Con un grito que se oyó entre la multitud, el profesor universitario y arquitecto, Orlando Manjarres de la Universidad del Atlántico, trató de sobrepasar la bullaranga de pitos y aplausos con la que los asistentes celebraban la inauguración del Parque Bicentenario de Barranquilla el pasado sábado 11 de febrero de 2016. "¡Ciudadanos cómo se dejan engañar por una obra que no es ni la mitad de lo que prometieran cinco años atrás y que costó más de $13.000 millones".
Pocos de los presentes le hicieron eco a las palabras altisonantes. Habian llegado en buses y otros por su cuenta como parte de la comitiva del alcalde Alex Char, invitados a celebrar la inauguración.
El Parque Bicentenario, (por el Bicentenario de Barranquilla) era una obra prometida desde el año 2014 cuando en la Alcaldía de Elsa María Noguera, se sembró un árbol de Macondo, en homenaje al Nobel García Márquez. Entonces la alcaldesa aseveró que éste sería uno los parques más “grandes del mundo” que con una extensión de 24 hectáreas. Su impacto según la alcaldesa, hoy ministra del Medioambiente, tendría un alto impacto social en los populosos barrios de La Paz, La Manga, Ciudad Modesto, Sourdis, Siete de Agosto y Los Rosales de la Localidad Suroccidental, una de las más deprimidas y vulnerables de la Arenosa.
El profesor Manjarres es drástico en sus crítica del ambicioso proyecto financiado con recursos de un impopular impuesto da valorización del 2012. Para comenzar el compromiso era intervenir un área de 32.000 metros cuadrados y solo se construyeron 9.000 metros cuadrados. Con una duración inicial de 8 meses a partir del 2014. Al día de la inauguración, el 11 de febrero de 2017, habían pasado más de dos años y al presupuesto inicial de $10.000 millones se había adicionado en $3.000 millones más.
El profesor no se detiene en las críticas: “si comparamos el vídeo de youtube del 2014, con el parque que nos mostraron el día de la inauguración, es claro que del dicho al hecho hay mucho trecho. De lo dicho solo se hizo la zona del parque infantil, con los mismos aparatos de otros parques, en la misma cantidad y materiales, no compatibles con la densa población relativa que tiene el sector.
En cuanto a otras obras internas que iban a quedar concentradas en el Parque, no aparecen en lo construido realmente: ni puentes, ni locales comerciales, Plaza de comidas con mesas, Coliseo y Centro de Conciliación.
El Centro Interactivo, para solo ocuparnos de éste, que iba a dinamizar la cultura, el conocimiento de la ciencia y las expresiones culturales del sector, como que se proyectaba con cuatro salas de experiencias interactivas, un acuario, un vivario, una plaza abierta interactiva, una sala infantil, cuatro aulas taller, un auditorio de cine digital (domo) y un parque biblioteca, mejor dicho iba a ser semejante al parque Explora de Medellín, solo que ninguna de estas obras se hicieron y que el de Medellín tiene una extensión de 22 mil metros cuadrados.
Los contratistas que construyeron el parque formaron la Unión Temporal. Son Yusif Habib Mustafá representante legal y Armando Certaín, quienes desde agosto del 2016 están en la mira de la Fiscalía y Contraloría del Distrito de Riohacha. Curiosamente según la Revista Semana del 15 de agosto de 2014, Yusif Habib Mustafa es también representante legal de la firma Certhab Construcciones S.A.S. que también está sub judice por el incumplimiento de las condiciones del acueducto del Corregimiento de Camarones. En el mismo proceso en que se investiga al exalcalde de Riohacha, Rafael Ricardo Ceballos Sierra, por “celebración indebida de contrato”.
Es decir, ya el 19 de noviembre de 2014, cuando se sembró el emblemático árbol de Macondo, hacía un mes que habían sido iniciadas las investigaciones contra estos señores en la Guajira. Ni el alcalde ni los contratistas cumplieron con los barranquilleros que siguen teniendo un déficit de espacio público.
*Versión ajustada del artículo original de Leila Delgado Almanza enviado a la Nota Ciudadana - Las2orillas.co
