Nota: Antes, o quizás después de la fúrica reacción del petrismo fanatizado, se aclara que el autor de estas líneas votó por las listas de MAIS, por la consulta del Pacto Histórico y piensa votar por los candidatos del Pacto Histórico a la presidencia y la vicepresidencia. En concordancia con lo anterior, el suscrito reafirma su convicción en la construcción de un Pacto Histórico, desde y con las bases.
“El cadáver exquisito tomará el vino nuevo...”[1]
La nominación de “cadáver exquisito” asignada, en esta columna, al llamado Frente Amplio del Cauca, obedece a la necesidad de tratar de explicar este nuevo-viejo experimento de la política tradicionalista del Cauca; ahora extendida a las huestes del petrismo nacional.
Una primera aproximación a esta reagrupación de las fuerzas políticas tradicionales de derecha caucanas, alrededor del Pacto Histórico, podría ser aquella que apela a la inmarcesible ingenuidad política del colombiano promedio, según la cual; la única forma de cambiar la aterradora crisis social y económica que padece la nación colombiana, es la creación y puesta en marcha de una entidad política, conformada, sin filtro alguno, por todas las fuerzas políticas de Colombia, incluidas las de derecha, las cuales, en un acto de conveniente y muy oportuno arrepentimiento, por sus doscientos años de desaciertos, corrupción y violencia; serían beneficiarias de esta especie de “Perdón social”, otorgado por la urgencia de ganar en primera vuelta; que existe en el círculo cercano al candidato presidencial, Gustavo Petro.
¿Por qué Cadáver exquisito? Pues porque al igual que en el juego literario y plástico de los precursores del surrealismo, en el que cada autor le añadía una pieza nueva a la obra, sin saber que había puesto el anterior, en este afán de ganar que tienen los nuevos estrategas políticos del Pacto Histórico, han optado por construir una entidad política, en la que sin mayor consideración de los contextos regionales y locales, desde Bogotá, se le van insertando a la fuerza, piezas de pasados complicados, a esta especie de rompecabezas electorero, en que se ha convertido el Pacto, ahora conocido como Frente Amplio, haciendo de lado a históricos liderazgos sociales, sometiéndolos, de paso, a una especie de revictimización político-electoral.
“Las elecciones se ganan con votos”. Verdad indiscutible. Sin embargo, resulta imposible negar que el cansancio y la indignación de la mayoría de los caucanos, en contra de los políticos tradicionales de derecha, fueron las razones fundamentales del reciente éxito electoral del Pacto Histórico en el Cauca, expresado en la masiva votación que obtuvo su lista a Cámara de Representantes, la cual, por poco, casi se hace a tres de las cuatro curules que le corresponden a este departamento; de igual manera, las comunidades indígenas caucanas, eligieron como representante en la circunscripción especial indígena, por la lista de MAIS, al líder emberá Norman Bañol.
Así mismo, las mayorías del Cauca, apoyaron las listas al senado del Pacto Histórico y del MAIS, de las que salió elegida; como senadora, la lideresa indígena Nasa; Aida Quilcue y también respaldaron abrumadoramente la Consulta del Pacto en la que, tanto Gustavo Petro, como Francia Márquez, obtuvieron contundentes guarismos.
En este estado de cosas electorales, las amplias bases electorales del progresismo caucano, ven con estupor cómo, de esta especie de Frankenstein electoral caucano, reaparecen, como el ave Fénix, quienes recientemente habían sido castigado electoralmente.
Esta resurrección política de los derrotados candidatos del liberalismo gavirista, de Cambio Radical, La U y uno que otro Conservador, termina siendo una muy indeseable puesta en marcha de la bien intencionada propuesta de armar un “cadáver exquisito” político, compuesto por originales, aunque desconocidas, piezas de cambio.
Al progresismo de base, que está convencido de la urgente necesidad de cambio en la forma de legislar y de gobernar a Colombia, le está resultando difícil entender estas maromas electorales, en las que, por obra y gracia del centralismo endémico de la sociedad colombiana, desde Bogotá se le imponen a las regiones, odiosas vocerías políticas, en cuerpo y boca de quienes, recientemente resultaron desfavorecidos por los electores y que ahora aparecen resucitados y con más bríos, representando a unos electores inexistentes, con unos respaldos imaginarios, aprovechando las delicias ofrecidas por este Cadáver exquisito del Frente Amplio caucano, para intentar, por enésima vez un descarado reencauche electoral.
Si. Claro que sería deseable que una opción de cambio, alternativa a doscientos años de régimen de derecha, ganara en primera vuelta, para evitar desafortunadas sorpresas de parte de unas élites políticas y económicas, que al igual que fieras amenazadas, están dispuestas a cualquier cosa (legal o ilegal) para mantener su poder; lo que no le está quedando claro al colombiano raso, son las razones para tenerle miedo al triunfo por esfuerzo y merecimiento propio, las razones para otorgarle inmerecidos liderazgos al interior de las opciones alternativas, precisamente a aquellos a quienes las bases de esos movimientos, previamente ya habían descalificado y sancionado electoralmente.
A este paso, por lo menos en el Cauca, vamos a pasar de la bien intencionada construcción de un “Cadáver exquisito” como forma alternativa de hacer política, a resucitar cadáveres políticos, por obra y gracia del afán electoral.
Ojalá y en las elecciones regionales y locales, no tengamos que observar cómo; el cadáver exquisito (Bonilla, Ortega, Cárdenas, Iragorri, Piso, Muñoz, Grijalba, etc.) tomará el vino nuevo del petrismo en el poder nacional.
[1] Robert Desnos, André Bretón y Tristán Tzara. Citados en: 'El cadáver exquisito': un juego creativo que revela el inconsciente grupal - Cultura Inquieta