Stephany Morris tenía doce años cuando su papá llegó a la alcaldía de Sincelejo en 1990. Fue su estreno en los privilegios del poder. A su casa en Sincelejo llegaban los gamonales políticos empezando por su mentor el exsenador de Sucre, Álvaro El Gordo García, condenado a por parapolítica y homicidio a 40 años de cárcel. Creció oyendo hablar de votos, alianzas, contratos, compincherías y traiciones. Veinte años después se casó con uno de los mismos, pero de Córdoba: Bernardo Elías.
Araceli Olivares Martínez, la mamá de Stephany, no era ajena al tejemaneje de la política. Intervenía en el eslogan de campaña, movía afiches con la imagen Erick Morris y apuntaba nombres. La familia completa se vinculaba a la tarea como toda una empresa electoral. Así fue en las elecciones a la gobernación el 26 de octubre de 1997 cuando lo que parecía ser un gran triunfo se convirtió en un escándalo nacional que marcó la caída suya y de su gran jefe político. Para asegurar su triunfo recurrieron a frontalmente al fraude con trasteo de votos y manipulación de las actas electorales. La maestra del municipio de San Onofre, Georgina Narváez, como testigo de votación se percató de la maniobra en 1997. Vio que las actas con resultados amañados venían firmadas desde Sincelejo y con un valor inusitado en ese departamento. Hizo una denuncia pública en los medios locales. La Fiscalía la llamó a rendir su testimonio. El día de la cita en Sincelejo era el 23 de noviembre. Un sicario no la dejó amanecer.
En su momento el escándalo no los tocó y lograron que lo sucediera otro parapolítico: Salvador Arana, condenado también a 40 años de cárcel, también por homicidio. Pero algo más. Para copar toda la escena política con miembros de la familia Araceli, la esposa de Morris, fue elegida diputada de la Asamblea y Álvaro García repitió senado dos años después.
Stephany siguió con su vida. Terminó bachillerato, parecía invencible. El entorno de Sucre se volvía cada día más siniestro con el avance del Bloque Héroes de Los Montes de María al mando de Diego Vecino y del temible Rodrigo Antonio Mercado Pelufo alias Cadena, quienes empezaban a mandar a sangre y fuego. Los políticos del círculo de los García Romero, incluidos los dos gobernadores, no dudaron en aliarse para mantener su control electoral. Los asesinatos en el departamento entre 1997 y 2003 llegaron a una cifra impensable: 3,000.
En las elecciones de 2006 Morris dio el salto a la política nacional como fórmula de Álvaro García, respaldados por la recién nacido movimiento Colombia Democrático, una estructura política que terminó cobijando a buena parte de quienes terminaron condenados por parapolítica en distintas regiones del país. Apenas estrenaba su curul cuando a finales del 2007 estalló el escándalo de la parapolítica que terminó mandando a la dupleta García- Morris a la cárcel.
El computador del paramilitar alias Don Antonio puso al descubierto las alianzas delincuenciales que pasaron no solo por lo electoral sino por compromisos con asesinatos. García fue vinculado con la masacre de Macayepo y con el asesinato de la testigo electoral Georgina Álvarez. Esto le significó 40 años de cárcel, mientras la condena de Morris fue de seis años de cárcel que terminaron reducidos a un año y medio y una multa de $ 862 millones. Buena parte de la pena la pago en su casa del barrio Venecia de Sincelejo donde muchos de sus vecinos estaban en similares condiciones.
En su efímero paso por la Cámara de Representantes compartió congreso con quien sería cinco años después su yerno: Bernardo Elías. El Bloque costeño en el congreso logró un peso importante para la gobernabilidad de Álvaro Uribe, a quien apoyaron sin restricciones para que lograra la presidencia.
En febrero del 2011 Eric, ya en libertad tras pagar su condena, apareció como un orgulloso padre al lado de los recién casados Stepahny y el senador Bernardo Elías en una elegante recepción en el club de Sahagún. El mal rato parecía haber pasado.
Eric Morris aplicó toda su experiencia para ayudar a darle forma a la Ñoñomanía en Córdoba. Las movidas en Sucre habían quedado atrás y ahora resucitaba como un nuevo cacique al lado de su yerno. En el 2014 el poder del suegro, instalado largos días en la casa de Bernardo Elías en Sahagún se sintió: la Ñoñomania fue el fenómeno electoral de las elecciones del 2014 y sus contratos y riqueza se multiplicaron. Un poder que demostró con creces en la selección del heredero de la Ñoñomanía.
Cuando todos creían que José, el hermano menor del Ñoño, era el escogido, apareció la voz de mando del suegro. Este domingo 12 de noviembre, de manera sorpresiva, Nydia Carmiña Elías Vidal anunció desde su cuenta de Facebook que su hermano había designado desde la cárcel de La Picota a Stephany para defender su curul en el Senado en las elecciones del próximo año. Una decisión que cayó como un vaso de agua fría en su tierra donde sus electores no están seguros de querer votar por alguien oriundo de Sucre y de dejarle un curul del senado a alguien ajeno al gran Sahagún.