El pan nació por un accidente, por el descuido de un hombre del neolítico que hizo una papilla de semillas, la dejó al sol y, de la nada, surgió el pan que se remonta al 2.700 A. C. y se dice que fueron los egipcios los que probablemente los que primero lo elaboraron. Desde entonces, mucha agua ha pasado por el puente. Cada país tiene un tipo diferente de pan y en Colombia, Bogotá cuenta con fama de tener a los mejores panaderos.
Hace poco, en un comentario en su cuenta de twitter, la periodista Vicky Dávila afirmó que un pan podía costar cinco mil pesos en Tostao, un dato inexacto que prendió las alarmas. El pan se había disparado. Sin embargo, nosotros encontramos el sitio donde se elabora el pan más barato de Bogotá.
Hasbleidy se llama la panadería ubicada en la Carrera 13 Este número 44b-10 Sur, barrio Altamira, en la localidad cuarta de San Cristóbal. Óscar Manrique es nuestro personaje. Comenzó en el oficio a los 14 años y ya tiene 57. Se inició como ayudante de panadería y lleva treinta años amasando pan.
Elabora pan de todo tipo desde rollo, pan de coco, calentano, lenguas, milhojas, liberales, galletas y panes integrales. No sólo le compran en la zona donde vive, sino que buena parte de Bogotá se mueve hasta su panadería para comprarle el pan más barato de la capital. El pan más caro lo vende a 2.000 pesos y es un producto que en otra panadería vale el doble. Los panes que vende a 150 pesos en las demás panaderías, están a 500 pesos.
Óscar Manrique dice que vende el pan a este precio para ayudar a los que no tienen nada. En las mañanas, hay filas frente a Hasbleydy para comprar su arte. Semanalmente, utiliza cuatro bultos de harina y jamás se le queda un solo pan.
Aunque en el último año los insumos han subido el 100 %, Óscar Manrique afirma que seguirá vendiendo el pan más barato de Bogotá. De dos arrobas de harina, saca 2.500 panes diarios y para esto, invierte 200 mil pesos en ingredientes. Para hacer los panes, invierte semanalmente, alrededor de 1.700.000 pesos y el rollo es el pan que más se vende.
Óscar, aunque no tiene mucho, ayuda a los abuelos y les da el desayuno y a veces el almuerzo. Ha convertido a su panadería Hasbleydy, en algo más que en un negocio, en un lugar de acogida para quien no tiene nada.
