En la subregión PDET Pacífico Medio -compuesta por los municipios caucanos de López, Guapi y Timbiquí; y la zona rural del Distrito Especial de Buenaventura en el Valle del Cauca- no se conoce de la llamada transformación estructural del campo colombiano, principio que quedó consignado en el acuerdo de paz. Tampoco hay vida sabrosa que celebrar.
La situación en el Pacífico medio no puede ser más crítica. Las comunidades negras (en su gran mayoría) e indígenas que habitan este territorio tienen que sobrevivir en medio de la pobreza, la carencia de derechos, la falta de servicios y oportunidades. El abandono del Estado, el rigor de la conflictividad, la pobreza y la prominencia de cultivos de uso ilícito llevó a que estas municipalidades quedarán consignadas en el acuerdo de paz para ser priorizadas en la implementación de todos los puntos. Para ello se creó, mediante el decreto 893 de 2017, la subregión PDET Pacífico Medio, uno de los 16 territorios que solo han conocido al Estado por las hélices de los helicópteros.
Con esperanza esperaban que este decreto y demás asuntos del acuerdo pudieran intervenir en favor de las comunidades, tanto así que muchas comunidades atendieron el llamado para ser partícipes del Plan de Acción para la Transformación Regional PATR, instrumento del PDET que permite identificar los proyectos necesarios para la construcción de la paz.
Sin embargo, la institucionalidad encargada de definir la ruta metodológica no reconoció las formas de construir desde las comunidades, así los afros que habitan entre ríos y costas, perciben que el problema de lo que hoy está ausente -la transformación estructural del territorio- tiene su origen desde el inicio de la construcción del PATR, donde sus propuestas solo quedaron en el papel. En este territorio, que es una de las 16 subregiones, la paz está ausente.
Mientras el gobierno saca pecho diciendo que los PATR se construyeron de manera participativa, las comunidades étnicas del pacífico medio manifiestan que sus mecanismos comunitarios y legítimos de participación no fueron reconocidos por la institucionalidad, generando una tensión en torno al principio de participación. Para los pueblos que habitan esta espacialidad que se caracteriza porque el transporte es fluvial, “no se nos puede imponer mecanismos de participación que se basan en: yo lo escucho, pero yo tomo las decisiones. Ni siquiera la ART escuchó a todas las comunidades. Muchas no pudieron llegar a la construcción del PATR porque viven río arriba”.
La construcción del nombrado PATR también tuvo un problema técnico y metodológico que termina afectando su implementación. Este es la no inclusión de la dinámica poblacional de las comunidades, ni siquiera se realizó una caracterización demográfica de las municipalidades y de la subregión como tal, entonces ¿a quién y a cuántos se les va a generar las condiciones del buen vivir? A pesar de existir un Censo poblacional y de vivienda del 2018, se tomó en cuenta la información general del censo del 2005.
Transformar estructuralmente un territorio tal como aparece en el acuerdo de paz pasa ineludiblemente por conocer la población, su estructura demográfica, su dinámica poblacional, la geografía de una población que vive entre ríos, costas y manglares. En otras palabras, conocer esas comunidades y pueblos que a lo largo de la historia han transformado esos territorios y estos a ellos.
Del PDET, instrumento de planeación consignado en el punto 1.2 del acuerdo, no hay avances que celebrar. La gente sigue viviendo igual que antes, con la única diferencia que tras la firma del acuerdo y posterior entrega de armas de la otrora Farc-EP, se sintió una sensación de tranquilidad en estas zonas durante el 2016 y parte del 2017.
De los 6 puntos del acuerdo de az, el único que la gente ha constatado sea una realidad -aunque tarde- es la elección de su Circunscripción Especial Transitoria de Paz, que, para los siguientes 4 años, estará en cabeza del líder comunitario y defensor de derechos humanos, Orlando Castillo. Incluso, para lograr materializar esta representación, el Consejo de Estado falló a favor de la paz y revivió este eje que hace parte del punto 2, “participación política: apertura democrática para construir país”.
En medio de la paz ausente, los retos del nuevo gobierno son gigantes. Empezando por revivir la esencia del PDET, instrumento de planeación para la paz. Así también, identificar los puntos vitales para darle legitimidad a esta herramienta de política.