El triunfo de 2022 no hubiera sido posible sin la juntanza de las diversas fuerzas políticas de izquierda y de facciones liberales y conservadoras hastiadas del statu quo, consignada en el proyecto denominado Pacto Histórico, liderado por Gustavo Petro.
La Unidad de éstas fuerzas alrededor de un partido unitario es un imperativo categórico para llegar a la contienda de 2026 con opciones reales de triunfo, tanto en las elecciones de Congreso como en las Presidenciales.
A diferencia de la derecha y la extrema derecha, que se encuentra en una especie de bancarrota de cuadros, el proyecto progresista cuenta con no menos de una decena de cuadros políticos con capacidad y proyección para continuar el proceso de transformaciones sociales que ha comenzado hace dos años aproximadamente.
Mientras algunos sectores persistan en mantener sus capillas (personerías jurídicas) contrario sensu a lo que indica el desarrollo histórico, sólo se dificultará aún más la posibilidad de reorganizarnos en torno a disputar con opciones reales de triunfo el 2026.
Esto no debería ser un asunto discutible a estas alturas del partido, pues, el sentido común así lo señala, pero éste parecería ser el menos común de los sentidos.
La disputa pasa no sólo por los justos reclamos que varios líderes políticos del PH vienen haciendo con relación al manejo y control de la burocracia del Estado por parte de partidos tradicionales que apuñalan el proceso del cambio y sin aprobar las reformas, además, sino que, es urgente desatar lo que el presidente ha denominado el Poder Constituyente.
El Poder Constituyente no es otra cosa que el vehículo a través del cual el soberano, que es el pueblo, se apropia de sus propios asuntos a través del impulso de reivindicaciones y reformas por medio de los distintos canales de participación ciudadana establecidos en la Constitución y por fuera de ésta, esto es, que se desarrolla como fuerza social transformadora y revolucionaria, pero a la vez, como un elemento subjetivo con plena consciencia de su objetivo, es decir, como partido organizado, conclusión que se separa de la tesis original de Toni Negri, creador del concepto de las multitudes, del que Petro es muy afín, de ahí su renuencia a escuchar a sus más cercanos colaboradores.
El debate propuesto por Petro da señales de lo que es su visión de la política y su transformación desde dentro de la institucionalidad –reformas no aprobadas por el Congreso-, como por fuera de ésta, apelando a la fuerza motor de las ciudadanías no organizadas en torno a los partidos y movimientos existentes, para que confluyan en función de sus intereses y necesidades más urgentes.
Nada de esto puede prosperar sino es con una mínima expresión unitaria de lo que hoy se conoce como Pacto Histórico, la opción distinta es la derrota y sus implicaciones serían catastróficas, por decir lo menos.
El próximo 19 y 20 de Julio en la Asamblea Nacional de Organizaciones Sociales tiene que exigir a las fuerzas progresistas de Colombia el anuncio de crear un partido unitario que desate el Poder Constituyente en toda la geografía nacional, trazando planes de trabajo departamentales y municipales, asumiendo la conducción del aparato burocrático del Estado para que la militancia tenga para el pan y pueda hacer política con más que el deseo y democratizando la conformación de las diversas listas de cámara y la conformación de la lista de senado, los yerros del centralismo a la hora de imponer manguitos tanto en listas de cámaras como de senado abundan, démosle una oportunidad a la democracia, tal vez, nos sea más rentable y saludable, a través de consultas internas para la escogencia de candidatos y candidatas.
Por último, el triunfo de Claudia Sheinbaum en México supone un reto enorme para nosotros, no sólo ganar en 2026, sino de darle a la mujer el papel protagónico que le corresponde en nuestra historia, conducir la política y esto se hace eligiendo a una mujer progresista como Presidenta de Colombia.
Mis favoritas son María José Pizarro y Carolina Corcho, serían una fórmula presidencial y vicepresidencial de lujo, coherencia, tenacidad, capacidad, experiencia y amor por nuestra gente brotan de sus respectivas trayectorias políticas, personales y profesionales.
