Cada vez que sucede un acontecimiento importante en el país o el mundo se espera que este sea abordado en las aulas, y así jóvenes y niños se acerquen a esa realidad para la que se supone se les está preparando, pues es en ella en la que van a desarrollar y hacer válida su actividad como ciudadanos. Esta función socializadora, que busca leer una situación para analizarla y proponer posibles soluciones, se realiza con los otros, familia, compañeros y docentes.
En la situación actual del país es clave que se trabajen el contexto en el aula las razones, los errores y, por qué no, hasta las posibles soluciones; para ello no se debe relegar esto a un solo profesor (normalmente el de ciencias sociales) pues, como se ha mencionado anteriormente, se deben abordar diferentes puntos de vista y escuchar el de ellos mismo teniendo como meta algo que se había dejado atrás durante siglos en nuestro país y que ha causado tanta violencia: respetar la diferencia del otro.
Justamente por ello que se tome una postura de “neutralidad” o silencio frente a la crisis de Colombia le quita el sentido cultural, social, emocional y ciudadano a la enseñanza y a la escuela en general pues no solo no se ve una realidad de los niños y jóvenes, sino que se demuestra una indiferencia por el otro. También es clave que en estos momentos no se censure el pensamiento de ninguno de los participantes: estudiantes, profesores, padres de familia y directivas, pues en la multiplicidad de pensamientos se construye, eso sí con respeto por cada uno de los puntos de vista y aceptando la crítica argumentativa.