La llegada de Rafael García Herreros a la vida de Escobar fue así: El programa diario del padre llamado El minuto de Dios, que solía ser soso y monótono tuvo un súbito cambio de tono en abril de 1991 que fue desconcertante para sus oyentes: “Les pido a las personas que están ejerciendo violencia contra los familiares de Pablo Escobar que cesen esa actitud ya que estamos buscando con él un acercamiento para el bien del país.
Luego siguió la frase que se hizo famosa: ¡Oh! mar, estoy aquí en Coveñas, a tu orilla, estoy viendo tus olas, estoy escuchando tus rumores. Tú eres el testigo de toda nuestra historia. ¡Oh! mar, ¡Oh! Inmenso mar, ¡oh! solitario mar que lo sabes todo. Quiero preguntarte unas cosas, contéstame.
Tú que guardas los secretos, quisiera hacer un gran instituto de rehabilitación de sicarios en Medellín. Quisiera hablar con Pablo Escobar, a la orilla del mar, aquí mismo, sentados los dos en esta playa. Me han dicho que quiere entregarse. Me han dicho que quiere hablar conmigo, ¡Oh! mar, ¡Oh! mar de Coveñas… ¿Qué debo hacer? Me dicen que él está cansado de su vida y con su bregar, y no puedo contárselo a nadie, mi secreto.
Ellos me dicen que aceptarían hablar conmigo, ellos me dicen que quieren caminar libremente por los caminos, ellos me dicen que quieren dedicar sus dineros al servicio de Colombia, ellos me piden que los reciba y que haga muchas obras para reparar el mal que han hecho. Dime, ¡oh! mar, ¿podré hacerlo, deberé hacerlo? ¿Me rechazarán si lo hago? Si lo hago ¿se formará una balacera cuando yo vaya con ellos, caeré con ellos en esta aventura?
No sé qué hacer, ¡oh! mar, de Coveñas: Estoy desesperado. ¿Qué debo hacer?, ¿Guardar este secreto? Dios mío, en tus manos colocamos este día que ya pasó y la noche que llega...”. Con los periodistas liderados por Diana Turbay y Pacho Santos, la gerente de FOCINE, Maruja Pachón de Villamizar y otros notables secuestrados por el Cartel de Medellín, este parecía ser el elemento que faltaba como catalizador para buscar su liberación que lucía muy enredada.
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Existen varias versiones de por qué esta intermediación: que el propio padre García Herreros impresionado por las medidas de seguridad durante el último Banquete del Millón al que había asistido en Medellín el 3 de diciembre de 1990, había decidido a motu proprio hablar con Escobar, pidiéndole a Mónica Castrillón, la encargada de la obra en Antioquia que le llevara un mensaje directo al abogado Guido Parra, para que le sirviera de intermediario con el capo.
Otra versión dice que el 16 de marzo de 1991, cuando recibía una donación de una finca para enfermos de SIDA, fue invitado por los hermanos Raúl y Jorge Iván Botero, a un paseo a las playas de Coveñas para descansar; allí fue donde supuestamente recibió “un mensaje de allá arriba” que le motivó su labor; también pudo influir que Gloria Pachón de Galán, que lo conocía de antes, le pidiera el favor de interceder por los secuestrados, incluyendo a su hermana.
El sacerdote recibió estas solicitudes “como un flechazo en el corazón. Se puso lívido… y desde entonces no tuvo un minuto de sosiego. Apenas si dormía, se levantaba en la mitad de las comidas, hacía largas caminatas por la playa (en Coveñas donde fue llevado a descansar por amigos) a cualquier hora del día o de la noche: “Oh mar de Coveñas”, gritaba contra el fragor de las olas ¿Podré hacerlo?, ¿Deberé hacerlo?
Luego de esto pasaron varias cosas: El padre sintió que debía consultar al presidente Gaviria y lo abordó en la Feria del Libro de Bogotá, preguntándole que opinaba de su intermediación con Escobar, el presidente solo tuvo un gesto de extrañeza que el interpretó como positivo.
Pero el padre era justamente el engranaje que esperaba Alberto Villamizar, esposo de Maruja y luego de oírlo en su programa, lo contactó en el barrio El Minuto de Dios, para convencerlo de viajar a Medellín a trabajar por la causa de los secuestrados; muy rápido fue trasladado donde los hermanos Ochoa que parecían la vía más expedita al capo y en la cárcel de Itagüí le dictó una carta a María Lía, esposa de Jorge Luis dirigida a Escobar: Te deseo que estés bien.
El objetivo de esta carta es pedirte que busquemos juntos el camino de pacificar a Colombia. Quiero decirte que estoy dispuesto a ayudarte para llegar a este fin. Igualmente quiero servirte de garante para que te respeten toso tus derechos y los de tu familia y amigos. Te ruego tengas una actitud de perdón, aunque estés muy lastimado.
Te ruego que aproveches mi buena voluntad, pero no me pidas cosas que el Gobierno por más buena voluntad que tenga no puede conceder. Si crees que podemos encontrarnos en alguna parte, dímelo. Recibe mis saludos cariñosos. Firmado: Rafael García Herreros.
Escobar, al saberlo, vio también una oportunidad de aprovechar a una figura pública y muy emblemática trabajando por su causa, por lo que para animar un poco el proceso le envió una carta de respuesta de su puño y letra: "Padre yo confío en usted… Le envió un saludo muy especial. Aprovecho para agradecerle inmensamente su mensaje de paz. Yo también estoy dispuesto a ayudar y a sacrificarme por el bien de mi familia y de mi pueblo.
Que el presidente sepa que la paz con nosotros es mucho más fácil que lo que la gente cree; no estamos pidiendo nada que viole la constitución o que atente contra la ley. Yo no estoy pidiendo el indulto para mí; tampoco sanción penal, solo disciplinaria contra los policías que azotan las comunas de Medellín … estoy dispuesto a confesar algún delito porque estoy seguro de que ningún juez colombiano o extranjero tiene pruebas suficientes para condenarme, pero espero también que mis adversarios sean sometidos al mismo régimen". Firmado: Pablo Escobar Gaviria.
Con más confianza le envió a Escobar otra carta coloquial en estos términos: “Yo te pido y creo que no es demasiado pedirte, que si los tienes cautivos me sueltes a una parienta mía, Maruja Pachón, cuyo esposo es muy familiar conmigo el doctor Alberto Villamizar. Soltámela. Me decís dónde debo recibirla con su esposo. Lo mismo que a Francisco Santos, porque tendríamos totalmente de nuestra parte a El Tiempo..." Igualmente les informó a los medios que él también había recibido una carta respuesta de Escobar que no fue divulgada; el contenido fue lacónico: “Padre, estoy decidió a conversar con usted en forma personal. Por intermedio de la familia Ochoa le enviaré instrucciones para la cita. De antemano le pido disculpas por las incomodidades que pueda haber en esa cita”; extrañamente la firmó con el seudónimo de Gabriel.
Cuando el Tele padre volvió a Medellín, Escobar pidió que lo llevaran a La Loma, la finca de don Fabio Ochoa Restrepo y que esperaran allí “tres días o tres meses” hasta que el revisara cada paso de la operación; sin embargo al día siguiente, el padre fue conducido sin acompañantes al primer encuentro cara a cara con Escobar en algún lugar cerca de Sabaneta; García Herreros fue aleccionado por Villamizar para no usar ciertas palabras o acusarlo de ciertas cosas, por ejemplo de los secuestros que él nunca admitía por razones legales; viajó vendado, con boina y bufanda; luego de varios cambios de vehículo, se encontró con Escobar frente a frente.
Lo primero que le dijo el padre al bajarse fue: “Hombre esta vaina tenemos que acabarla, no podemos seguir en Colombia con esta agonía”; Escobar le respondió: “Yo soy el primero que quiere la paz”; le ofrecieron comida y él se rehusó: “No vine a comer sino a que me soltés a los secuestrados”.
Luego Escobar le dijo entre otras cosas que se sometía a la justicia para colaborar con la paz de Colombia, que no aceptaba confinarse en la misma prisión con los hermanos Ochoa y que no había podido cambiar la orden añeja de asesinar a Enrique Low Mutra; eludió eso sí como se esperaba el tema de Maruja y Francisco Santos, con comentarios que pudieran comprometerlo como responsable.
Supuestamente el padre le hizo escribir sus propuestas principales y tachar las que eran imposibles de cumplir como por ejemplo su insistencia obsesiva por destruir a los policías a los que acusaba de atentar contra los jóvenes de las comunas en Medellín y concentrarse en pedir un sitio de reclusión seguro; esa fue una jugada inteligente puesto que lo escrito era una propuesta lógica y ejecutable.
Al final todos los presentes, guardaespaldas y camaradas le pidieron una bendición, incluso Escobar que solicitó una especial para una medallita que llevaba al cuello; el padre se las dio no sin antes increparlos para que volvieran a la vida normal y se entregaran cuanto antes a las autoridades.
En Medellín, el padre García Herreros, comentó al volver a La Loma: “En verdad este es un asunto jodido, pero lo arrodille a todos”; al día siguiente visitó lo que sería la cárcel La Catedral para supuestamente bendecirla y al regresar a Bogotá le envió una carta a Hernando Santos el director de El Tiempo, dejando consignadas sus impresiones del reciente encuentro con Escobar y su gente en Medellín: “Fui a Antioquia a tratar un tema delicado, él de la paz con los Extraditables, con Pablo Escobar y sus compañeros que son muchos.
Los vi. Conversé con ellos largo tiempo. Están absolutamente dispuestos a dar la paz a Colombia. No es cierto que muchas cosas que se les atribuyen sean de su autoría. Por cierto, que en nuestra larga conversación hablaron muy bien del presidente Gaviria. Tienen fe absoluta en él... Yo creía que los iba a encontrar en una cueva inhóspita. ¡No hay tal! Los encontré en una magnifica casa súper limpia y súper elegante...”. Además el padre dio una ronda de declaraciones en todos los noticieros del país sobre su cita en Medellín, diciendo que “él podía ser un gran constructor de la paz” y que “Escobar era un hombre bueno”.
Para mayo, apareció entonces un nuevo comunicado de Los Extraditables diciendo que le iban a devolver la libertad a Francisco Santos y Maruja Pachón; también decía: “Que esta determinación la hemos tomado como una respuesta a la encarecida solicitud del sacerdote Rafael García Herreros y otros compatriotas… El presidente Gaviria se apresuró entonces a recibir a García Herreros en el Palacio de Nariño anticipando el éxito de sus gestiones, pero con mucho miedo de que apareciera una condición sorpresiva de Escobar.
El padre llegó con las hojas de cuaderno garrapateadas por el propio Escobar, donde pidió para su entrega y para “interceder por los secuestrados” dos cosas: Que el sitio de reclusión no fuera la cárcel de Itagüí y un plan de entrega que fuera totalmente seguro. ¿Y qué hacemos para que se sienta seguro con las condiciones de entrega?, preguntó el padre. Que lo diseñe el mismo entonces, respondió Gaviria. El 20 de mayo Escobar efectivamente liberó a los secuestrados faltantes incluyendo por supuesto a Maruja Pachón de Villamizar.
Mientras esperaban la entrega, el padre García Herreros leyó luego otra carta al aire en El minuto de Dios, que era como una disculpa-suplica para que el gran señor se ablandara un poco: Muy estimado Pablo: Te quiero decir que he sufrido con el pensamiento de que te vayan a meter a una mazmorra por años. Pero el presidente me dijo que te tratarían bien. Él es un hombre de palabra y cumple siempre. Su esposa me aseguró lo mismo. Yo quiero aprovechar tu regreso y tu estancia en la Universidad de la Paz para pedir que se nos devuelvan unos cuantos extraditables de EE. UU.
Encomiéndate a la Santa Cruz, como lo hace tu hijita. Aquí me dicen que estoy parcializado a favor tuyo; no te he recibido ni te recibiré ni un peso, ni un dólar.
Es posible que gastemos un poco de dinero en cambiar cárceles por institutos de cultura. ¿Te gusta la idea? Cuando vaya, mándame el mismo conductor, el muchacho estudiado en Canadá. Bueno Pablo, aquí me dicen que yo he metido confusión y que la gente no sabe si cuando hablo de Pablo, me refiero a San Pablo o a ti.
Aquí llaman a preguntar por la Novena de San Pablo Escobar. La gente es fregadísima. Me gustaría traerte al Minuto de Dios, pero se volvería un gran bochinche... además en un lenguaje cifrado le decía que fueran a un encuentro en el “punto del potro y la yegua y que se entregara, que no lo fuera a dejar metido”.
Todo iba bien con el proceso de entrega hasta el 7 de junio de 1991, cuando se emitió un sorprendente episodio de El Minuto de Dios, en que el padre García Herreros dio un mensaje confuso que casi arruinó todo: “Hoy no hablemos de él (¿Pablo Escobar?); hablemos de ti ¿Por qué te alejaste de Dios? ¿Por qué te alejaste de la iglesia? ¿Por qué no has vuelto a misa? ¿Por qué no has vuelto a rezar? ¿Por qué no has vuelto a leer la palabra divina?
¿Por qué cambiaste los buenos libros que antes leías por los libros pornográficos, por los libros ateos? ¿Por qué te mantienes lejos de tu hogar? ¿Por qué abandonaste tus hijos? ¿Por qué te alejaste de la santidad de la vida? ¿Qué te ha pasado? ¿Quién te alejo? ¿Cuál fue el motivo de separación de la iglesia y de Dios? ¿Por qué abandonaste la iglesia católica? ¿Por qué abandonaste tu hogar?, ¿Por qué abandonaste a tus hijos cuando más lo necesitaban? Hoy preguntémonos por ti. ¿Qué pasó? ¿Te escandalizaste de la iglesia? ¿Te escandalizaste de los curas? ¿Te escandalizaste del monseñor? ¿Te escandalicé yo?
¿Qué te ha pasado? ¿Por qué entraste en el montón de católicos, sin religión, sin fervor de cristiano? ¿Por qué solamente quieres hacer dinero a costa de cualquier cosa? ¿Por qué ya no te preocupas por ir al cielo algún día, sino solamente de estar cómodo en la tierra? ¿Qué te ha pasado? ¿Por qué estás haciendo negocios ilícitos? ¿Por qué ya no volviste hacer devoto de la virgen? ¿Por qué te pasas todos los domingos sin ir a misa? ¿Por qué no te preocupas del pecado que se está apoderando de ti? ¿Por qué no te preocupas por la santidad a la cual estás llamado y a educar a tus hijos, a la virtud?
¿Por qué no te preocupas por enseñarles a tus hijos la más absoluta honradez? ¿Por qué te has vuelto violento, intolerante, sin amor, sin alegría? Hoy quiero que te hagas muchas preguntas sobre ti mismo, que no me preguntes nada de él, ni cuándo, ni cómo, ni dónde” ... Nunca se supo si era una fuga de ideas del padre agobiado, si Dios se lo susurró, como dijo en algún momento o si algo lo había enfurecido; en todo caso Escobar estaba muy preocupado por semejante descalificación en la moral de sus tropas venida de alguien que tanto respetaban o peor, que el padre le estuviera enviando un mensaje en clave para que no se entregara.
Escobar llamó a Villamizar, diciéndole que el asunto estaba muy raro, que parecía haber algo cifrado y que estaba a punto de cancelar todo el proceso. Con premura llamaron al padre quien se deshizo en explicaciones por todos los medios; manifestó que el regaño no era para Escobar en especial sino para moralizar un poco a todos los telespectadores. Al final se inventaron la disculpa de que faltó un trozo inicial que ayudaba a aclarar el asunto y que supuestamente por razones misteriosas no se emitió: "Pablo, entrégate lo más pronto posible, te tengo un puesto en la Universidad de la Paz y yo te defiendo.
El ministro de justicia, que es una belleza, nos aprobó todo. Este es el presidente Gaviria: extraordinario, humano y cristiano”. El padre que estaba un poco confundido le dijo luego a la revista Cromos que “cuando (Escobar) se entregara, se iría para el mar de Coveñas con Pablo Escobar, nos tomaríamos de las manos y brindaríamos con unos aguardientes”.
El día de la entrega de Escobar, la logística de la comitiva de Bogotá tuvo alguna confusión inicialmente, porque Escobar quería que el padre García Herreros volará en su helicóptero privado, a lo que el sacerdote se negó. Finalmente en un avión militar, viajaron desde Bogotá Alberto Villamizar, que era un invitado ad honorem, el padre García Herreros, con su sobrino Fernando García Herreros, como asistente, Jaime Vásquez de la Consejería de información de la presidencia, Carlos Gustavo Arrieta, procurador general y Jaime Córdoba Triviño, procurador delegado para los Derechos Humanos.
Subieron a la azotea de la Alpujarra donde estaba el helipuerto; la gobernación tenía listos un Bell 206 de seis pasajeros y un Bell 412, de doce pasajeros. Cuando se encontraron con Escobar en una finca en la parte alta de Envigado, saludó primero al padre García Herreros que le tendía los brazos y le decía “te felicito en nombre de Colombia”; Escobar respondió: “Gracias padre, a usted es uno de los que les debo esto”.
Al día siguiente, el padre Rafael García Herreros, dio su versión para los noticieros de la televisión: “He regresado profundamente triste por haber dejado a Pablo en la cárcel de Envigado. Nos despedimos en silencio, mirándonos a los ojos, con ganas los dos de llorar. Mi primera palabra para él fue: “Pablo, le agradezco que haya creído en Colombia, que haya creído en la justicia. Este seguro que no la quebrantaremos”.
Bajando del helicóptero nos tomamos de las manos y nos marchamos hacia la prisión. Yo no sabía que decirle. Finalmente le dije: “Lo vamos a ayudar, no lo abandonaremos”. En el camino, el sacó el revolver y vació todas sus balas sobre el suelo que rodea la prisión de Envigado.
En el camino yo ví un policía con un revolver desenfundado que guardaba la ruta. Yo me le acerqué, le tomé el revolver, lo tiré al suelo y le dije: ¡Eso ya no! Ya no más revólveres, ya no más armas, ya no más muertos en Colombia. Entramos a la prisión. Sobre una cama nos sentamos los dos, mientras el procurador y sus secretarios preparaban el acta de entrega.
Yo le tomé las manos a Pablo y le dije: “Vamos a hacer muchas cosas. Usted me ayuda”. Pablo me dijo: ”Yo me entrego por usted, porque yo creo en usted”. Yo le dije a él: “Me gustaría Pablo llevarlo al Minuto de Dios y retenerlo en una bonita casa allá, con su familia. Va a empezar para usted la oportunidad de una bella vida”.
En eso vi a la mamá de Pablo, que me abrazó llorando. Todo fue muy rápido. Después tomamos el helicóptero y no dirigimos a Medellín, a la azotea del palacio de la gobernación. Yo estaba que no resistía la tristeza. El padre García Herreros estaba en las nubes de su éxito; amando a Pablo, más que a cualquier miembro de su grey.
También dijo que se había entregado “luciendo una barba magnífica”; luego, durante una entrega habitual de casas en un barrio del Minuto de Dios en Bucaramanga, dijo que los dineros de la recompensa por entregar a Escobar serían destinados por partes iguales para la construcción de las universidades del Minuto de Dios en Bogotá, y de La Paz en Envigado.
Para el 24 de septiembre, día de las Mercedes, patrona de los presos, en La Catedral venían preparando una gran fiesta. Ese día, el padre García Herreros, celebró una misa en La Catedral, confesó a los internos que luego jugaron un partido con el equipo Atlético Nacional que asistió con su nómina titular.
El 14 de diciembre volvió el curita García Herreros para oficiar el matrimonio de Jorge Eduardo Avendaño Franco, alias Tato, con su novia de siempre Ivonne Mesa Cadavid. Muchos rumores hubo de excesos y de bacanal, lo cierto es que después de esto, la cárcel pareció más bien la entrada a un hotel de lujo o a una finca cualquiera.
Cuando en Bogotá comenzaron los rumores que algo estaba pasando en Envigado, el padre García Herreros muy preocupado inquirió a Escobar sobre lo que realmente estaba pasando en la cárcel, este dócil todavía con el padre le envió una respuesta: “Se lo confieso a usted, padre, que es mi consejero y mi amigo. Usted ya me conoce y sabe que le estoy hablando solo con la verdad; yo no estoy en eso.
Todo es una patraña. ¿De quién? No sé. Tal vez de Estados Unidos, de esos tipos de la DEA. ¡Quién sabe! Pero si yo hubiera secuestrado y matado a esa gente se lo diría. Yo no estoy para eso, padre. Estoy en una vida muy distinta, aquí recogido. Usted bien lo sabe padre que es así…”.
Antes del acto de desaparición final de Escobar que ya se aproximaba, el padre García Herreros visitó a Escobar y le informó sobre algo que lo tenía muy preocupado; que unos meses atrás tres hombres que se identificaron como miembros de la FAC (Fuerza Aérea Colombiana), lo habían visitado en el Minuto de Dios y le habían relatado un plan de los Estados Unidos para secuestrarlo, incluyendo un portaviones que se ubicaría cerca de Panamá, helicópteros, un avión Harrier de despegue vertical y un escuadrón de aviones F-16 que protegerían la operación de secuestro.
El padre le contó que había intentado que el presidente Gaviria estuviera enterado usando su cercanía con la ministra de Relaciones Exteriores, Nohemí Sanín, pero no sabía si el mensaje había llegado hasta su destino; Escobar tranquilizó al anciano sacerdote, pero en su interior sabía que el momento de fugarse se acercaba aceleradamente.
Entonces Escobar escapó y los periodistas espoleaban a la gente cercana para que hablaran cualquier cosa sobre el capo, puesto que cada suspiro era una noticia mundial, con la prensa cautivada con un delincuente tan escurridizo; el padre García Herreros dijo que ya casi tenía convencido a Escobar de poner en La Catedral un colegio de bachillerato y que, si él hubiera podido verlo, lo hubiera convencido de quedarse en la cárcel donde estaba seguro.
Además, la hoja informativa semanal El Mensajero, que publicaban cada semana en el Minuto de Dios, decía: ”Pedimos oración a todos los habitantes del Minuto de Dios Para la mejor solución del problema de don Pablo Escobar, a quien el padre García herreros supo entregar a la justicia colombiana en meses pasados y actualmente los familiares y Antioquia entera piden intervenga de nuevo en este grave problema nacional”.
El 24 de noviembre murió el padre García Herreros; el único que podía domar la fiereza de Escobar. Su último escrito fue un cuento de los que acostumbraba a escribir en los últimos años de su vida, hablando de un enano muy viejo que protegía una avecita debajo de la ruana, con párrafos como este: “Colonito, pichoncito, mi pajarito.
Se que eres bueno, mi amor, pero a veces te hacen cosas malas. Cristóbal, pajarito mío, estoy dispuesto a ir por ti mi corazón. A donde sea. Es que te ves tan lindo, pisando la tierra y con esa barba de días. Pero deja de navegar, gorrioncito, que los mares de Dios son muy peligrosos.
Te propongo más bien que te matricules en mi universidad de la paz y que estudies comunicación. Pero tráeme harta platica mi angel, que el gobierno no me quiso entregar unos milloncitos que había prometido como recompensa. ¡Ven pajarito a nuestras almas! ¡No tardes tanto, no tardes tanto, no, no, mi bien!”
Referencias bibliográficas:
1- Uribe A, Juan Fernando. “Proyecto Pablo Escobar. Informe final”. Amazon Kindle Direct Publishing, 2020.
2- García Márquez, Gabriel. “Noticia de un secuestro”.
3- Jaramillo, Diego. “Rafael García Herreros. Una vida, una obra”.
4- Calle, Luis Alirio. “El día que fui con Escobar a La Catedral”.
5- Pachón de Galán, Gloria. “18 de agosto”.