El pasado domingo 10 de noviembre se llevaron a cabo las elecciones generales en España con el fin de asignar las curules que conformarán el Congreso de los Diputados. Estas nuevas elecciones fueron declaradas el 24 de septiembre del mismo año después que se agotara el plazo para conformar un gobierno surgido de las elecciones celebradas el 28 de abril de 2019, en las cuales no se consolidó una mayoría para el presidente en funciones Pedro Sánchez —a pesar de la mayoría de curules que obtuvo su partido PSOE—, lo cual produjo la disolución de las Cortes Generales y unas nuevas elecciones decretadas por el rey.
Hasta el año 2014, España había protagonizado un sistema político bipartidista en el que la conformación del gobierno se dividía entre el Partido Popular (PP) —partido situado a la derecha del espectro político con ideales conservadores y del humanismo cristiano— y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) —el cual históricamente se identificaba con ideales marxistas de clase obrera pero que progresivamente ha abandonado dejándolo entre el centro y la izquierda del espectro político—. Sin embargo, a raíz de las elecciones europeas surgen nuevos partidos políticos, como PODEMOS —originado desde el Movimiento Social 15-M o Movimiento de los indignados—, el cual obtuvo 5 escaños en estas elecciones, y el Partido Ciudadanos —originado en Cataluña con ideales económicos ortodoxos, propuestas sociales cercanas a la izquierda pero cuestionadas por su rechazo a la independencia catalana— con 3 escaños. A partir de este momento, la situación política en España cambió, pues el surgimiento de nuevos partidos dificultaba la necesaria mayoría para que gobernase el presidente.
Innumerables casos de corrupción, inestabilidad política y movimientos independentistas fueron algunas de las causas que consolidarían en 2016 la debilidad tanto del entonces gobierno de Mariano Rajoy como de su partido PP, llevando a que el 1 de junio de 2018 se votara en su contra una moción de censura que acabaría en su dimisión del cargo ante el rey, así como su renuncia como director del PP, viéndose reemplazado por Pablo Casado. Sucesivamente sería delegado como presidente en funciones el líder del PSOE, Pedro Sánchez, quien debió convocar a las penúltimas elecciones en el mes de abril a causa del rechazo que obtuvo la propuesta de presupuesto para el año en curso. En estas elecciones, donde se evidenció más del 70% de participación en los habitantes, el PSOE obtuvo la mayor cantidad con más de 7,5 millones de votos traducidos en 123 curules, seguido del PP con 66, Ciudadanos con 57, Unidas Podemos con 33, Vox con 24 curules, seguido de otros 11 partidos que para este caso no cobran mayor relevancia. Del último partido mencionado, Vox, cabe mencionar que a pesar de solo llevar 6 años desde su creación ha cobrado importancia de la mano de ideales conservadores que promueven la unidad de la nación española, la abolición de autonomías, promoción de los valores de la familia, entre otros.
Estas elecciones del mes de abril no consolidaron una mayoría para el PSOE como partido de Pedro Sánchez, lo cual conllevó como se mencionaba a celebrar nuevas elecciones el pasado 10 de noviembre. En estas últimas, PSOE nuevamente obtendría la mayor cantidad pero esta vez con 3 curules menos (120), seguido por el PP con 88 curules, Vox con 52, Unidas Podemos con 35, mientras Ciudadanos sufriría el mayor golpe perdiendo 47 curules t obteniendo solo 10, siendo precedido por ERC-Sobiranistes, el cual obtuvo 13. Estas cifras con un claro agravante para la pretensión de gobernabilidad que imaginaba tanto Pedro Sánchez como su partido, pues no solo no se logró consolidar la mayoría que necesitaba, sino también las fuerzas de oposición cobraron mayor importancia por un lado en el aumento de 22 curules para el PP, pero aún más preocupante la consolidación de Vox como tercera fuerza política dentro del parlamento teniendo en cuenta su reciente fundación pero viéndose apoyado por más de 3,5 millones de españoles que se mostraron afines a sus ideales que muchos catalogan como extrema derecha, donde se encuentran fuertes reivindicaciones a los valores tradicionales como la tauromaquia, el nacionalismo centralista, propuestas económicas inclinadas al liberalismo así como contundentes rechazos a los movimientos feministas e independentistas.
Si bien Pedro Sánchez se mantiene en la idea “establecer un gobierno progresista y desbloquear la situación política” que aqueja a los españoles, es clara la falla en su cometido de lograr mayor margen de gobierno en favor de su partido, sumado a ello, sus alternativas se ven reducidas pues la fuerza relegada de Unidas Podemos y de los pequeños partidos independentistas hacen más difícil una unificación de la izquierda en el país. Mientras del otro lado se encuentra una fuerza, que si bien no logró una mayoría sólida en contra del presidente en funciones, debe reconocerse la fuerza de ascenso que ha tomado, tanto en los más de 20 curules que obtuvo el PP como gran opositor, como en la importancia que ha cobrado Vox; estos dos partidos han forjado un movimiento en contra del gobierno que claramente le representa un truncamiento en términos de gobernabilidad y que en términos ideológicos para la población recibe cada vez mayor acogida.
