De Bogotá, Medellín, Bucaramanga empezó a llegar el Ordoñouribismo a Cartagena. La idea, al parecer, era la confrontación. El Centro Democrático no viajó a La Heroíca a apoyar el sentir popular de la ciudad. No, la ciudad está feliz de ser la capital mundial de la paz y hoy se vivirá una fiesta maravillosa que veremos con envidia desde la fría Bogotá. Para llenar las calles empedradas tuvo que llevar a su copioso y beligerante ejército conformado por la señora Claudia Bustamante, por El Patriota, por los cientos de personas que disfrutan insultar en Twitter, el matoneo sistemático y controlado a todas las voces que hablen de paz, de respeto hacia el otro, de perdón.
Hay actitudes de las que incluso miembros del Centro Democrático ya están hartos. Una de ellas fue lo que sucedió con Antanas Mockus esta mañana cuando fue insultado con fiereza sólo por querer llevar su mensaje de reconciliación a unas huestes que ya no entienden de diálogo, que se han dejado impregnar por el discurso de odio de María Fernando Cabal, de Paloma Valencia. El sólo haber viajado a Cartagena sin ninguna idea concreta, sin nada para decir más que las manidas, gastadas palabras de siempre: impunidad, castrochavismo, Venezuela, Narco-Terrorismo, Farr, Farr, Farrrr una y otra vez, el haber ido a buscar, acaso, ser una molestia para la comunidad internacional respaldada por John Kerry, el presidente del Banco Mundial, Yim Yong Kim, la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde, la canciller de Suecia, Juan Carlos de Borbón y Ban Ki Moon y que el mismo Centro Democrático, poseído por una negación y una frustración que los carcome por dentro, se han encargado de descalificar, hacen que miembros de la colectividad empiecen a desertar al ver que al ex presidente no se le cae una sola idea.
Dicen que el nivel de agresividad de los que viajaron a Cartagena es cada vez más alto, cada vez más aterrador. Que cualquiera que salga con una pancarta por el Sí es víctima de las rechiflas y los insultos más atroces. En primera línea, al lado del procurador Andrés Felipe Arcos que suelta dardos envenenados desde su twitter, el mismo muchacho que trató de descalificar al valiente Leonard Rentería llamándolo enmermelado. Ahí están en Cartagena dando un espectáculo triste, gris, lleno de energía desaforada como casi todo lo que hace el Centro Democrático un partido político que desaparecerá después de la firma porque vive sólo en sentido de la guerra.
Adenda: Oscar Iván Zuluaga dando muestras de lo” magnánimo” que es saludo a los muchachos del Esmad que impidieron – como lo ordena la ley- que los manifestantes del Centro Democrático entraran a la ciudad histórica. A veces es un populismo tan barato el que usan estos señores.