Steve Jobs estaba herido de muerte con un cáncer de páncreas que no le daba tregua. Su última gran innovación, el iPad, en la que empleo sus últimas energías, no despegaba. La gente aún no entendía el significado de la revolución tecnológica que estaba en camino, al punto de que Jobs salió casi que por la puerta de atrás de su presentación el 27 de enero del 2010 en un auditorio en San Francisco. Los asistentes fueron implacables porque creían que se trataba de un simple iPhone mejorado sin mayores avances.
Pero fue un niño de seis años en Chía, en la sabana de Bogotá, el que sorpresivamente permitió darle la vuelta a las críticas que le caían como cascada a Apple. Michael Noer, el crítico de tecnología de Forbes, había sido invitado a pasar unos días en una finca perdida en Colombia. Allí se encontraba cuando dejó sobre la mesa el iPad en el que estaba leyendo la novela de ciencia ficción. El artefacto le despertó la curiosidad al hijo de los mayordomos de la finca. El muchachito empezó intuitivamente a manejar el aparato con una fluidez asombrosa: deslizaba el dedo sobre la pantalla, abría las aplicaciones, jugaba, lo entendía todo. Sorprendido, Noer no dudo en escribir la reseña salvadora para el invento: “Steve Jobs ha diseñado un potente ordenador para que un niño analfabeto de seis años puede utilizar sin formación previa –escribió Noer-. Si eso no es magia, entonces no sé qué puede serlo”. El nombre del niño campesino no aparece en la biografía de Jobs pero si la anécdota.
Atrás quedaban las críticas en las que incluso Bill Gates, el eterno rival de Jobs, se había unido afirmando: “es la primera vez que un invento de Apple no me hace decir: ojalá lo hubiera hecho Microsoft” y los 800 correos que recibió Jobs en un solo día y que le amargaron aún más su agonía.
El artículo de Forbes conmovió a tal punto a Jobs que incluso pensó en darle una beca al misterioso colombiano. Quería conocerlo pero la enfermedad avanzaba más rápido que su entusiasmo. Con su inocencia e intuición había salvado la compañía porque el iPad disparó las ventas: 15 millones de unidades fueron comprados en nueve meses, los mismos que le tomaron a Jobs irse de este mundo. Según Walter Isaacson, su biógrafo, “se convirtió en la salida al mercado de un producto de consumo de mayor éxito en la historia.”