La vida política de Alejandro Giammattei podía definirse como una constante derrota. Tres veces intentó aspirar a la presidencia de su país y fracasó en cada una de ellas (2007, 2011 y 2015). Sin embargo, el destino le sonreiría el pasado domingo 11 de agosto cuando venció a Sandra Torres por una diferencia de casi 700 mil votos, a pesar del abstencionismo que rozó el 60%. De esta forma, este médico y exdirector del sistema penitenciario se convierte en el quincuagésimo tercer presidente del país más poblado de Centroamérica.
Caracterizado por su mano dura, aunque él mismo describió su candidatura en varias oportunidades como una alternativa de “centro derecha”, tendrá que lidiar con situaciones agudas como la migración y la continuidad de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CIGIG).
Hace tan solo unos meses, el actual presidente Jimmy Morales se reunió con su homologo Donald Trump para discutir un posible acuerdo que convirtiera a Guatemala en un “tercer país seguro”. La Casa Blanca y el gobierno guatemalteco confirmaron el encuentro e hicieron pública la alianza en la que el país centroamericano se comprometía a tramitar las solicitudes de asilo de todos los migrantes que pasaran por su territorio y tuvieran como destino final Estados Unidos.
El anuncio no cayó muy bien en diferentes sectores, tanto afines a la administración como opositores, y se volvió un tema coyuntural en la carrera por la presidencia. Giammattei, al ser cuestionado respecto del asunto, fue contundente al criticar el proceder del presidente Morales y lo calificó como “una noticia lamentable para Guatemala”. Ignoró las amenazas sobre posibles sanciones por parte de Estados Unidos en caso de no contribuir con la problemática migratoria y añadió que difícilmente, en un eventual gobierno suyo, podría cumplir con lo pactado.
Pero, con menos de 48 horas después de haber ganado las elecciones, ya suavizó su postura y explicó que está abierto a conversar con Donald Trump para llegar a una solución conjunta. En un diálogo con la agencia AFP, Giammattei dijo "Yo voy a ser respetuoso (con Trump) porque (...) las relaciones diplomáticas se basan en reciprocidad"
Dejó entrever, además, que no está en posición de exigir y que primará un tono conciliatorio.
“Si me tratan bien, trato bien, si me tratan mal, trato mal, pero no es ése el punto, aquí es no llegar a la confrontación” agregó.
La otra cuestión que más se debatió fue el destino que correría la CIGIG. Desde la primera vuelta presidencial, Giammattei y Torres habían descartado abiertamente una prolongación en la existencia del organismo independiente adscrito a las Naciones Unidas que, desde 2007, se había encargado de investigar y perseguir a los responsables de grandes delitos. Con la victoria del primero, la comisión entra en su ocaso después de haber presentado más de 100 casos de violación de derechos humanos y lograr condenar por corrupción a 300 personas, entre las que se destaca el expresidente Otto Pérez Molina.
Pese a que la corrupción es uno de los principales malestares que percibe el electorado guatemalteco, según lo reveló una encuesta de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales de Guatemala, la propuesta de Giammattei de no solicitar ayuda extranjera para afrontar la ilicitud al interior de las instituciones gubernamentales caló entre los votantes.
