A gritos, los ciudadanos piden oportunas y claras soluciones que sirvan de motor e impulso a mandatarios, líderes y empresarios dado que la representatividad delegada en Congreso, asambleas y concejos es lamentablemente ineficiente o inocua y el proceso descentralizador administrativo y operativo es casi nulo y olvidado, una omisión que limita y colapsa intenciones y propósitos. Una república federada o una nueva república independiente quizá serviría de medida y resorte a los cambios por asumir.
Norte de Santander, hace un siglo, con trenes en varias rutas conectados al tren del Táchira, líder por décadas de las exportaciones colombianas en plata, quina, textiles, seda, café, cacao aperlado, plátanos, frutas, con posicionamiento en Europa, impulsado por las colonias de alemanes e italianos que legaron su impronta, es hoy un departamento deprimido con menos del 1,4 % del PIB, con las más altas tasas de desempleo, de analfabetismo craso y funcional (29 %), micro tráfico, tráfico humano, criminalidad, drogadicción, sida, y pobreza crítica (49 %). Sobrecogedor, desafortunado y triste cuadro de una realidad innegable.
Cerrando este paisaje negativo con el que los nativos viven al parecer resignados están Los Andes, una cordillera que como nudo o venda a los sentidos se volvió una muralla impenetrable para las vías, los ferrocarriles, los vuelos, que contribuye al embotellamiento a falta de inversiones del estado, de la carencia de fomento de transportadores privados a invertir. Solo recién se dio a paisas la concesión de peajes, y se trata de concluir una vía a Ocaña, pero al sur no hay inversiones. Internamente 30/40 de sus municipios carecen de intercomunicación o helipuertos.
Con todos los pisos y microclimas, diversidad de cultivos, con una ganadería que alcanzó las 650 mil hectáreas, con 33 municipios produciendo el mejor café de Colombia desde casi 200 años; segundo productor de cacao; una minería de hidrocarburos que tuvo epicentro en Tibú con refinería, hoy aumentada con el carbón, el sílice, la bauxita, la arcilla, la fosforita y algunos estratégicos en el Catatumbo, todos con grandes mercados, se convierte en una capital comercial record en ventas. Por eso no se entiende por qué el abandono, el atraso, la incultura, y la pobreza.
Doscientos ochenta mil niños, jóvenes y adultos son el mosaico de las esperanzas pero formarse en la región asciende a utopía ante las incertidumbre, pobreza y negligencia. Talento en fuga, colegios (130) y universidades (11) mal dotados en tecnologías, sin investigación, sin innovación, y no actualizados retardan movilizaciones y transformaciones fundamentales para no seguir en los bohíos de las dificultades y el olvido al margen de la sociedad y la era alrededor. Guajira, Choco y Arauca reflejan estadísticas parecidas por lo bajo y cuadros de pobreza en medio de potencialidades en todos sus territorios.
De las entrañas de este saldo de drama y confusión que padece la región el mayor reclamo que surge es la urgente necesidad de ensamblar un nuevo modelo económico y social estructurado en hechos puntuales para una estrategia sostenible en el siglo: educación, transporte, turismo, minería sostenible y transferencia a escala continua de tecnologías productivas no solo de conectividad. Todos los municipios, incluida la capital, requieren un plan único de educación centrado en las tecnologías, la investigación y las innovaciones cuyo objetivo fundamental sea erradicación de pobreza y marginalidad.
Transportes y turismo para develar ese secreto bien guardado que son los paisajes y poblados nortesantandereanos. Nuevos aeropuertos, al menos 38 Helipuertos, red de posadas y hostales, ecoturismo, preservación hídrica y de los bancos de biótica. Concesiones en rutas de ferrocarriles al pacífico, al interior, al Caribe. Recuperar la producción cafetera, cacaotera y ganadera, reincorporar una textilera para una demanda que supera los 50 millones de millones en telas, propiciar agro empresas y cooperativas rurales para mercadeo y logísticas. Integrar la frontera noreste a la productividad nacional.
Dieciocho millones de turistas viajando por Colombia, cuatro millones del exterior, más de 250 millones de toneladas circulando entre fronteras, y polos, y los circuitos por conectar, motivar y explorar en esa generación de producciones, socialización y negocios pueden romper con ese pasado de parsimonia y rezagos. Puerto seco, y logística actualizada para modificar ese status vergonzoso de suspiros en potreros y calles azotadas por sol, vientos y cambio climático.