Ha entrado en acción el señor Elliot Abrams, a quien Donald Trump rescató del más absoluto ostracismo. Lo sacaron de la madriguera donde se refugiaba y lo han designado como director-encargado del golpe de Estado contra Nicolás Maduro.
Durante su gestión como Subsecretario de Estado fue un importante apoyo a las dictaduras militares de la época, en Honduras, Guatemala, Chile, Argentina, Paraguay, entre otras, que como se conoce se cometieron los más atroces crímenes en nuestra región, todas con el amparo de Estados Unidos, donde Abrams era su principal escudero.
En el gobierno de George W. Busch fue asesor de seguridad durante las guerras desarrolladas por Estados Unidos en Afganistán e Irak, intervención militar que causó miles de muertos en ambos países y que aún padecen del horror de estas ilegales acciones militares del imperialismo yanqui, cuyo objetivo, como en el caso ahora de Venezuela, fue apoderarse del petróleo y de las riquezas de ambos países.
Experto en operaciones encubiertas y alto funcionario del gobierno del Republicano Ronald Reagan, fue uno de los ideólogos del Documento de Santa Fe I y II y participó con el coronel Oliver North, Roger Noriega, Jhon Negroponte y Jhon Bolton, en acciones directas y encubiertas con la CIA y la DEA en la operación Irán-Contra, operación dirigida para derrocar al gobierno Sandinista en los primeros años de la década del 80. Este equipo, al frente del cual tuvo al coronel North, habría negociado con el Jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, la compra de varias toneladas de cocaína, que sirvió para financiar la contrarrevolución nicaragüense y reclutar y formar un verdadero ejército de mercenarios que operaban desde Honduras y Costa Rica, entrenados en territorio hondureño por el grupo 60, del Batallón 601 de inteligencia argentino, comandado por el coronel Santiago Villegas, cuyo verdadero nombre era José Hoyas y el Teniente Coronel Oswaldo Ribeiro (alias Balita), todos ellos represores durante la dictadura militar argentina.
Mientras que la droga era trasladada desde Colombia a la finca de un ciudadano estadounidense en Guanacaste, Costa Rica, por pilotos mercenarios, incluyendo algunos de origen cubano radicados en Miami, que, a su vez, la transportaban a la base de Ilopango en El Salvador recibida por los agentes CIA de origen cubano, Félix Rodríguez Mendigutia en El Salvador y Luis Posada Carriles en la base de Palmerola, Honduras.
La droga, luego de llegar a ese destino, era reembarcada desde ambas bases centroamericanas en aviones C-130 de la Fuerza Aérea gringa a sus instalaciones en California, información recogida y manejada por la Comisión Kerry, del Congreso de los Estados Unidos, que interrogó a Elliot Abrams, cargos de los cuales se declaró culpable, pero ningún castigo recibió.
En esa época Jhon Negroponte era embajador en Honduras, Norh era asesor de Seguridad Nacional del presidente Reagan y Abrams subsecretario de Estado. El manejo político diplomático y operativo de la conspiración contra sectores democráticos, revolucionarios y progresistas centroamericanos, fue brutal, pero especialmente contra Nicaragua, en esa época esa tarea estaba a cargo de Elliot Abrams, el mismo que hoy junto a Jhon Bolton se encuentran dirigiendo la operación política, diplomática y militar contra Venezuela.
(*) Información suministrada por el periodista Tony López