Cuando tenía 28 años, en 1982, Woods Staton vivió el momento más oscuro de su vida. Su abuelo, el norteamericano Albert Stanton, fundó en 1941 en Medellín Panamerican Beverages, la que sería, en menos de una década, la segunda embotelladora de Coca-Cola más grande del mundo. Los Stanton se quedaron en Medellín, exactamente en un edificio del barrio La Playa que no tardaría en ser completamente de ellos. En esa ciudad nació Woods, el primero de esa dinastía en ser colombiano. Estaba destinado a la grandeza. Hijo de gringo y de una checa, Stanton rezumaba cosmopolitismo sobre todo si se comparaba con el resto de sus compañeros en el Jorge Robledo, el colegio en donde estudió la primaria. Sólo tendría que hacer lo que el destino le marcaba para vivir una vida de lujos, de comodidades.
Es que una vez se graduó del colegio viajó a la Universidad Emory en Atlanta, la capital mundial de la Coca-Cola, a estudiar economía. Una vez obtuvo el titulo viajó a Ginebra, Suiza, a hacer un MBA en el International Institute for Management Development. Cuando regresó a Medellín a quedarse con el negocio familiar tuvo una diferencia con su abuelo y con su padre y decidió irse sin un peso, desapegarse por completo de su familia.
La pelea fue dura pero Woods estaba preparado. Su mamá le había dado un consejo muy hermoso, los golpes en la vida son como pedazos de mármol, o puedes destrozarlo o puedes tallarlo y hacer con él una figura que perdure. Y así lo hizo, fueron años oscuros hasta que, por intermedio de un amigo que conoció en Ginebra, contactó al presidente de McDonalds en Estados Unidos y le propuso que llevara la cadena de comidas rápidas a Colombia. Sin embargo, a comienzos de los ochenta, Pablo Escobar comenzaba a desplegar su reinado del terror. Las condiciones no se dieron. La propuesta quedaba pospuesta pero no la vinculación de Woods al universo de McDonalds.
Él fue el encargado de llevar la cadena a Buenos Aires, el lugar que se convirtió en su casa y en donde vive 40 años después. En Argentina este paisa es adorado por sus organizaciones benéficas, como el Ronald McDonald House Charities Argentina y otras organizaciones que tienen el aval de Arcos Dorados, la compañía que le ha dado una fortuna de 1.700 millones de dólares y que lo ha ubicado en la lista de los más ricos de Forbes desde el 2011.
Pero en el 2007 haría la movida que lo convertiría en un mega rico al comprar, por 700 millones de dólares, Arcos Dorados, quedando con el control de, la escalofriante suma de 1.600 locales de comida rápida dispersos por toda Latinoamérica. La empresa representa el 4.3% de las ventas totales de McDonalds en el mundo y tiene presencia en estos países: Argentina, Aruba, Brasil, Colombia, Costa Rica, Curaçao, Chile, Ecuador, Guayana Francesa, Guadalupe, Martinica, México, Panamá, Perú, Puerto Rico, Trinidad y Tobago, Uruguay, Islas Vírgenes de los Estados Unidos de Saint Croix y Saint Thomas y Venezuela. Woods Stanton tiene el 43% de las acciones de Arcos Dorados siendo el socio mayoritario de una empresa que tiene a Bill Gates con 5.2% del activo accionario.
La facturación de Woods es abrumadora, y, por año, está marcando en promedio unos ingresos por USD$3.082 millones. Cada vez que puede Woods viaja a Medellín, una ciudad en donde sigue teniendo una amplia familia. Las raíces, jamás la olvidará.
