El paro no para, ¿pero sí avanza?

El paro no para, ¿pero sí avanza?

En un momento así merece la pena evaluar lo logrado, lo que se puede conseguir, la coyuntura actual y la prospectiva

Por: Asier Tapia Gutiérrez
junio 24, 2021
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El paro no para, ¿pero sí avanza?
Foto: Las2orillas / Leonel Cordero

El comité del paro decidió comenzar el 28 de abril del presente año un paro nacional como respuesta a las políticas extractivas del gobierno colombiano, que en esas fechas se habían puesto de manifiesto, sin alevosía y a plena luz del día, mediante la reforma tributaria. La convocatoria masiva, exitosa y continuada de manifestación de desagravio estructural no determina que ese comité fuera poco más que una chispa que prendiera una estufa con múltiples focos emisores de gas sin posibilidad de un cierre centralizado; asunto este que dificulta sobremanera alcanzar un final al mismo.

Ad portas de que se cumplan casi tres meses de paro, con algunos logros de apariencia exitosa por parte de los marchantes, el comité del paro determinó finalizar el paro permanente y evaluar nuevas estrategias de exigencia y movilización. Decisión que no ha contado con la aquiescencia de numerosos grupos sociales que de forma totalmente autónoma prosiguen mostrando a través de diversos métodos y espacios un espíritu de malestar generalizado ante la situación social del país y la nula perspectiva de cambio de este.

Ante esa situación merece la pena evaluar lo logrado, lo que se puede conseguir, la coyuntura actual y la prospectiva. En lo que respecta a los éxitos de las movilizaciones resulta manido repetir la paralización de la referida reforma tributaria, así como la reforma de la salud o la dimisión de varios miembros del gobierno, entre ellos el encargado de elaborar la reforma tributaria. La característica común a los logros es su naturaleza defensiva y de carácter negativo, esto es, haber logrado que no se llevaran a cabo políticas profundamente lesivas socialmente. Si se conversa y reflexiona con los participantes de las movilizaciones y se interpreta o participa del espíritu de la misma, los objetivos eran y continúan siendo eminentemente constructivos, manifestándose una distancia considerable entre lo logrado y las expectativas.

El paso del tiempo hace mella, sin embargo, en el estado de ánimo de muchos de aquellos manifestantes que no han proseguido marchando, pero siguen apoyando el paro acorde a las encuestas realizadas (75% según Semana). La continuidad o abandono de las movilizaciones es posible que tenga un componente importante de clase y con ello de condiciones sociales en riesgo de perder o no con la continuidad de las movilizaciones. En ello incide también la confianza en el sistema político y la expectativa de un verdadero cambio a raíz de las próximas elecciones presidenciales o la desconfianza absoluta en el sistema y la carencia de expectativa política alguna. Este aspecto se suma con otro de los éxitos indiscutidos de este proceso de movilización como es la apropiación de responsabilidad política de buena parte de la sociedad, un asunto pavoroso para los poderes establecidos dada su previsible vocación de continuidad, que, sin embargo, puede jugar en desmedro de estrategias electoralistas de cambio en las próximas elecciones. Conjurados en la resistencia y tomando en cuenta la tremenda diversidad del país resulta osado afirmar cuáles son las motivaciones que les hacen continuar en esa posición de dramático heroísmo, sin conexión ni confianza en el comité del paro y con apenas negociaciones establecidas con algunas alcaldías que no pueden ejecutar cambios estructurales en las políticas estatales, mientras el gobierno las boicotea con los instrumentos del Estado.

De la actuación de un gobierno abandonado por un uribismo que solo piensa en no perder el poder en la próxima cita electoral, la única expectativa que se puede tener es la violencia y el engaño. Esta es la perspectiva de muchos manifestantes, que, lejos de atender a la solicitud del comité de paro, continúan resistiendo ferozmente en diversos puntos de las principales ciudades del país, con la desatención de unos medios que intentan con ello aplacar el estado de efervescencia social reivindicadora existente meses atrás, así como la desazón y críticas nacionales e internacionales ante la actuación de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.

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