Sí, el río Pance es mío. Esta afirmación la hacen los caleños con toda la razón cuando disfrutan el Pance, aunque al parecer son más unos que de otros. De hecho, podemos decir con claridad que hay quienes se lo están apropiando. El río Pance, el mismo que genera el “equilibrio emocional” de los habitantes de la ciudad de Cali, está siendo objeto de enajenación u apropiación desde diferentes ángulos.
El río tiene “propietarios” y son de varios tipos: desde aquellos que han construido sus casas casi encima del Pance hasta grandes constructores que hicieron urbanizaciones completas de casas de alto costo en zonas que algún día el río recorrió y recorrerá —y que son espacios por donde el río volverá a pasar, así sea de forma eventual o temporal en caso de avalanchas, que ya han ocurrido, cosa que deben saber los constructores por los materiales de arrastre de río que debieron encontrar al hacer las casas—.
El riesgo es que esos espacios son sitios de inundación o de desborde, del cual nos acordaremos cuando vuelva a suceder una avalancha o un desbordamiento. Las autoridades que dieron en su momento permisos se verán envueltas en situaciones comprometedoras. Estas urbanizaciones recibieron aprobación para su construcción por las autoridades de turno con planes parciales.
El río fue de libre acceso hasta hace unos diez años. Antes era fácil ubicar un espacio para disfrutarlo, pero ahora es difícil encontrar por donde pues está cercado, apropiado con negocios que se han asentado por décadas en sus orillas y cobran por entrar o si no lo hacen directamente han demarcado parqueaderos cuyos costos son altos y si bien no cobran por persona cobran por los vehículos.
También hay otros casos de clubes o centros de recreación que aparentemente, por situaciones de seguridad, han cercado hasta no menos de un metro de las orillas del río. Teniendo este hermoso tesoro a su lado no lo involucran como espacio de goce de la naturaleza en sus procesos de compensación, pero tampoco permiten con sus cercos el paso de las personas que quieran visitarlo.
Otros que se lo están apropiando son quienes lo están explotando en la minería por la extracción de material de arrastre. Aunque cuentan con todos los permisos legales y esta concesión no es nueva, ya que comenzó hace casi una década, hoy está en la conciencia de los caleños, gracias a los ciclistas que fueron a visitarlo y con sus celulares, en estas épocas de verano, hicieron fotos y videos de esta explotación.
Su denuncia tuvo efectos y mientras escribo conozco la noticia de que la CVC revoca el permiso de explotación de manera temporal, en la época de verano.
El ingeniero Alberto Navia, uno de los concesionarios a quien entrevisté por teléfono me hizo llegar los documentos que justifican, a su manera de ver, la explotación de material como forma de prevenir o evitar precisamente avalanchas. Aquí en sus palabras: “sobre el tema del río Pance para que no suceda “la desinformación” que están pasando por las redes sociales, para que conozca la magnitud del problema que existe en la parte alta de la cuenca del río Pance, problema que puede llegar a suceder en cualquier momento, tal como sucedió el 13 de mayo de 1994 a las 5:00 p.m. y tuvo una duración de 30 minutos, de acuerdo a testimonios de habitantes de la región. También sucedió en los años 1933, 1972 y 1993. En el 94 el río inundó Comfandi y sus instalaciones, y destruyó parte del Club Shalom entre otros daños”.
Las fotos y videos puestos en redes sociales sobre la extracción de materiales de arrastre del río muestran una retroexcavadora sacando rocas del lecho del Pance, en las que se ve el gran monstruo amarillo devorando rocas de río para ponerlas en volquetas y ensuciar el cauce.
Esta extracción sin duda tiene efectos ambientales sobre el río como la destrucción de hábitats de los seres que dependen de sus aguas, también enturbian las aguas, les cambia la temperatura cuando se forman pozas o se explaya el agua con menos profundidad.
Según el hidrólogo Pierre Y. Julien, profesor de la Universidad de Colorado quien nos visitó en mayo del 2018 durante el 7 Ríos Fest, la extracción de material de arrastre también tendría efectos en el control del cauce, se generaría la profundización del mismo y la posible pérdida de infraestructura por cambios en el curso del río que dejaría al Pance pasando lejos de donde estaban los puentes.
Saber quién tiene la razón es algo que no puede decirlo una persona, aquí lo que vale decir es que el río es mío, pero también tuyo y de todos los caleños y no podemos dejarlo perder sin hacer nada. Tan responsables son de la pérdida los que se lo están apropiando para beneficio propio, como aquellos que no hagan nada para cuidarlo.
En su cuenca el Pance tiene universidades, colegios, centros comerciales, familias, clubes y sus aguas reciben entre 5000 y 40000 visitantes cada fin de semana que aún necesitan construir comportamientos favorables hacia la conservación de este espacio público para no destruirlo.
Por la importancia que tiene este río, uno de los siete tesoros que tiene la ciudad, se hace completamente necesario elaborar un plan total que organice el territorio, que se construya de manera incluyente, propositiva y transformadora, y con la participación de todos los actores relacionados con el río y su cuenca. Lo anterior para evitar que por planes parciales se nos convierta el espacio verde en una colcha de retazos sin urbanismo y de paso nos deje sin la posibilidad de decir a los caleños que el río pance es mío y yo lo mío lo cuido bien.