"Solo el tiempo dirá si esta coalición pensada por independientes con visiones diametralmente opuestas logra tener largo aliento en una democracia ávida de propuestas partidistas definidas, de candidatos y colectividades con menos rótulos y más convicciones".
En días recientes el reacomodamiento político ha suscitado el interés público más aún cuando se aproximan los comicios para congreso y presidencia. La aparición del Puro Centro Democrático y la refundación del Partido Verde han terminado aportando al mapa democrático claridad ideológica y parcialmente logrado aproximar a quienes siempre han desdeñado de la institucionalidad partidista –en este caso a regañadientes, por motivos de umbral- hacia la consolidación de propuestas sólidas que desafortunadamente como en el caso de los verdes solo sea para satisfacer ciertas necesidades electorales, cambiantes, calculadas, coyunturales y desprovistas de compromiso programático alguno con sus electores. La tarea de ahora en adelante para esta nueva versión sin la fuerza de la Ola Verde del 2010 será lograr que la multiplicidad de egos que lo conforma sepa vivir en armonía y presente un proyecto conjunto de país en el plano económico y social que trascienda el desgastado discurso anti corrupción que no deja de ser una arandela ligada al marketing político. El aporte de José Antonio Ocampo, quien hizo parte en su momento del grupo de intelectuales denominado “Pido la Palabra” al respecto y su propuesta de “Mercado en armonía con el Estado” pueden aportarle claridad a un conglomerado al que le urge más fondo que forma.
Uno de los principales retos de la emergente personería de ahora en adelante es lograr que la sumatoria de “Estelares”, los Navarros, Fajardos, Petros, Peñalosas además de convivir bajo un mismo techo transiten de la “demagogia de las manos limpias” a la institucionalización de un partido de centro derecha independiente reformista con respecto a Santos, transformador de forma, más cercano a la pedagogía y la experiencia parlamentaria de congresistas como John Sudarsky y Angela María Robledo, a la juventud de Carlos Amaya y Camilo Romero que al tradicionalismo político y el afán burocrático de senadores como Jorge Guevara, Jorge Londoño, Iván Name y Felix Valera.
En la baraja de lastres por superar quedan el desgobierno de Petro, la mala imagen en ciertos sectores de Enrique Peñalosa (Quien es más cercano a Uribe que a sus copartidarios), la relación de Jose Juán Rodriguez con el “Carrusel de la Contratación” y la participación con repartija burocrática a bordo de los Verdes en el gobierno de Santos. El principal vacío que deberá llenar el nuevo agrupamiento será dar un grito de victoria a pesar de la ausencia por ahora de Antanas Mockus, artífice de aquella manifestación ciudadana no polarizante que alcanzó 3 millones 600 mil votos y que como podría suceder en esta ocasión sucumbió ante la soberbia de sus protagonistas.
De entrada esta variopinta coalición tendrá un primer reto, aceptar plenamente en su seno a los hasta hace poco rivales políticos, a los Progresistas de Antonio Navarro quien no disimula su afán por ser un candidateable a expensas de la claudicación de los principios de su colectividad (Defensa de lo Público, Defensa de la gestión de Petro en Bogotá) para asegurarse un lugar en la consulta del naciente reagrupamiento poniendo en práctica la tan anhelada quimera del M-19 del “Gran Sancocho Nacional”. La inclusión de un grupo de compromisarios de Progresistas, quienes participarán con voz pero sin voto en el próximo Congreso de los Verdes este 25 y 26 de Septiembre se convertirá seguramente en el cheque en blanco que probablemente este movimiento termine firmando para asegurar su supervivencia en la arena política nacional. La adhesión de los ex M-19 al Partido Verde agota las posibilidades de una alianza que cobije a la totalidad de la Izquierda Social y Política (En este momento más cercana a Clara López del Polo) por lo menos en primera vuelta.
Mientras la mayoría de los Verdes finiquita los últimos detalles de la fusión con Progresistas y Compromiso Ciudadano, las voces en contra de la unión con el agrupamiento escindido del Polo crecen. El comunicado firmado por la mayoría de ediles de esta colectividad en Bogotá que se oponen a la alianza, la negativa de Alfonso Prada a la unión y la presión de Peñalosa para romper el acuerdo, aunque siguen siendo voces minoritarias al interior del PV actual le auguran un turbulento camino a la futura convivencia de los nuevos copartidarios verdes. Solo el tiempo dirá si esta coalición pensada por independientes con visiones diametralmente opuestas logra tener largo aliento en una democracia ávida de propuestas partidistas definidas, de candidatos y colectividades con menos rótulos y más convicciones.
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