Se hace importante señalar que la coalición de centroizquierda que se hace llamar Pacto Histórico trata de recoger los intereses políticos de las mayorías nacionales cuyas demandas no han sido contempladas en la agenda del gobierno nacional durante décadas, pero la manera como se realiza la escogencia de los candidatos sigue dejando por fuera a gran parte de las comunidades que creen en este proyecto político.
Es evidente que desde la centralidad y la jefatura de los partidos políticos se siguen tomando las decisiones electorales que afectan el grueso de la nación colombiana. De cara a las elecciones de 2022, las regiones, y especialmente las comunidades afros, indígenas y campesinas, siguen esperando un proyecto político que verdaderamente las involucre como actores activos, y no solo sean contactados para legitimar pactos nacionales.
En ese sentido, las comunidades merecen ser escuchadas en sus territorios y no seguir pensando en pactar solo entre “caciques”. Los movimientos progresistas no deben actuar como los partidos tradicionales, que a puertas cerradas toman decisiones y luego salen a buscar el respaldo electoral en las urnas.
Continuando con esa idea, en las regiones se esperaba que estas decisiones fuesen concertadas con las comunidades, y que dicha iniciativa tuviera en cuenta los liderazgos que desde los territorios luchan en el día a día por tener mejores condiciones económicas, políticas y sociales.
No obstante, este pacto, que fue conformado en febrero de 2021 y que en el mes de agosto anunció una lista cerrada para el Congreso de la República, continúa con las viejas prácticas políticas, dejando por fuera de la toma de decisiones a las bases. Por la anterior, afirmamos que el Pacto Histórico es un pacto sin que las comunidades pacten. Y aunque creemos en sus postulados, consideramos que no es la manera de construir la nueva nación que requerimos en Colombia.
Por ello, invitamos a las comunidades afros, indígenas y campesinas a construir democracia desde los territorios.