Los sindicatos, los profesores, los estudiantes, los comerciantes informales, los conductores y vigilantes, incluso de sus mismas empresas, le cogieron el pulso a los Char, el poderoso clan que manda en Barranquilla.
Con la victoria de Gustavo Petro sobre Duque quedó claro que los Char empiezan a ver la puesta del sol. Fueron dos reveses: el primero con Germán Vargas, que en primera vuelta obtuvo un resultado inesperado, en una ciudad que fue su consentida en inversión y en presencia —cabe recordar que los Char le impusieron a Elsa Noguera como su fórmula a la vicepresidencia—; el segundo, en la segunda vuelta, cuando la orden del clan era votar por Duque y fueron desobedecidos totalmente.
La victoria de Petro con el 54.43% sobre Duque 42.98% no es accidental, la ciudad ya empieza a sentir a los Char más como unos señores feudales que imponen senadores, concejales, representantes, que como unos líderes que luchen por inversiones tan trascendentales para la ciudad como la APP del río magdalena.
Por otro lado, el mensaje de Petro fue claro en su discurso: la Colombia Humana va por las alcaldías y gobernaciones donde ganaron y una de las joyas de la corona es la Barranquilla de los Char.
En primera vuelta si había una ciudad en la costa Caribe que Germán Vargas contaba como de él, esa era Barranquilla; para segunda vuelta Duque calculó lo mismo, pero se equivocó también porque salió derrotado por Petro.
Además, en el resto del departamento del Atlántico el resultado fue similar a favor de Petro, quien, como ya se mencionó, aseguró que irían por las gobernaciones donde ganaron.
Por su parte, los Char, consentidos de Santos con ministerios e institutos, como el Icbf y jugadores duros en concesiones como las aeroportuarias y mucha inversión en infraestructura del gobierno nacional, probaron el amargo sabor de la derrota y la advertencia de que Barranquilla quiere bailar a otro son.