Es normal que mucha gente no sepa que la Corte Suprema está a punto de elegir algunos nuevos magistrados. Y les hago un llamado a que miren el tema, porque la Corte no solo va a tener más competencias en el nuevo tribunal de aforados, sino que va a tener un rol trascendente para el nuevo orden y arquitectura social que plantean los acuerdos de paz y, por ende, más que nunca necesitamos mucho de los nuevos togados.
Y somos ciegos a esto porque la Corte Suprema ha dejado de ser tan suprema para la opinión pública, y muchos han focalizado erradamente toda la importancia de los temas de justicia en la Corte Constitucional, descartando otros temas de gran calado social y económico, como los patrimoniales o los laborales. Cosa que parece muy normal dentro del entendimiento de todos, porque a la Corte Constitucional llegan temas muy taquilleros como la tauromaquia o las parejas del mismo sexo.
En este momento de la historia debemos mirar muy cuidadosamente hacia Corte Suprema, y también debemos enfocarnos en la idoneidad académica de los aspirantes a esa dignidad, porque necesitamos de una nueva corte de oro. Que tenga personas mas experimentadas en temas investigativos, y con un curriculum capaz de transformar el engranaje social sin reproducir los mismos vicios de la tan criticada justicia del pospalacio.
Lo anterior no es solo un tema ético, sino práctico, pues la justicia con el posconflicto tiene el llamamiento a hacerse preguntas muy difíciles que superan las que ya se han hecho y resuelto de forma muy tradicional, preguntas que pueden oscilar entre: el nuevo concepto de propiedad y la titularidad de las tierras en el posconflicto, las nuevas formas de reinserción a la sociedad en materia laboral... ¿Y por qué no mencionar algunas preguntas más sonoras como las competencias punitivas del nuevo tribunal y los derechos de las víctimas en el pos conflicto? En fin.
Estas son preguntas que deben ser respondidas de una manera apropiada y por expertos no solo en temas estrictamente procesales, como la técnica de casación, o en el litigio, sino por expertos capaces de reinterpretar algunos cánones ofreciendo herramientas investigativas.
Por eso, y a raíz de su escasez, creo que debe primar esta elección un voto académico, más allá de los miramientos políticos y demás. Ojo, y no estoy diciendo que esté tipo de formación deba ser la única en una corte, porque por supuesto se necesita de personas de las regiones o de personas tradicionalmente excluidas. Lo que digo es que dentro de las múltiples visiones y experiencias debe un académico tener voz y voto, más ahora donde una minoría de más o menos un 10 % de los actuales magistrados tienen formación doctoral y experiencia seria en el campo investigativo.
Conclusión: esta Corte y el análisis de esta elección se debe diferenciar del que tradicionalmente se lleva a cabo para las Corte, y se debe mirar con lupa quién entra a las diferentes salas, por lo que los invito a indagar en el tema y a hacer un control ciudadano y mediático, porque ésta en juego el futuro de esta sociedad.