Mientras miles de desplazados sirios recorren Europa en busca de asilo, huyendo de los bombardeos de Bashar Al-Asad, Islandia, el país que se precia de ser el más pacífico el mundo, se ofreció a recibir a los refugiados del lugar donde la violencia golpea más fuerte: Siria.
El gobierno irlandés había anunciado que daría refugio a 50 migrantes, y eso animó a que Bryndis Bjorgvinsdottir, una profesora de ese país, lanzara una campaña en Facebook para invitar a más extranjeros a que llegaran a su país. En un día 12.000 personas ofrecieron sus casas, en un país en donde la población es de 300.000. En la red social se abrió el espacio para que, los que no pudieran ayudar con alojamiento, al menos estuvieran dispuestos a donar muebles, juguetes o dinero o, simplemente, que tuvieran la iniciativa de integrarlos en su cultura.
La ministra de Asuntos Sociales, Jóhanna Sigurðardóttir del país europeo ha recalcado que la idea no es construir campos de refugiados que terminen por recalcar una violencia cultural y de segregación hacia los migrantes, sino hacerlos parte de su día a día: ‘Que sus hijos vayan a nuestras escuelas y sean invitados a las fiestas de cumpleaños’, como recalcó la ministra.