El año pasado más de 400.000 personas visitaron el Museo Nacional de Bogotá, un espacio que cuenta con 17 salas de exhibición permanentes y que en su colección guarda cerca de 20 mil piezas. En ese edificio que se levanta sobre la carrera séptima con calle 28 de la ciudad de Bogotá se intenta rescatar la historia de un país complejo y muy diverso. Organizar un orden cronológico, unas temáticas y unos personajes no es una tarea para nada fácil. El Museo hoy privilegia una historia que se centra primordialmente en hechos oficiales dejando de lado una realidad mucho más profunda y variada. Sin embargo, existe una iniciativa por parte de Ministerio de Cultura y del mismo Museo que busca contar la historia de otras orillas del país.
Su directora, María Victoria de Robayo, lidera la transformación del relato que hoy se cuenta en este lugar. En los próximos años el museo tendrá el reto de contar una historia mucho más incluyente y con muchos más vértices de análisis. “No debe ser una narración solamente desde el poder, no deber ser únicamente hegemónica ni desde los gobernantes”, explica la directora.
El guión actual del museo fue propuesto en 1989 y privilegió un orden cronológico y lineal. Para ese entonces las ideas de un país multicultural y diverso no estaban tan presentes. Y es precisamente eso lo que busca la nueva propuesta, dejar de lado una hegemonía oficialista y, por el contrario, darle paso a hilos temáticos que representen “la construcción de una nación con contenidos temáticos que reflejen el carácter multiétnico y pluricultural”.
La nueva historia que propone el museo hace una ruptura con la idea cronológica y progresiva por medio de la cual hoy se ordenan sus salas. Los 400.000 visitantes anuales del museo se ven obligados a recorrer los tres pisos de éste en un paseo que inicia con los primeros habitantes del territorio y que termina por la gestas independentistas. El nuevo mensaje que se quiere transmitir, según cuenta su directora, es el de un “Museo Nacional donde el país se pueda sentir representado en su diversidad y en su complejidad. Que no sea una narración donde solamente sean importantes los gobernantes o los que han tenido el poder. Las colecciones del museo tienen que hacer visibles otros aspectos del país que no tuvieron retrato”.
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- María Victoria de Robayo, directora del Museo Nacional
En los próximos años el museo se irá transformando y contará la historia del país a través de tres nuevos ejes. En el primer piso de sus instalaciones exhibirá los diferentes componentes del territorio.
Buscará explicar cómo los habitantes se adaptaron, entendieron y se movieron por éste. En el segundo piso, estarán exhibidas las manifestaciones de los recursos naturales y de los procesos sociales y políticos de la nación. Finalmente, en el tercer piso, se abordaran temas de espiritualidad, religiosidad y de lenguajes de creación. Allí, como sus nombres los indican, se busca entender las diferentes formas de conocimiento simbólico y religioso, así como las diversas manifestaciones creativas de la sociedad.
Contar la historia desde un nuevo enfoque requiere de una discusión de largo aliento y de la ayuda de profesionales y expertos en las muchas áreas de estudio que implican el análisis de una sociedad. Es por eso que detrás del proyecto de transformación está un Comité Asesor conformado por: Carmen Arévalo; Clara Isabel Botero; Marta Elena Bravo; Miguel González; Carl Henrik Langebaek; Jesús Martín-Barbero; Jorge Orlando Melo; Mauricio Nieto; Bernardo Ortiz; Carlos Betancourt y Alberto Saldarriaga. Todos ellos son expertos en diferentes áreas y tienen mucha experiencia en el mundo de la curaduría, la historia, la arqueología, el arte, entre otros.
“Lo que si tenemos claro es que la historia como la estamos contando ahorita no es satisfactoria. Que el país es mucho más que una sucesión de retratos de señores con bigotes y bandas presidenciales. Que el país es mucho más complejo que eso”, dice María Victoria. En breve, el Museo Nacional tiene la ardua tarea en los próximos años de reescribir el pasado de un país multicultural y diverso. Un país con muchas orillas que aun no se han contado.
