Hay que reiterar que el régimen comunista chino le ha hecho demasiado daño a la humanidad con su dictadura totalitaria, especialmente por el manejo que le dio al COVID-19, al no haberle dado al mundo la información oportuna desde el comienzo de la pandemia, lo que ha ocasionado hasta la fecha 112.046.054 personas contagiadas y 2.479.504 personas fallecidas; quedando demostrada la catadura genocida del marxismo en su aplicación práctica, ello no admite ninguna discusión. Además, a eso hay que agregar que otro de los males que le ha “regalado” el Partido Comunista de China a los pobres del mundo ha sido el neoliberalismo, del que es su padre.
La izquierda especialmente la marxista-leninista ha metido alaridos culpando de todos los males habidos y por haber al Consenso de Washington, que es un conjunto de formulaciones económicas del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro para países en vía de desarrollo ante las crisis económicas cíclicas que pueden sobrevenir(como la que se está viviendo con el COVID-19); sin embargo, dentro de la óptica totalitaria marxista se considera que dichas propuestas realizadas a finales de la década de los ochenta del siglo pasado fueron el origen del neoliberalismo.
El neoliberalismo surge de un contubernio entre la camarilla del partido comunista chino y el capital financiero internacional, representado en las transnacionales en la década de los setenta del siglo pasado, para explotar a los trabajadores del país asiático y repartiesen la plusvalía. Ahí irrumpió la flexibilización laboral que afecta a los trabajadores en todo el mundo, quedando claro que para las burocracias parasitarias marxistas lo importante es conservar el poder político, y si tienen que abandonar sus principios económicos, no interesa, porque no solo en la China se ha desarrollado la economía del capitalismo salvaje con un régimen político totalitario marxista, también eso sucede en Vietnam.
Los comunistas totalitarios, así como le atribuyen unos falsos poderes omnímodos al Consenso de Washington, cuyo término fue acuñado por John Williamson en 1989, le hicieron un terrible mal a Latinoamérica cuando crearon en 1990 el Foro de São Paulo para reeditar al marxismo-leninismo repudiado en Europa oriental con la caída del muro de Berlín. Los autores de semejante engendro que ha buscado tomarse el poder en todos los países de la región para crear la Unión Soviética Latinoamericana como quería Hugo Chávez fueron el sátrapa de Fidel Castro (1926-2016) y Luiz Ignácio Lula da Silva del Brasil, amparados en el atraso ideológico de los pueblos de esta parte del mundo.
Los grupos de las Farc y el Eln que hacen parte del Foro de São Paulo, y además continúan con la estrategia de la combinación de todas las formas de lucha para la toma del poder, como miembros de la secta marxista siguen las enseñanzas del genocida de Lenin quien consideraba la toma del poder como lo único importante para los “revolucionarios”, con lo cual se demuestra que el marxismo expresado en el Foro de São Paulo, no le importa la forma cómo actúan los terroristas que han cometido crímenes de guerra y delitos de lesa humanidad en Colombia, porque lo que le interesa es cumplir con sus fines.
El Consenso de Washington, que propone 10 fórmulas económicas para que los Estados promuevan la austeridad con reformas tributarias, privatización de empresas, seguridad jurídica, reducción del gasto público, entre otros, no fue un acuerdo entre EE. UU. y los países al sur del río Grande que se debía cumplir a rajatabla, sino condiciones para empréstitos internacionales, igual a cuando un cliente va al banco a pedir un préstamo y le colocan requisitos para hacérselo; pero, en cambio, el Foro de São Paulo es un acuerdo de partidos marxistas-leninistas junto a grupos terroristas, como los que han existido en Colombia, para conspirar en contra de la democracia liberal y llevar a la región a la esclavitud política, como está sucediendo en Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Por lo tanto, en Latinoamérica se debe crear un frente anticomunista para enfrentar a la estafa del marxismo-leninismo en sus diferentes formas, debido a que ha sido una manía del comunismo totalitario cambiar de disfraz de acuerdo a las condiciones para engañar incautos y tomarse el poder buscando perpetuarse en él, porque en nuestros países tenemos el ejemplo del socialismo del siglo XXI que es el mismo tóxico marxista con diferente etiqueta, además se ultraja a la memoria del libertador cuando se usa el apelativo de bolivariano por parte de los comunistas para hacer efectivos sus aviesos planes.
Además, es una mentira absoluta decir que el neoliberalismo se originó en Chile con la dictadura de Augusto Pinochet siguiendo a los Chicago Boys que abrazaban las ideas de Milton Friedman, puesto que la única verdad fue el maridaje que montaron el partido comunista chino (responsable de la propagación del COVID-19 por el planeta) y las grandes corporaciones internacionales, y de ahí surge una esclavitud económica que le han traído consecuencias catastróficas a la humanidad. Demostrándose que el marxismo o comunismo totalitario es una maldición para la tierra mírese por donde se mire, quedando patentado que así como el régimen comunista de China es el culpable de las calamidades de la peste del COVID-19, también es el padre del neoliberalismo.