El distrito de Aguablanca, al oriente de Cali, alberga gran cantidad de población en donde convergen diversos actores que hacen que este lugar sea uno de los más peligrosos de la ciudad. Históricamente la institucionalidad poco ha aportado en el desarrollo de esta zona, sus venas abiertas comprenden las deplorables condiciones de vida que tienen las familias, líneas de microtráfico en zonas comunes y de recreación de los barrios, violencia política y social que, en últimas, la terminan sufriendo los jóvenes.
Distrito de Aguablanca: estigma, violencia y pueblo resiliente
Cali y el país le deben mucho a las personas del distrito por ser productores de cultura, arte, deporte y de grandes liderazgos comunitarios, y le deben también por el olvido y la violencia que les han obligado vivir. Las condiciones han obligado a que la misma gente construya alternativas de vida para la comunidad. Estas son algunas de ellas:
Edwin Restrepo es uno de los líderes de los procesos que han decidido unirse para trabajar por el oriente. Junto a otros jóvenes del barrio Mojica trabajan en la recolección de residuos reciclables, tienen una ruta de recolección que sus vecinos ya reconocen y acuden al llamado de aprovechamiento de los residuos.
Edwin tiene claro qué es lo que más le motiva de trabajar por la comunidad; desde los 13 años decidió pasar casa por casa recogiendo los desechos para aprovecharlos como fuente de ingresos y así tener el dinero para apoyar los demás procesos ambientales y culturales que se desarrollan en el oriente. Se cansaron de ver sus calles inundadas de basura porque el servicio de recolección no entra hasta allá y aseguran que si no son ellos los que toman las riendas del entorno, el Estado no lo hará.
Por su lado, cerca al hospital Isaías Duarte Cancino se ubica el humedal que lleva el mismo nombre, antes un vertedero de basuras y una zona con altos índices de hurtos. Desde el comienzo de la pandemia un grupo de jóvenes y niños decidieron convertir la plataforma publica del Humedal en una huerta comunitaria que dignifique el espacio público para expresiones artísticas y culturales, cimiente las bases para una soberanía alimentaria estable y que ese espacio y quienes lo habitan sean protectores del humedal.
La plataforma pública donde se encuentra la huerta Despertar Juvenil es uno de esos espejos en donde gracias al trabajo colectivo de sus habitantes, algunos de ellos con problemas judiciales, sin estudio y sin trabajo, ven en este espacio una forma de vida. Lo que hacen con la cosecha es que se distribuye semanalmente a las familias independientemente sin importar si aportan o no en el cultivo, como cuenta Breiner Duque, líder del proceso de educadores ambientales.
Despertar juvenil se configura como espacio de producción autónoma de alimentos para las comunidades, en ella se cosecha zapallo, tomate, aguacate, pimentón piña, plátano, hortalizas además que cuenta con un semillero muy productivo y con un sistema de riego.
Breiner comenta que esta labor ha vislumbrado cómo el convivir y el trabajar colectivamente hace pensarse una visión diferente de ciudad y de vida misma, es decir, nos han enseñado formas de vida individualistas que hacen que compitamos entre nosotros y nos llevan a destruir la naturaleza en busca de riquezas cuando podemos sobrevivir desde lo colectivo preservando las fuentes de vida.
Otros procesos que decidieron articular son el de las comunidades negras desde su lucha por la identidad afro y dignificación de la cultura y expresiones artísticas del pueblo negro a través de “Raíces Afro”, la lucha por la soberanía alimentaria emprendida por los habitantes del barrio Puertas del sol donde le denominaron a su proceso “Huertas del sol”, la divulgación del quehacer social de los liderazgos desde medios de comunicación populares como “DistritoTV”, y demás procesos que estas líneas se quedarían cortas para describir.
“Nos cansamos de las prácticas de los partidos que ostentan el poder y por eso decidimos organizarnos y conformar el Colectivo Cholao” Felipe, líder de Guardianes del humedal integrante de Educadores ambientales.
El pasado 28 de agosto de 2021 en el audio teatro del colegio Nuevo Latir se dieron cita estos procesos en una reunión amplia para la conformación del colectivo y sus banderas de lucha para el desarrollo del trabajo en la ciudad. Aquí decidieron llamarle Colectivo El Cholao; Barrio, color y sabor donde se le apueste al derecho a la ciudad, desmilitarización de la vida juvenil, estimular la vida colectiva y resignificación del espacio público.
Conversé con Julián Vargas, líder del proyecto “Huertas del Sol” que también integra el colectivo y cuenta que este ejercicio de articulación favorecerá en la cualificación de los procesos y con esto potencializar nuevos liderazgos en beneficio de la barriada.
“La perspectiva que nos trazamos es ser una plataforma que aglutine los esfuerzos de procesos barriales de la ciudad, no solo en el oriente de la ciudad como hemos venido haciéndolo, sino que sea un referente articulador de los esfuerzos de los y las caleñas por una ciudad democrática, plural y segura para toda la población. Le apostamos a ayudar a la niñez, la juventud, a los y las trabajadoras y a los adultos mayores” dice Julián Vargas.
Apostarle a esto que menciona Julián no es nada fácil en una ciudad sumida por el microtráfico y la violencia estructural orquestada por oficinas y también en Colombia donde los liderazgos comunales, según la Comisión colombiana de juristas, sufren el 11,9% de la violencia a los DDHH por diversos actores tanto del Estado como paraestatales esto responde a las dinámicas de exterminio y persecución que se han aplicado en el país a alternativas de concebir la realidad nacional y de las personas.
“No deberíamos tener miedo ni amilanarnos por rescatar la identidad afro de las comunidades negras, pasar por los barrios reciclando, rodando películas en el cine comunitario de Puertas o por construir huertas urbanas en donde la comunidad lo necesite y se pueda encontrar resignificando sus espacios públicos como zonas de recreación y de intercambio vecinal, dándose cuenta que ofreciendo una porción de su tiempo podrá contar con una remesa para la alimentación de su familia” menciona Jefferson, habitante del barrio Puertas del Sol.
En el colectivo no solo se han pensado cómo impactar los barrios de la ciudad sino también como ofrecerle alternativas de vida a los jóvenes y también lograr su representación dentro del Consejo municipal de juventud (CMJ) porque son conscientes que no pueden dejarlo a merced de los clanes políticos locales en las venideras elecciones el 5 de diciembre.
El de la foto es Edwin Restrepo quien es candidato a los CMJ por el Pacto Histórico Juvenil por Cali, a través de la A.N.D.E.S (organización estudiantil de secundaria) bajo la modalidad de lista por organizaciones en donde ocupa el 3er lugar y aspira ser la apuesta real y democrática para que la juventud del oriente de Cali tenga representación en este escenario para la interlocución con la alcaldía en temas de políticas públicas para los y las jóvenes.
“Edwin cuenta con un amplio recorrido como líder de la comuna 15 en donde ha desarrollado las rutas de recolección de residuos aprovechables, la construcción de huertas comunitarias en Mojica y Puertas del Sol, ha cimentado las bases para la unidad de procesos barriales en la ciudad. Se ha caracterizado por ser un referente de la juventud del oriente de Cali y es reconocido en este sector por su trabajo activo en favor de las mayorías y es la apuesta del Cholao para representar la juventud. Además, como padre y esposo es una persona ejemplar, no cualquiera responde por su familia y a la vez desarrolla liderazgo social porque no es fácil, uno no vive de lo otro. La invitación es a venir al oriente, conocer los trabajos que estamos realizando y votar este 5 de diciembre por la lista ANDES” dice Yurley Benavides, líder del proceso “Raíces Afro” y esposa de Edwin.
Así es el liderazgo que han desarrollado estos jóvenes en una de las zonas más estigmatizadas y olvidadas de la ciudad, decidieron unir fuerzas y procesos para emprender una lucha por una ciudad al alcance de sus sueños. Esta es la otra cara de las periferias, del pueblo que resiste ante el abandono estatal en la gran ciudad alegre, en la que sus corazones siguen palpitando ofreciendo amor a su comunidad.
Te puede interesar: