¿El papá de Peñalosa ayudó a arruinar el campo colombiano?

¿El papá de Peñalosa ayudó a arruinar el campo colombiano?

Fabio Andrés Olarte asegura que 'Enrique Peñalosa Camargo es uno de los peores ministros de Agricultura que ha conocido Colombia'

Por: Fabio Andrés Olarte Artunduaga
junio 02, 2016
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¿El papá de Peñalosa ayudó a arruinar el campo colombiano?
Foto: penalosapresidente.co

A las 11:30 de la mañana del miércoles 4 de febrero de 1998, cuando su hijo apenas llevaba 35 días ocupando por primera vez el cargo de alcalde Mayor de Bogotá, murió en una cama de la Fundación Santa Fe el señor Enrique Peñalosa Camargo. Según los médicos, el hombre oriundo de Soacha, falleció como consecuencia de sufrir una enfermedad pulmonar. Al otro día, sin mucho protocolo de por medio, su cuerpo fue enterrado en el cementerio Jardines de la Inmaculada.

Enrique Peñalosa Camargo nació el 31 de agosto de 1930. Años más tarde se tituló como economista del Gimnasio Moderno –hoy en día Universidad de Los Andes-, siendo el mejor estudiante de su promoción, por lo que dicha institución educativa le rindió un homenaje: su nombre fue inscrito en la placa de los fundadores del centro de estudios superiores.

La incursión de Peñalosa padre, como la de la mayoría de leguleyos colombianos, se dio cuando él obtuvo una curul en el concejo de la capital de la república. En dicha corporación él sobresalía por ser un político que, como su hijo, pensaba que el progreso se mide en toneladas de concreto y acero. Peñalosa Camargo soñaba con una Bogotá moderna, repleta de edificios y en la que no quedara una sola obra que nos vinculara con nuestro pasado. Los venales medios de comunicación, para ese entonces, lo hacían ver como un ser celestial con una visión futurista y extraordinaria.

El padre del actual burgomaestre bogotano fue el primer director del Instituto Colombiano de la Reforma Agraria –Incora- y también fue el primer director de la CAR. No obstante, Peñalosa Camargo trabajó durante mucho tiempo lejos del suelo colombiano. Por eso, justamente, el 30 de septiembre de 1954 nació en Washington su hijo Enrique, el varón que por estos días dio la orden de sacar de las calles del Bronx a cientos de indigentes, sin tener claro todavía en donde los iba a reubicar. Peñalosa padre fue gerente administrativo del Banco Interamericano de Desarrollo, subsecretario de las Naciones Unidas, embajador permanente de Colombia ante las Naciones Unidas y presidente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Sin embargo, su hoja de vida llena de méritos se iba a manchar cuando el 2 de septiembre de 1968, durante la presidencia de Carlos Lleras Restrepo –tal vez el único presidente honorable que ha tenido Colombia-, fuera designado por él como ministro de Agricultura. Peñalosa Camargo entró al gabinete de ministros como reemplazante del también liberal Enrique Blair Fabris y el 31 de octubre de 1969 fue reemplazado por Armando Samper Gnecco.

A finales de la década del 60, Enrique Peñalosa Camargo, quien ya era ministro de Agricultura, se dedicó a ser un vulgar negociante de los intereses de los grandes latifundistas y, tal y como lo denunció en su momento el parlamentario Ignacio Vives, incurrió en el delito de tráfico de influencias. El objetivo del ministro era, entonces, beneficiar económicamente a los terratenientes y, especialmente, a la firma Fadul-Peñalosa. El escandalo fue tan grave que el gobierno de Lleras Restrepo, quien creo yo pecó por inocente, terminó contra las cuerdas. No en vano el debate más largo que se ha visto en la historia del Capitolio colombiano fue el que involucró a Peñalosa y Vives, evento de importancia nacional que duró casi dos meses.

Peñalosa Camargo, en suma, es uno de los peores ministros de Agricultura que ha conocido Colombia, y una persona que por tener tatuada en el alma la corrupción casi arruina al campo colombiano, beneficiando a un puñado de empresarios millonarios y anclando a la miseria a millares de campesinos pobres colombianos. Pero como la justicia en Colombia no existe, y como ya les conté anteriormente, ese tipo murió feliz sin pagar un día de cárcel y viendo como su hijo, el sinvergüenza que ahora está transformando a Bogotá en una ciudad un poco más miserable, se había convertido finalmente en el habitante de honor del Palacio de Liévano.

@andresolarte

 

 

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