta, le había sido despejado el camino a su rival para la gobernación Ricardo Elcure, el candidato del partido Colombia Democrática encabezado por Mario Uribe, el poderoso senador primo del presidente de Alvaro Uribe Vélez.
Elcure era el escogido por las fuerzas de la parapolitica que habían mostrado su poder desde las legislativas del 2002, elecciones en las que también fue elegido presidente Alvaro Uribe Vélez. Las reuniones eran en un restaurante de comida del Pacífico frente a la gobernación en las que en medio del sol calcinante, los lugartenientes del Iguano, alias Pacho y el Gato, cooptaban a punto de billete a los lideres barriales para apoyar los candidatos escogidos para las distintas instancias de poder local. En la primera línea estaba el nombre de Ricardo El Cure para la gobernación.
Las aguas parecían aclararse en favor de las fuerzas oscuras. El popular dirigente barrial Ramiro Suarez Corzo empezaba a surgir como el gran favorito para ser alcalde de Cucuta. Contaba con el apoyo del alcalde momento, el del partido de la U Manuel Guillermo Mora quien a la postre seria dos veces senador. Suarez, un maquinador por excelencia, tenía claro que había solo una fórmula ganadora: Luis Miguel Morelli para la gobernación. Y se las arregló para lograrlo.
Morelli, abogado del Externado con maestría en Derecho comparado de la Universidad de Nueva York, se había iniciado profesionalmente en los años 80 como abogado de Ecopetrol y la petrolera norreamericana OXY, mientras su papá, Cayetano Morelli ejercía como gobernador del departamento, nombrado por Julio Cesar Turbay, antes de la elección popular mandatarios territoriales. Sin duda un buen candidato, con historia conocida en la región.
Se necesitaban ahora los recursos para asegurar el triunfo de la dupleta Morelli-Suarez Corzo. Y la fuente estaba clara: los paramilitares de los Bloque Frontera y Catatumbo manejados por el Iguano y Salvatore Mancuso.
Suarez se valió de un personaje que se movía en el lodo político de Norte Santander: el ganadero Jensy Miranda, quien, según testimonos de exparamilitares en Justicia y paz, se encargó de cocinar el encuentro entre el Iguano y el candidato a la gobernación Luis Miguel Morelli. El lugar fue la finca Los Cámbulos, del corregimiento de Aguaclara, a una media hora de Cúcuta de propiedad del Iguano, el creador de los siniestros hornos crematorios de Juan Frio en los que fueron incineradas más de doscientas personas. Morelli llegó en una camioneta Toyota Burbuja color plateado con un buen regalo: una botella de whisky Sello Azul para amenizar la reunión que en dos horas logró su cometido: torcer el resplado de Elcure hacia Morelli.
A pesar de que incluso apareció nombrado en los siguientes términos en la sentencia del 31 de octubre del 2014 contra Salvatore Mancuso y Jorge Iván Laverde, el Iguano: “El candidato Miguel Morelli quien resultó electo en el año 2003 también fue apoyado por las Autodefensas. En la Gabarra y Tibú”, siempre ha podido escapar a cualquier judicialización por parapolítica. En cambio, Jensy Miranda quien fungía de empresario y sirvió de puente para la alianza non-sancta, fue detenido el 16 de abril del 2009 en su casa del barrio residencial Bellavista en Cucuta, acusado de tráfico de drogas con Europa a través de inusual ruta del Norte de África. El encargado de desenmascararlo sería el nada menos que el juez español Baltazar Garzón.
Tal como se esperaba Morelli derrotó a Elcure más que duplicándolo en la votación. Logró 190 mil votos que despertaron la rabia de su rival quien no dudo en gritar a los cuatro vientos que el candidato conservador había recibido ayuda económica y de cooptación de votos por parte de los paramilitares del Bloque Frontera. Denuncias que no transcendieron el escenario local, incluso por provenir de alguien como Elcure quien siguió en la arena política y aspiró al congreso en las elecciones de 2007, sin alcanzar la curul. La suerte lo acompañó y pudo reemplazar a su jefe político Mario Uribe cuando éste perdió la investidura en el 2008, por su vinculación con la parapolítica.
Con el final de la gobernación en el 2007, todo parecía indicar que Morelli dejaría a un lado la política. Regresó al sector petrolero donde había hecho sus contactos como abogado y prestó servicios profesionales en Solana Resources, Alange Energy y Azabache Energy, como asesor jurídico y en algunos casos como miembro de junta directiva.
Sin embargo mantuvo sus puentes con el uribismo y no dudó en respondarse al llamado del entones senador Alvaro Uribe y alistarse para el combate al lado del candidato Óscar Iván Zuluaga, en el propósito de retomar el poder en la campaña del 2014 en la que Santos terminó reelegido presidente. Morelli fue el director de la campaña del candidato del Centro Democrático en Norte de Santander y el encargado de conformar las listas en las que el no se incluyó y prefirió navegar en el sector privado pero sin perder su compromiso con la causa del Uribismo. Reapareció para apoyar la campaña de Iván Duqe en su región, una apuesta que le resultó ganadora.
Fue por ello que pudo entrar por la puerta grande a ocupar uno de los puestos más apetecidos del gobierno: la Agencia Nacional de Hidrocarburos, la poderosa reguladora del sector. El nombramiento llegó por la via presidencial porque la Ministra Maria Fernanda Suárez, por inhabilidad, dada su rol dentro del equipo ejecutivo de Ecopetrol.
Pero fue la ministra Suarez, una de la más prestigiosas y cercanas al Presidente Duque la encargada de prender las alarmas sobre presuntas irregularidades en la Agencia. Nunca confió plenamente en Ramelli y los hechos le dieron la razón.
La denuncia fue tan grave y tan bien valorada por la Ministra Suárez que logró que la insubsistencia de Morelli la firmara no solo ella sino el propio presidente Duque, quien se le jugó por él en uno de los cargos claves del Estado. Esta es la denuncia: