El departamento de La Guajira cumple 50 años de su constitución, los cuales han trascurrido con diferentes problemáticas medio ambientales, las cuales, hoy por hoy, tienen a La Guajira sumergida en una profunda crisis, que va desde lo ambiental, pasando por la corrupción política, la falta de infraestructura en salud y educación, como los problemas de salud de la población wayuu, siendo este último el problema que más sobresale en la región.
Así describe la Gobernación de La Guajira su historia: “Fue territorio nacional hasta su creación como intendencia por medio de la Ley 34 de 1898. Por decreto No. 807 de 1911 se creó la comisaría especial de La Guajira con capital en Guaranguro, trasladada más tarde a San Antonio y después a Uribia; por decreto 1824 de junio 13 de 1954 fue creada la intendencia nacional de La Guajira, con capital en Riohacha y la población de Uribia pasó a ser centro de asuntos indígenas. Por acto legislativo No. 1 de diciembre 28 de 1964, se creó el departamento de La Guajira, con vigencia a partir del 1º de julio de 1965”.
La Guajira “está dividido en 15 municipios: Riohacha, Albania, Barrancas, Dibulla, Distraccion, El Molino, Fonseca, Hatonuevo, La Jagua del Pilar, Maicao, Manaure, San Juan del Cesar, Uribia, Urumita y Villanueva, 44 corregimientos, así como, numerosos caseríos y sitios poblados por indígenas conocidos como rancherías”.
Como lo pueden apreciar en la frase anterior, ni la misma gobernación del departamento de La Guajira sabe cuántos caseríos y rancherías hay al interior del departamento. Partiendo de ese desconocimiento e imprecisión, se pueden ir haciendo una idea de las múltiples situaciones que vive la comunidad Wayuu allí.
Como si fuera poco, las Farc, de cumpleaños a La Guajira, le volaron una torre de energía dejando sin luz al corregimiento de Chorrera, en el municipio Distracción.
Pero qué podemos hacer si ese es “el ejército del pueblo” y “de los colombianos”, que tanto pecho saca a nivel internacional mostrando una falsa imagen de guerrilla “revolucionaria”, tan “revolucionaria” que deja sin luz a gran parte del departamento de La Guajira, que es el segundo departamento más pobre de Colombia... pero qué podemos hacer si esos son “los sapos” que nos tenemos que tragar, todo sea por lograr la paz con uno de los tantos grupos armados ilegales que hay en nuestro país.
Conversando con la líder wayuu Rosa Iguarán, ella me plantea que se han dado algunos avances por parte del Gobierno Nacional, pero que estos son mínimos y microscópicos, pues la problemática del agua es un problema estructural y complejo.
La zona con mayor presencia de agua en este momento la tiene El Cerrejón, en donde tienen plantas desalinizadoras, estabilizadoras y potenciadoras de agua. Para tener este tipo de plantas a lo largo y ancho de La Guajira, Rosa Iguarán plantea que “se necesita voluntad política y el apoyo de ONGs para poder acceder a ellas, pues el precio de dichas plantas es muy elevado”.
Iguarán expone que el agua es vital para la comunidad, pues “si nosotros tenemos agua, podemos sembrar, podemos tener maíz, fríjol, y otras semillas que son propias de la alimentación de la comunidad. Los wayuu no somos dependientes, somos independientes y nos da mucha tristeza tener que depender del mercado”.
Al preguntarle a Rosa por los 50 años que cumple La Guajira, como de la percepción que ella tiene sobre lo que se ha hecho, y lo que hay por hacer en el departamento, ella me explicó que “en estos 50 años se pueden mirar como un nuevo amanecer. Hay que pensar y hay que avanzar, hay que mejorar nuestras fortalezas; nosotros estamos en una zona estratégica, debemos hacer un llamado a la comunidad para hacer un cambio de actitud, ya que nuestros gobernantes no nos van a cambiar nuestras condiciones, sino que nosotros, que somos los que vivimos allí y somos los primeros que debemos cambiar de actitud para defender nuestro territorio. Es un reto pero debemos entrar a replantear para mirar que tenemos y como lo debemos repotenciar. Nosotros, como wayuus, hemos hecho grandes aportes al país, como la conciliación y la reparación, los cuales son aportes en torno a la identidad cultural”.
La crisis de La Guajira es un problema estructural que no se soluciona donando bolsas de agua ni llevando un pan o bienestarina de la comunidad wayuu, se necesita la integración del Gobierno Nacional, con las diferentes instituciones y funcionarios que tienen que ver con la problemática ambiental, pues es a partir de la sequía y la falta de agua que se ha ido desencadenando la crisis de La Guajira. Con respecto a la atención del ICBF, le consulte a Iguarán sobre los avances que este instituto pudiese estar adelantando en el departamento, a lo cual ella me respondió que “detrás del ICBF hay operadores maquiavélicos que son los que asignan la alimentación para los niños, y que no es suficiente lo que hace el ICBF para atender a los niños”.
Estas declaraciones de Karen Abudinen, directora de Primera Infancia del ICBF, dejan mucho que decir: “Hago un llamado a todos los operadores porque realmente es muy frustrante encontrar esto en La Guajira cuando ellos saben perfectamente que el el Bienestar Familiar da unos montos importantes para tener un equipo humano idóneo”.
En materia de cooperación internacional, Iguarán plantea que “la agencia de cooperación internacional llegó a La Guajira cuando se dieron cuenta que el departamento es el segundo más pobre después del departamento del Chocó; antes de eso no nos volteaban a mirar. Las soluciones se deben plantear consultando con nosotros, los wayuu, y no planteándolas a los funcionarios desde una oficina en Bogotá, sin conocer lo que pasa en nuestro territorio”.
En materia de politiquería, esta es una de las causas por las cuales al departamento no se le ven recursos invertidos ni avances, los congresistas le quitan recursos a las diferentes autoridades regionales de La Guajira, hay una pobre o casi nula infraestructura en materia educativa, en muchos casos los salones son un pedazo de árbol y las sillas troncos cortados, y el Ministerio de Educación calla y no hace nada frente a esa situación. El Cerrejón no hace nada por las comunidades, solo se toman fotos y gastan millones en publicidad para contrarrestar una realidad de la que nadie se puede escapar.
Lo cierto es que el panorama actual de La Guajira no es el mejor. El ICBF suspendió la entrega de alimentos a los comedores de los niños wayuu, y estos no tienen qué comer. Los centros de educación prácticamente no existen y los centros de salud son como tener un botiquín en la casa; el agua les toca comprarla a los wayuu en la mayoría de zonas del departamento de La Guajira. No hay voluntad política para hacer cambios y dar soluciones. La explotación en el Cerrejón está impactando negativamente al departamento; la sequía y la falta de lluvia impiden que los wayuu siembren y puedan autoabastecerse, el ICBF no está pendiente de los operadores que contratan, y hay más problemáticas allí que no alcanzaría el papel para nombrarlas.
Twitter: @JUANCAELBROKY