Los vecinos que vivían en las cabañas en la Recta a Los Alamos, a escasos cuatro kilómetros del casco urbano de Chinacota en Norte de Santander, nunca repararon en el hombre moreno, siempre con gorra y ropa deportiva Spedoo que siempre pedaleaba una bicicleta. No le vieron armas y raras veces estaba acompañado de algun escolta; no tenían idea de que su cabeza costaba $ 500 millones y mucho menos que fuera uno de los capos del Clan del Golfo, el segundo después de Otoniel, era el criminal más buscado de Colombia.
Luis Orlando Padierna sólo había estudiado primaria y como tantos otros campesinos de Urabá, su primer trabajo en Turbo, donde nació, fue sembrar yuca y maíz. La vida le cambió, como a todos en la región, cuando en los 90 llegó la coca. Raídamente se convirtió en raspachín y en el 2000 y se vinculó al Bloque Bananeros de las AUC bajo ordenes de Elver Moreno, mejor conocido como Pablito. Desde entonces se hacia llamar Inglaterra.
Lo enviaron al sector de Piedra Blancas, corregimiento de Carepa, en donde se ganó el respeto de los lugareños. A Padierna no solo le temían por sus ejecuciones implacables sino que también lo respetaban porque lideró varias pavimentaciones e incluso ayudó a construir varias casas en el sector. Un asesinato lo mandó a la cárcel de Chirigodó en el 2000 , pero escapó en una fuga de leyenda, once días después lo capturaron por primera vez después de haber cometido un homicidio.
Duró poco en su intento por lograr una vida normal cuando se desmovilizó en el 2004 y prefirió, rápidamente ingresar a los Urabeños de la mano del Alemán, Don Mario y Otoniel. Su destreza lo disparó a convertirse en la cabeza del Frente Carlos Velásquez conformado por unos 500 hombres que llevaron el horror a Apartadó, Chigorodó y Carepa.
Desde hace un año Inglaterra se trasladó al oriente colombiano. La idea era hacer alianzas a los Pelusos y al ELN y juntos poder cimentar su poder en la frontera con Venezuela. Lo primero que hizo fue comprar una cómoda cabaña en el sector residencial de Lagos de La Vega en los Alamos, a una hora de Cúcuta. Allí descansaba no solo de los constantes operativos de la policía, el último en el 2015 cuando incluso alcanzó a ser herido en un brazo y perdió a varios de sus hombres. Una intervención al corazón lo llevó, en mayo, pasado a perder 40 kilos y quedar aún más irreconocible.
El Talón de Aquiles de Inglaterra, como el de tanto capo, eran las mujeres y la rumba estruendosas. Fascinado por los relojes rolex, los perfumes caros de $ 5 millones el frasco y el wisky Blue Label, su perversión mayor estaba con las menores de 14 años; las niñas vírgenes.. Las quejas de los vecinos de Lagos de la Vega empezaron a hacerse oir: el vallenato, los mariachis, tres días seguidos de rumba.
La última fue el jueves 23 de noviembre. Una de sus amantes cumplía años y queria celebrárselo con vallenato y música tropical. Le tenía una sorpresa: un oso panda gigante de casi dos metros de alto que habia mandado a confeccionar en Medellín. La alarma le llegó a la Dijin encargada de la Operación Agamenón II y empezaron a seguir el rastro. Durante 48 horas el ejército se apostó frente a la urbanización y se enfrentó a los casi 80 hombres que habían llegado para la ocasión. Inglaterra, acostumbrado al combate, dio la pelea hasta que una bala lo liquidó. La guardia salió en estampida. Habia caído el tercero del Clan del Golfo junto a su pistola semiautomático FN Five-Seven calibre 5.7 milimetros fabricada en Bélgica y un fusil de asalto M4-A1. Otoniel, escondido en algún lugar del Urabá, sabe que sus días están contados.
