El candidato de la Colombia Humana y el Pacto Histórico se ha reunido con su santidad, el papa Francisco, en el Vaticano. ¿Cuáles han sido las razones para este histórico encuentro meses antes de las elecciones?
Hay que reconocer que ha logrado un gran golpe propagandístico al concederle una audiencia el papa en la biblioteca privada del Palacio Apostólico.
De esta manera el candidato de la Colombia Humana calla a sus críticos que lo acusan de ser ateo o hereje marxista-leninista.
Si la religión es “el opio del pueblo” el pueblo colombiano desde hace siglos que está enviciado.
Y es que Colombia es un país muy religioso, el 98 % de la población se declaran creyentes; ya sean fieles del catolicismo, las iglesias evangélicas o sectas cristianas.
Hipócritamente hay que seguir este juego de las apariencias en una sociedad cautivada por los siete pecados capitales.
Para cualquier colombiano la existencia de Dios es un dogma de fe irrefutable.
Igualmente están muy arraigadas las leyes moralistas que aseveran que los buenos cristianos irán el cielo y los pecadores al infierno.
Estos principios más propios de las fantasías animadas de Walt Disney siguen vigentes a pesar de que estamos en el siglo XXI.
¿Pero acaso Colombia no es un país laico como reza en la Constitución de 1991? En la anterior Constitución de 1886 asumía que “en nombre de Dios, fuente suprema de toda autoridad”. Somos muy conservadores, muy beatos y meapilas, nos gusta lucir crucifijos y camándulas y persignarnos cada vez que tenemos pensamientos impuros o nos vemos en peligro.
Sumisos y remilgados nos dedicamos a rezar el santo rosario, asistir a la misa diaria o en su defecto dominical y darnos golpes en el pecho y hasta rasgarnos las vestiduras presas de un éxtasis místico recitando: “por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa…”.
Solo hay que analizar el lenguaje que se utiliza popularmente: “la bendición mamá o papá, Dios lo bendiga, mijito, Dios mediante, hasta mañana si Dios quiere, Ave María purísima…”.
Desde la época de la Conquista y la Colonia los misioneros se encargaron de convertir al catolicismo a los indígenas paganos a punta de latigazos y garrotazos. Por amor a Dios, así se cristianizó al país del Sagrado Corazón de Jesús.
Y Petro sabe muy bien que si quiere alcanzar la victoria tiene que declarase católico, apostólico y romano. Y aunque sea un redomado ateo o agnóstico debe morderse la lengua y tragarse sus convicciones. Ese trance ya lo pasó Antanas Mockus cuando tuvo que medirse en segunda vuelta a Juan Manuel Santos por la presidencia de la República en el año 2010.
El exrector de la Universidad Nacional, que siempre se definió como un sin Dios, estratégicamente tuvo que comulgar con la hostia santa en la catedral primada.
A pesar de todo, su parodia no valió de nada pues perdió por un amplio margen. Las conversiones relámpago son muy importantes en campaña electoral porque de lo contrario perderían no miles, sino millones de votantes.
Debemos insistir que Colombia es un país fundamentalista cristiano o cristero. Así lo demuestran acontecimientos históricos acaecidos desde la conquista, la colonia o la independencia.
Especialmente en el siglo XX ocurrieron un sinfín de enfrentamientos fratricidas entre conservadores y liberales que dejaron como saldo miles y miles de muertos. Al grito de ¡Viva Cristo Rey! ¡viva el Partido Conservador! se cometieron execrables matanzas peores que las del Estado Islámico en Oriente Medio.
Y es que hasta las campesinas colombianas iban vestidas de riguroso luto con rebozos o mantellina que ocultaban sus rostros. El puritanismo reinante prohibía que las mujeres exhibieran sus cuerpos, símbolo de la tentación y el pecado.
Y Petro es consciente que para alcanzar la presidencia tiene que asistir a misa todos los domingos y fiestas de guardar; arrodillarse en el altar, confesarse y comulgar para que el pueblo de Dios lo elija como su “redentor”.
En todo caso, él ya renunció al marxismo-leninismo y la lucha armada como método de liberación de los pueblos.
Aparentemente son ideologías caducas y pasadas de moda, un anacronismo del siglo XX porque ahora lo que se lleva es hacer la revolución a través de Twitter o Facebook.
El “futuro presidente” se ha arrepentido de haber hecho parte de a la guerrilla del M19 (brazo armado de la ANAPO del dictador Rojas Pinilla). Lo cierto es que fue un pecado de juventud y así se lo ha hecho saber al Santo Padre que, haciendo la señal de la cruz sobre su frente, lo absolvió.
Petro ya entrado en la madurez de la vida ha jurado convertirse en un Gandhi de la paz y del amor. Démosle un voto de confianza pues se merece una segunda oportunidad.
Sus asesores y consejeros decidieron que la mejor manera de relanzar la campaña del Pacto Histórico era peregrinar hasta el Vaticano y afligido doblar la cerviz, postrarse de rodillas y besar el anillo del pescador del Papa Francisco. Con este gesto demuestra ante la opinión pública nacional e internacional que es un “santo varón de alma pura” y no un mísero chusmero castrochavista. Aparte tiene a su favor que por sus venas corre sangre italiana de Dante y Leonardo da Vinci que es una garantía de sapiencia infinita.
Petro, desde el púlpito, se dirige a sus miles de fanáticos que se reúnen en las multitudinarias manifestaciones y repite una y otra vez con voz alta y fuerte que él es un buen cristiano, pero no cualquier cristiano, sino uno progresista seguidor de la Teología de la Liberación, es decir, del Cristo de los pobres y, sobre todo, un discípulo del cura guerrillero Camilo Torres.
Así lo ha proclamado a los cuatro vientos para que sus enemigos no utilicen el argumento de que es un “hereje rojo”.
Aunque la verdad sea dicha el papa Francisco no es zurdo, muchos ingenuos piensan que es un insurgente guevarista de boina y habano.
Pero realmente el Vaticano es una ratonera de curas reaccionarios de derechas. Esa imagen del “papa comunista” es tan solo un mito creado por los medios de comunicación empeñados en subir los ratings de audiencia o el número de lectores.
Al fin y al cabo, es parte del marketig que produce grandes réditos financieros. El papa Francisco en la época de la dictadura militar Argentina, a pesar de que conocía los métodos nazis que aplicaba la Junta Militar para perseguir y desaparecer “terroristas enemigos de la patria”, guardó un silencio cómplice.
Y si nos referimos a los casos de pederastia que golpean a la iglesia católica él ha sido omiso al defender a sacerdotes implicados en estos crímenes, como es el caso del chileno Fernando Karadima (al que luego ya muy tarde expulsaría de la Iglesia Católica) y el obispo Juan Barros que se mantuvo callado por órdenes de sus superiores.
El papa Francisco vestido con su impoluta túnica blanca recibe con los brazos abiertos al hijo prodigo que regresa a la casa del señor.
Seguro que hablarían de la pobreza y la miseria que sufre desde hace siglos el pueblo colombiano, también del oprobioso régimen cívico militar que sostiene a Duque, de las matanzas y asesinatos de líderes sociales y el incumplimiento de los tratados de paz con las FARC.
Él dice que tiene una profunda formación católica pues estudio el bachillerato en un colegio lasallista en Zipaquirá.
En su currículo destaca que es un economista, ecologista, un ambientalista, un indigenista, un feminista, un humanista; no es un izquierdista, sino un reformista socialdemócrata. Sagazmente se ha moderado y con prudencia promete que no va a nacionalizar ni expropiar las empresas y multinacionales, que respetará a las reglas del juego.
Los banqueros pueden estar tranquilos que van a seguir recogiendo grandes dividendos. El “capitalismo humano” también existe y si hay que extirpar algo es el cáncer del neoliberalismo.
“Colombia es un país extractivista dependiente del petróleo y de las exportaciones de café, y también el primer exportador de cocaína del mundo (que es el principal dinamizador de la economía)”.
Esta pandemia del coronavirus es tan solo un anuncio del drama que se puede desencadenarse a nivel mundial si en los próximos 40 años no cambiamos el rumbo.
¿cómo vamos a sobrevivir? Hay que acabar con los combustibles fósiles, hay que realizar una revolución agraria, rescatar los recursos naturales y proteger el medio ambiente que irreversiblemente agoniza.
Si no paramos el cambio climático nuestra civilización está en peligro de extinción.
El papa, conmovido con sus palabras, lo más seguro es que se le habrá caído alguna lágrima.
Para consolarlo el “futuro presidente” le ha prometido que no legalizará el aborto como bien se lo ha aconsejado el líder cristiano de su coalición Alfredo Saade.
Petro está tocado por la mano de Dios pues cuando cayó enfermo del coronavirus en el mes de marzo del 2021 en el hospital de Santa María Nuova de Florencia, sobrevivió milagrosamente.
Desde luego que el supremo hacedor lo ha elegido para una gran misión. El Sumo Pontífice con un hisopo asperja agua bendita sobre su noble crisma ¡aleluya! aquí está el ungido, el bendito en el nombre del padre, del hijo y el espíritu santo.
El exguerrillero arrepentido como si se tratara de un rey mago le entrega al papa Francisco preciosos regalos traídos desde las montañas de Colombia: artesanías, música criolla y popular y libros incunables, y a cambio recibe un escapulario de plata (expresamente bendecido para la ocasión) y escritos con su mensaje para la Jornada de la Paz.
Definitivamente el líder de Colombia Humana y el Pacto Histórico sale de la Santa Sede más papista que el papa, se ha consagrado como un líder de talla universal y con el espaldarazo que ha recibido de parte de su Santidad no hay quien lo pare.
¿Ya que estuvo en la casa de Dios, será capaz de visitar la casa del diablo en Washington?