“Necesitamos capital” fue la voz contundente de Maduro en su personal estilo, al tiempo que entraba de lleno al mercadeo por televisión. “Usted se podrá convertir en inversionista de Cantv (telecomunicaciones), de Movilnet (telefonía móvil) y Pequiven (petroquímica), de las empresas mixtas de petróleo, de gas, de las empresas básicas de Guayana (hierro, acero, aluminio)”. En la noche del lunes 16 de mayo, el mandatario dijo que había cientos de interesados. “¡Se van a quedar locos!”, prometió.
Aunque nada se concretó ese día, la expectativa permanece en Venezuela y a nivel internacional porque esas empresas estatales son parte de sectores tan atractivos como las telecomunicaciones y el petróleo, y la medida responde al giro que Maduro le está dando a la economía y a las expropiaciones de Hugo Chávez, que fueron el estandarte del Socialismo del siglo XXI.
Ahora se trata de dar vuelta atrás para sacarla del hoyo negro cuando los indicadores muestran alguna luz. El plan es desestatizar, es decir poner a la venta el 5% o 10% de este puñado de empresas públicas claves en la Bolsa de Valores de Caracas (BVC). Algo impensable hace unos años.
Cantv y Movilnet en las telecomunicaciones y Pequiven entre las petroleras son el gancho de las ofertas. Las dos primeras cayeron al principio en la ola de nacionalizaciones de Chávez hace 15 años, en el 2007, cuando el Estado pagó a Verizon USD 572 millones por Cantv.
Desde mayo del año pasado el presidente de Cantv es el general de aviación Jesús Aldana Quintero, quien tiene en sus manos el cúmulo de quejas de prestación del servicio por parte de los 6,5 millones de suscriptores de telefonía fija e internet que ha logrado conectar.
Publicidad oficial del gobierno de Hugo Chávez tras la nacionalización de Cantv
De acuerdo con el último estudio realizado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), de septiembre 2021, el 61,8 % de los venezolanos de 12 ciudades del país no cuenta con internet en casa. Además, está la censura a los medios de comunicación independientes por órdenes del órgano que regula las telecomunicaciones (Conatel), hecho que han denunciado en diversas oportunidades La Patilla, El Pitazo y El Nacional.
Pequiven es la otra empresa que llama la atención. Es la principal petroquímica venezolana, data de 1958, opera a través de complejos industriales a lo largo del Eje Norte-Costero en tres estados: Zulia, Carabobo y Anzoategui, donde se producen fertilizantes plásticos y productos químicos.
En Colombia tiene el 100 % de Monómeros Colombo Venezolanos desde abril del 2007 cuando finiquitó la compra adquiriendo el 5,5 % por USD 6 millones a la holandesa Koninklijkem, después de quedarse en el 2006 con un primer paquete de acciones de Ecopetrol y al Instituto de Fomento Industrial (IFI).
La petroquímica Pequiven es la dueña del 100% de Monómeros Colombo Venezolanos
Monómeros tiene el 37 % del mercado de fertilizantes en Colombia, el gerente es Guillermo Rodríguez, y está manejada por la oposición venezolana de Juan Guaidó. Maduro la reclama. Actualmente está bajo el control de La Superintendencia de Sociedades de Colombia, como ratificó en enero de este año.
El anuncio del mandatario venezolano generó reacción en la Bolsa de Valores de Caracas donde está inscrita Cantv, la Compañía Anónima Nacional de Teléfonos de Venezuela. Al cierre de la semana pasada sus acciones subieron 38,56 % .Pero la falta de detalles está sembrando dudas sobre el proceso en bolsa.
La información básica para una oferta pública, incluso el número de acciones, el precio y el mercado en el que una compañía será listada -en el 2010 el gobierno estableció su propia bolsa-, no se conocían antes del lunes 16, y los necesarios informes financieros tampoco habían llegado a la BVC.
La pegunta insistente es quiénes invertirán en empresas cuyo estado financiero no se conoce, o quiénes van a aportar capital minoritario en unas empresas que van a seguir siendo manejadas por el Estado, sin que haya transparencia.
La respuesta es quizá inversionistas de alta tolerancia a riesgo, con miras en el largo plazo, y vínculos con Venezuela. Buscadores de ofertas en sectores como alimentos, salud, químicos y comunicaciones para comprar a precio de ganga, o “precios de gallina flaca”, como coloquialmente dice un asesor.
Entre esos inversores está Eduardo Cisneros, nieto del patriarca Diego Cisneros, que llevó a Venezuela el Studebaker, Pepsi-Cola, DirecTV, hizo concursos de belleza, produjo telenovelas y fue propietario de bancos, emisoras de televisión, cervecerías.
Eduardo es parte de una nueva generación de Cisneros que está recorriendo la devastada economía en busca de activos para comprar a bajo precio. Cofundó un fondo de capital privado en Florida que ha recaudado más de 200 millones de dólares de los inversores, según una presentación ante la SEC.
El fondo, llamado 3B1 Guacamaya Fund LP, ya ha utilizado unos 60 millones de dólares de ese efectivo para adquirir empresas venezolanas, entre ellas un fabricante de pinturas, Corimón, en el último año.
Al dar el salto, Eduardo y su socio Rodrigo Bitar, director de una boutique de fusiones y adquisiciones en Nueva York, se están posicionando como los primeros en llegar a lo que podría ser una lucha por adquirir activos selectos a precios muy rebajados.
Otra es Knossos Asset Management, firma dedicada a la gestión de fondos de inversión para clientes de alta renta e institucionales y con una oficina en un centro comercial de Caracas. Carmelo Haddad y Francisco Ghersi tienen el fondo registrado en las Islas Caimán e invierten exclusivamente en activos venezolanos.
Se recuerdan porque en el 2016 hicieron una arriesgada jugada por el bono de una deuda con 80 % de probabilidades de no pago. Pero Maduro cubrió USD 1.500 millones y ellos se ganaron 12 % en 45 días.
Un expresidente de Chevron (https://www.las2orillas.co/la-petrolera-gringa-chevron-la-gran-ganadora-con-el-abrazo-biden-maduro/) en Caracas, Alí Moshiri, que convenció a la casa matriz que no era bueno irse de Venezuela, cuando las estatizaciones de Hugo Chávez, y que se mueve a alto nivel en Houston, Nueva York, Washington y Caracas está recaudando 1.000 millones de dólares con su fondo Amos, porque quiere ser el primero en invertir cuando se levanten las sanciones.
Para concretar sus movidas, Maduro nombró a Patricio Rivera quien viene de ser
ministro de Finanzas del expresidente ecuatoriano Rafael Correa
El gobierno se mueve de la mano de Patricio Rivera, exministro de Finanzas del expresidente ecuatoriano Rafael Correa, quien comenzó a sustituir entre 2018 y 2019 al círculo ultraortodoxo de Maduro, con la economía cubana como modelo, encabezado por el economista español Alfredo Serrano, vinculado a Podemos Ahora Rivera ha sido nombrado asesor financiero de la administración de Maduro, según Bloomberg, como una especie de canciller financiero “para interactuar con los inversionistas extranjeros de Venezuela”.
Algo así como la cara de la vicepresidenta venezolana, y ministra de Finanzas Delcy Rodríguez, a la hora de acercarse a los a los prestamistas bilaterales y las agencias multilaterales, evitando las sanciones estadounidenses.
Los cambios recientes tienen antecedentes. Con discreción han dado continuidad a la devolución de los bienes nacionalizados, al menos 13 firmas de alimentos que estaban en manos gubernamentales son manejadas ahora por terceros, según Reuters.
Le está traspasando empresas clave a inversionistas privados, dentro de las llamadas alianzas estratégicas que comenzaron a formarse silenciosamente en 2017, al estilo de las privatizaciones de Rusia.
El gobierno ahora permite que fluyan remesas en dólares y reviva la empresa privada, un gobernante pragmático, abierto a las urgencias de us país para salir de la pstración de la última década. Con este nuevo Maduro es con quien cualquiera de los dos candidatos presidenciales que gane (Gustavo Petro o Rodolfo Hernández) deberá negociar. Ambos han dicho que al día siguiente de su posesión abrirán relaciones diplomáticas con Venezuela y su presidnete Nicolás Maduro
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