Al coronel Hoover Yarley Ríos Román no lo para nada. Manda sin freno en divisiones y batallones, gracias a su gran padrino: el general Eduardo Zapateiro, máximo comandante del Ejército. Empezando por su ascenso a coronel, las palancas le han funcionado bien en el camino. El 4 de enero de 2022, Zapateiro nombró de un plumazo al coronel Ríos Román como director del Departamento de Control Comercio de Armas y Explosivos (DCCAE), el principal motor del Ejército, pero sus aspiraciones son más altas y este año espera ser General.
Hoover Yarley Ríos Román asiste desde la virtualidad a cada audiencia que lo cita la Fiscalía en donde tiene desde hace casi diez años un proceso andando cuando una campesina lo demandó en el 2014 acusándolo de haberle robado $270 millones de una recompensa.
La historia se remonta al 2008. Por la vereda Olla Grande en el Tolima pasaban ejércitos de todos los colores, en uno de ellos, llegó el Mayor Ríos Román quien buscaba a Enelio Gaona, alias Bertil, máximo comandante del Frente 25 de las Farc del Tolima y uno de los hombres más cercanos al Mono Jojoy. Ríos Román acomodó a sus hombres en la vereda y no demoró en hacerse sentir. Diana Pinto Hernández, una humilde campesina de 23 años, sufrió intimidaciones por parte del Ejército que la perseguía, hacía guardia frente a su casa y llegaron a retenerla durante 48 horas para que revelara la ubicación de alias Bertil. La joven conocía muy bien del paradero del comandante guerrillero que años atrás había llegado a la finca familiar en el municipio de Iconozo, Tolima para reclutar a sus dos hermanas, de 14 y 15 años, que meses después murieron atrapadas en fuego cruzado entre la guerrilla y los paramilitares.
Ríos Román persuadió a la campesina, le aseguró que el Ejército le daría una recompensa de $400 millones si revelaba las coordenadas de alias Bertil. Con sed de venganza por el trágico destino de sus hermanas, la promesa de un dinero que le serviría para salir de la zona aporreada por el conflicto sumado al acoso del Ejército, fue suficiente para que aceptara el trato. El 24 de diciembre de 2008, la Brigada Móvil 21 de la Quinta División dio de baja a alias Bertil. Los aplausos se los llevó el Mayor Ríos Román, convertido en héroe, fue felicitado por Eduardo Zapateiro orgullo de haber acabado con el Frente 25 de las Farc estar cada vez más cerca de los pasos del Mono Jojoy.
La joven reclamó el cheque los $400 millones en el ministerio de Justicia, pero no fue sola. Ríos Román, un hombre astuto y embaucador, como lo describen quienes lo conocen en el Ejército, se ofreció a acompañar a su informante al banco BBVA para reclamar el dinero. Eran otras sus intenciones. La inexperiencia de la campesina haciendo trámites bancarios, le jugó una mala pasada, y terminó dándole $270 millones a Ríos Román confiando en que se los guardaría para que no corriera riesgos caminando en la calle con $400 millones en efectivo. Cuando se percató de lo sucedido y que solo se quedó con $130 millones, era demasiado tarde. Ríos Román la amenazó con revelarle a las Farc que era ella quien le había filtrado al Ejército la ubicación de alias Bertil. No sería hasta seis años después que Diana Pinto Hernández tendría la valentía para demandar a Hoover Yarley Ríos Román ante la Fiscalía que se defiende en el Juzgado Tercero Penal del Circuito asegurando que el dinero que tomó era para repartirlo entre otros informantes. Lo que no concuerda con el único destinatario que aparece en el cheque: el nombre Diana Pinto. La Fiscalía de Francisco Barbosa dará a conocer su veredicto sobre la culpabilidad o inocencia de Ríos Román en el mes de julio.
En el 2014 mientras que Ríos Román era demandado penalmente por robarle dinero a una informante, era ascendido a teniente coronel y premiado siendo nombrado comandante del Batallón de Ingenieros Antonio Baraya ubicado en Puente Aranda al occidente de Bogotá. Su presencia no pasó desapercibida, en el Batallón lo recuerdan por sus fiestas, regalos y permisos que frecuentaba hacerle a oficiales, suboficiales y soldados.
Entre diciembre de 2014 y diciembre de 2016, periodo en el que Ríos Román fue comandante del batallón, iniciaba un proyecto de infraestructura que debía pavimentar la vía que conduce el municipio de Planadas, Tolima con el corregimiento de Gaitania. Para la obra, Ríos Román le encargó a su pupilo, el cabo Cristhian Armando Gutiérrez, la tarea de transportar en camiones militares, los repuestos del proyecto que saldrían desde el Batallón y debían llegar a la construcción. Sin embargo, la obra quedó inconclusa y llena de irregularidades. Nadie respondió. Cuando el coronel Ríos Román fue trasladado en el batallón en 2016, el teniente coronel Edwin Marcel Pérez asumió la comandancia y encontró que los suboficiales, oficiales y soldados se quejaban de que ya no les daban incentivos económicos. Con la partida de Ríos Román se habían acabado las fiestas, los regalos y permisos.
En febrero de 2021, al despacho del comandante Eduardo Zapateiro llegó una extensa denuncia de 45 páginas contra el tiempo (2014-2016) en el que Ríos Román estuvo en el Batallón de Ingenieros Antonio Baraya. En ella, se decía que, por orden exprés de Ríos Román, el cabo Cristhian Armando Gutiérrez vendía los repuestos nuevos de la maquinaria que eran transportado a la obra y los remplazaba por piezas viejas y en mal estado. Según la denuncia, el dinero de esas ventas se repartía entre el coronel Ríos Román y el cabo Gutiérrez quien pasó de andar en una destartalada bicicleta a comprar moto y hasta carro de alta gama.
Eduardo Zapateiro pasó por alto la denuncia en contra de su protegido que terminó engavetada. En el 2017, ya le había dado la bendición el día en que lo ascendió de teniente coronel a Coronel cuando consideró que no se vería bien retractarse del nombramiento por un desliz de Ríos Román en el Batallón de Ingenieros siete años atrás. Por su parte, Christian Armando Gutiérrez pasó de ser cabo a sargento mientras que Ríos Román logró que se quedara por otro periodo de dos años en el Batallón de Ingenieros General Antonio Baraya.
Con todo el proceso en Fiscalía y las denuncias disciplinarias, Ríos Román fue premiado en 2018 con la comandancia de la Brigada de Ingeniero Militares de Desminado Humanitario en Granada, Meta, una de las unidades militares más importantes pues recibe cuantiosas donaciones de países aliados de Colombia y privados estadounidenses como es el caso de la empresa Howard Buffet que le ha inyectado USD 38.120.000 millones a esta unidad militar desde su creación en 2016.
La primera vez que le escucharon la voz a Ríos Román en la Brigada de Desminado Humanitario, fue cuando ordenó camioneta con chofer para transportar en la ciudad de Villavicencio a su exesposa, el nuevo esposo de ella -un teniente retirado por falsos positivos, sus hijos y exsuegros. Le cumplieron la orden, a la familia de la exesposa del coronel Ríos Román se le dio una camioneta Chevrolet Dmax con fines humanitario que usaron durante dos años y medio. Con gasolina patrocinada y un soldado que hizo de chofer recogiendo los 7 días de la semana a la familia en su lugar de residencia en el Condominio Pacance para transportarla a zonas aledañas, centros comerciales, gimnasios, además de hacer los mandados y vueltas personales.
Al despacho del comandante Eduardo Zapateiro también llegó la denuncia sobre el uso indiscriminado que el coronel Ríos Román le daba a una camioneta del Ejército como si se tratara del carro familiar. Otra denuncia que engavetó y volvió a salvar a su protegido por tercera vez. Cuando el coronel Ríos Román terminó su periodo como comandante de la Brigada de Desminado Humanitario de Granada, Meta, fue trasladado a una unidad militar en Larandia, Caquetá desde donde seguía dando órdenes para que le mantuvieron la camioneta a la familia de su exesposa.
Sin embargo, el 22 de noviembre de 2021 la Procuraduría absolvió de dos denuncias al coronel Ríos Román y ordenó archivar la investigación en su contra al igual que de Cristhian Armando Gutiérrez. La procuradora delegada para la Fuerza Pública, Tatiana Moreno Shett, fue la encargada de investigar las acusaciones contra el coronel Ríos Román y concluyó que frente a presuntos negocios irregularidades de repuestos de maquinaria que culminó con un peculado de apropiación e incremento patrimonial no habían elementos suficientes que demuestrara que el coronel Ríos Román por medio de Cristhian Armando Gutiérrez negociaba respuestos de maquinaria a cargo del Batallón. No hay sustentos fácticos ni probatorios correspondientes. Por su parte, frente al uso irregular del vehículo institucional por parte del Coronel Ríos Román, la Procuraduría reconocen que si bien existen videos y fotografías que advierten que la camioneta del Ejército circuló por las calles de un municipio, no existen pruebas que demuestren de manera fehaciente la ciudad por donde se desplazó el vehículo, quien conduce la camioneta, que misión cumplía, las fechas correspondientes y quienes estaban dentro de el. A esto se suma que quien radicó la denuncia no se presentó a la diligencia.
El peso del coronel Ríos Román también se siente dentro de los ascensos del Ejército. Su voz frente a quien debe pasar o morir en el intento es escuchada por Zapateiro quien se encarga de nombrar a un comité evaluador que revisa detenidamente el perfil y la hoja de vida de cada aspirante para rectificar que tenga un historial limpio y comportamiento ejemplar en los años que ha servido en el Ejército.
El 27 de noviembre de 2020, el teniente José Ricardo Sanjuanes estaba listo para ser coronel, cumplía con los requisitos con una hoja de vida ejemplar, pero el Ejército al que sirvió por 27 años le bajó el pulgar por un comentario desfavorable que recibió del coronel Ríos Román. Se conocieron en diciembre de 2018, en la ceremonia de entrega de mandos en la Brigada de Desminado Humanitario, Sanjuanes iba de salida pues había sido trasladado al Comando de la Cuarta División y Ríos apenas entraba a la Brigada. La primera vez que hablaron, Ríos Román le pidió una camioneta con chofer para ponerla a disposición de la familia de su exesposa en Villavicencio. Una orden que Sanjuanes se negó a cumplirle, pero que tres años después Ríos Román le cobraría.
A pesar de que nunca trabajaron juntos en el Ejército, el coronel aseguró que el teniente Sanjuanes no debía ascender al ser un militar de no fiar. El coronel Ríos Román se encarga de sacar de su camino a quien se interponga y no cumpla órdenes. Como comandante de la Brigada de Desminado Humanitario relevó de la oficina de contrataciones al sargento primero Néstor Chica que se opuso a darle un contrato a una empresa recomendada por el coronel Ríos Román que no cumplía con los requisitos de ley. Al negarse a darle el contrato a la empresa que él ordenaba, Chica fue trasladado a una oficina administrativa como castigo, tiempo después el coronel emitió un conceptó desfavorable en su contra para que no ascendiera a sargento mayor.
Con el espaldarazo del comandante Eduardo Zapateiro, pero con todo jugando en su contra, el coronel Ríos Román se mueve bajo la sombra pasando de agache a cualquier denuncia en su contra. En el 2021, su oscuro prontuario no solo llegó al escritorio de Eduardo Zapateiro, enumerando una a una las irregularidades en cada cargo que había ostentado, la denuncia llegó también a manos de la procuradora Margarita Cabello y el general Luis Fernando Navarro. Con audacia y rapidez, el coronel Román Ríos viajó de Larandia a Bogotá y en cuestión de tres días apagó el fuego evitando a toda costa que algún escándalo le impida llegar a ser General.
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