Por fin terminaron los juegos del hambre, y el panorama nacional es claro para la izquierda: solo hay desolación electoral y ruptura organizativa. Todo lo contrario a lo que nos propusimos y nos prometieron en la campaña pasada.
El Pacto Histórico será un fracaso absoluto, es el resultado de la mediocridad y la mezquindad de los partidos que lo conforman; partidos que no tienen plata ni votos, pero mal que bien, llevaban las banderas de unas causas muy claras, que en su afán de poder -que claramente se convirtió en la más espeluznante ambición- traicionaron todo principio y socavaron nuestro proyecto político; sí el proyecto de nosotros, los de abajo, los nadie, la resistencia, el pueblo; nosotros que solo les servimos para estampar camisetas en época electoral.
Se vio de todo: corrupción de lo más denostable, fraude en las consultas partidistas, venta y compra de avales, clientelismo sin vergüenza, negociación de contratación en la cartera del nuevo gobierno, y hasta nepotismo. Los detalles de cada caso existen, no más es preguntar, quien puso a quien y la misma militancia sabrá dar respuesta.
A propósito de nosotros/as, la militancia, no hubo un escenario más humillante que el del sábado; que dolor tan profundo ver la gente de a pie esperando un aval y las actas de coalición que nunca llegaron, esperando el respeto por los acuerdos en el Pacto Histórico, pero les pusieron -nos pusieron- gente desconocida a "participar", claro con padrinos y madrinas políticas negociando. Quedó evidenciado que las mujeres no existen sino para el marketing político; y las juventudes, aunque pongamos sangre, sudor y lágrimas, solo servimos para repartir volantes o cuando no, dejar algún muerto en las calles que legítime sus discursos en el congreso.
En fin, mi generación no vera la materialización de la dignidad, mucho menos la costumbre de ella, porque se nos cargaron encima y nos escupieron en la cara, así de simple -permítanme desahogarme-, y la idea "de la resistencia al poder" seguirá siendo un lindo sueño para este pueblo que esperaba más que un cambio.