Suerte, esta palabra suele ser la salvadora de gobiernos derrochones, narcisistas y orgullosos; palabra que suele ayudar a encaminar el rumbo de un país mal manejado, y palabra que en los últimos años no ha estado del lado del Gobierno de Juan Manuel Santos. La cura ideal para esto es la no improvisación, de lo que poco conoce el actual Gobierno, pues así lo demuestra cada día cuando trata de disfrazar su engaño al pueblo colombiano. Y cuidado, no estoy haciendo referencia al proceso de La Habana, al que en un futuro me pronunciaré, hablo de la política económica y energética que ha sacudido en los últimos días a la Nación. Tema que en su momento fue advertido por el senador de nuestro partido, Iván Duque, y a lo que el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas respondió con tono irónico, gritos y manoteos, alegando que era una estrategia de la oposición para hacer quedar mal, ante la opinión, al gobierno.
Innumerables fueron las veces en las que el Centro Democrático le manifestó al Gobierno Nacional, durante la aprobación del Presupuesto, que los supuestos en los que se sustentaba el mismo eran falsos y que de esta manera no iba a poder cumplir las metas. El supuesto precio del petróleo sobre el que hicieron las cuentas se desplomó y al cheque tocó restarle, en días pasados, 6 Billones de pesos. A pesar de ello el presupuesto sigue desfasado.
Pero esto no es todo, hay temas que impresionan más, debe ser porque todo en este Gobierno es ‘histórico’ y sucede ‘como nunca antes en la historia del país’. ¿Importar energía desde Ecuador? ¿Fenómeno de El Niño? ¿Perdimos la autonomía energética? La respuesta a estos interrogantes dependen de la palabra que tanto necesita el Presidente Santos por estos días: suerte, y solo suerte, porque ha demostrado ser incapaz de dirigir los destinos de nuestro país.
Contexto actual. La Central Hidroeléctrica de Guatapé, que es la responsable de generar el 4% de la energía eléctrica de Colombia, a mediados de febrero se incendió. Daño que se mantuvo en silencio, hasta que por estos días al ministro de Minas, Tomás González le tocó reconocer: ¡Importaremos energía desde Ecuador!
Así, del país prospero que exportaba energía ya no queda nada. Datos de ‘XM Compañía de Expertos en Mercados’ revelan que la comercialización en 2011 a Ecuador llegó a unos 1.500 gigavatios y a Venezuela a 240. Hasta el 2012 se hablaba de que Colombia se perfilaba como favorito para que en 2016 continuaran los envíos a Ecuador y Venezuela, y avanzar en el envío a países como Panamá. Pues bien, estamos en el 2016 y hay que decir que no sólo todo lo proyectado no sucedió, sino que estamos frente a riesgos claros de un apagón, y la culpa no se le puede adjudicar en su totalidad al fenómeno de El Niño. La razón: el incendio en Guatapé dañó un cable que se encuentra en México. Traerlo es complicado y su instalación otro tanto. Prometen que para septiembre ya estará solucionado el problema. Pero… y si el cable no llega, y si El Niño no pasa, volveremos a las épocas en las que en la hora pico lo único que se podía escuchar era La Luciérnaga. Por cierto, fue en el gobierno Gaviria del cual no me quiero ni acordar.
Lo último, Presidente Santos Venezuela nos tiene que devolver gas, ese era el compromiso, imagino que usted no lo reclama para no indisponer a Maduro y sus amigos de Cuba. Espero que la siguiente soberanía que perdamos no sea la alimentaria y espero que pronto el país retome la prosperidad energética que heredó del Gobierno Uribe del que usted tan mal habla, porque así las cosas ¡el país se apaga!
Por: Fernando Sierra Ramos
Representante a la Cámara - Meta
@Fsierraramos