Ni producción, ni comercio. Ese puede ser el balance del modelo económico implementado en Colombia en las últimas dos décadas y media. Los mismos que han malgobernado al país durante este periodo, prometieron en 1990 más comercio, empleo, prosperidad y desarrollo. Nada se cumplió, lo cual no es ninguna sorpresa.
Hoy el país se encuentra sumido en una crisis profunda que afecta a la mayoría de la población y la condena al atraso científico y tecnológico. En el primer trimestre de 2015 la industria se contrajo 2,1 % y el agro creció 2,6 veces menos que en el mismo periodo de 2014. Con suerte la economía crecerá en 2015 al 3 %, un resultado mediocre que no mejora la calidad de vida de los ciudadanos. Además, los primeros cuatro meses del año terminaron con un déficit comercial por US$5.060 millones, 240 % más que el déficit del mismo periodo del año anterior. Así las cosas, Colombia puede terminar el 2015 con un hueco en el comercio mundial superior a US$16.600 millones, unos 40 billones de pesos que habrá que sumar a los resultados negativos del manejo económico del presidente Juan Manuel Santos.
Frente a estos inocultables resultados, desde el Ministerio que encabeza Cecilia Álvarez, se han comenzado a escuchar explicaciones tan ridículas como que la importancia de los tratados de libre comercio no está en los resultados comerciales. Las cifras oficiales indican que el mayor valor del comercio que se da en el mundo es el de mercancías. Pero para circular libremente de una nación a otra, primero deben fabricarse. Por eso ningún país rico actúa en contra de la producción nacional. Esto explica por qué ellos, los 10 más ricos del planeta, y no Colombia, concentran el 65 % de la producción y el 50 % del comercio mundial.
Así que cuando Usted —lector— escuche hablar de la importancia del libre comercio, tenga en cuenta que como consecuencia de las medidas en contra de la industria y la agricultura, Colombia solo participa con el 0,29 % del comercio mundial de bienes. ¿Ese es el éxito de la globalización?
A pesar de que los argumentos y los hechos en favor de la producción son incontrovertibles, el gobierno de Santos y sus seguidores insisten en desmantelarla. Al resto de colombianos que sufrimos el modelo, nos toca seguir divulgando casa por casa, salón por salón y plaza por plaza, que a pesar del oscurantismo, Galileo tenía razón: eppur, si muove (aun así, se mueve).
Twitter: @mariovalencia01