Año tras año me he contenido, he callado pensando que tal vez las cosas cambiarían, pero no es así, cada año es peor. El Parque Nariño en Villa de Leyva, el único parque verde de la población, morada de varias especies de aves, ubicado en el centro histórico es visitado por cientos de turistas cada mes. Es aquí donde la gente trae a su perro a pasear, los niños corren y juegan, los novios se besan y algunos vienen a fotografiar aves. Este parque, que tiene un potencial enorme, es víctima cada año de la administración local que dispone de un pequeño presupuesto y de unas figuras esperpénticas para “decorarlo” en Navidad. Este, mis amigos, es el parque más menospreciado de Villa de Leyva, donde se resume el “deje así” que tristemente nos caracteriza.
Hoy evidenciamos cómo el parque se ha llenado de cables que van de un lado al otro sin considerar la seguridad de sus frecuentes visitantes, cuelgan de palma en palma, se arrastran por los secos prados y envuelven troncos y ramas. Sus ágiles y diligentes instaladores han dejado a su paso pedazos de plástico y madera astillada que ahora, supongo, hacen parte del decorado.
Dentro del documento Política para la Gestión, Protección y Salvaguardia del Patrimonio Cultural, dice que "La creación del SNPC obedece a la necesidad de articular todo lo relativo al patrimonio cultural de la Nación de una manera coherente y orientada, dándole prioridad al interés general sobre los intereses particulares, y evitando así que las decisiones trascendentales en este campo sean tomadas sin que se consulte a las comunidades y colectividades portadoras, creadoras o vinculadas con los bienes y manifestaciones que constituyen el patrimonio cultural."
¿Es acaso esto un reflejo de nuestra cultura? Porque para mí es inadmisible que un pueblo que hace parte de la Red de Pueblos Patrimonio de Colombia se presente de esta manera.
Admito que estas esculturas de alambre envueltas en manguera iluminada con formas de flores, frailejones, renos y regalos gigantes pueden ser apreciadas de diferentes maneras, su reciclaje es válido. Pero debe existir alguna norma que exija que el cableado eléctrico cumpla unas condiciones mínimas de seguridad.
Exijo a la Alcaldía de Villa de Leyva la inmediata reubicación de cables y aplicación de normas mínimas de seguridad, limpieza y mantenimiento, ya que el hecho de que estos decorados no reflejen nuestro patrimonio cultural parece entrar en el plano de la subjetividad.
