Eran las tres de la tarde del día miércoles, en el cielo se podían ver algunas nubes y el clima era perfecto para dar un paseo por las agitadas calles del barrio 7 de Agosto; en búsqueda por un lugar en el cual conocer más acerca del oficio de la marmolería. Se puede observar distintos talleres en los que se distinguían filas de lápidas y objetos de trabajo como martillos, mazos, cinceles, compresores. Que hacen del sector un lugar único y sombrío en el que los sentidos se agudizan y resulta inevitable pensar en aquello a lo que tanto se teme, la muerte.
Después de caminar varias horas en búsqueda de alguna persona que pudiera contar acerca de su oficio; halle con una pareja de esposos que han dedicado treinta años de su vida al negocio de la marmolería, la señora Teofilde Cruz y el señor José Vega. Unas amables personas que permitieron entrar en su mundo y conocer más acerca del trabajo que tantas alegrías les ha brindado, y con el que forjado un futuro.
La historia de Teofilde y José empieza hace cincuenta años. José con 30 años pidió en matrimonio a Teofilde de 14 años, su sueño de crecer juntos inició en ese momento, con el pasar de los años formaron una familia, Teofilde se dedicaba a las labores del hogar, mientras José atendía una zapatería, Llevaba el sustento con el que día a día intentaban sobrevivir; fue así que José decidió brindar a su esposa una posibilidad para cumplir sus sueños juntos. Compró el taller de marmolería en el que cincuenta años después siguen con su trabajo.
La labor resultó difícil desde el comienzo, para Teofilde era un mundo nuevo enfrentarse al frío del taller, a maquinas que jamás en su vida había manejado y al constante polvo que tenía y tiene que aspirar “yo parecía ratón de panadería, por tanto polvo que sale al esculpir y cortar” expresa, al hablar acerca de sus inicios con la marmolería.
Pero fue así como poco a poco fueron creciendo y debido a que Teofilde no podía manejar sola todo el taller decidieron contratar a tres personas que le ayudaran; así se trabajó por diez años, tiempo en el que José se unió para seguir juntos y fortalecer el amor que los unió.
A lo largo de estos diez años en compañía de su esposo y sus ayudantes, Teofilde empezó a notar el deterioro en la salud de sus trabajadores; este oficio empezaba a cobrar los frutos brindados. Con el paso del tiempo cobró la vida de cada uno de sus tres empleados, por problemas respiratorios. El exceso de polvo de mármol en sus pulmones terminó con su vida. El oficio de la muerte pasó su cuenta de cobro, su lápida estuvo inscrita antes de su deceso y se usó cuando fue su hora. Esto dejó a Teofilde y a José solos ante su labor.
El taller es un lugar pequeño, limpio e iluminado, en el que se pueden ver las diferentes herramientas que se usan para el corte y tallado del mármol, cuenta con una oficina, un patio en el que día a día Teofilde y José pueden tallar entre 3 o 4 lápidas si es entre semana o entre 5 y 7 si es día sábado; José contaba que en la épocas de narcotráfico fue muy lucrativo este trabajo, ya que se mandaban hacer hasta 40 y 50 lápidas al mes. allí se percibe un ambiente nostálgico, en el que las emociones se encuentran, donde se percibe el amor de esta pareja pero de la misma forma se siente el miedo innegable, a esa verdad inminente de la muerte; al compartir estos días con Teofilde y José es imposible negar la valentía, la fuerza ,que tienen para seguir adelante, el ruido que generan las cortadoras se hace imposible de soportar y en varias ocasiones es necesario salir a respirar un aire distinto, ya que se vuelve asfixiante la cantidad de químicos en el aire y el constante polvo que rodea el ambiente.
Además de los riesgos que genera esta labor en la salud, esta pareja de esposos tuvo que enfrentarse a diferentes adversidades, como la decadencia en la venta de lápidas desde el año dos mil, todo esto debido al auge que genero la cremación de los cuerpos, por esta razón tuvieron que empezar a vender piezas para la construcción de baños y recortes para los guardes cobas, cada uno de ellos con láminas de diferentes texturas, colores como negros, blancos, grises y granito, siguiendo así ,con su marmolería a la que dieron el nombre de Continental de Mármoles. Ubicada en la ciudad de Bogotá en la Cra 29b 67-45, frente al cementerio de Chapinero.
“Todos los meses hay muertos y las ventas son relativas”, esto es lo que afirma José al preguntarle acerca de la venta de lápidas; el precio de estas varía respecto al material, las medidas, si tiene fotos, relieves, apliques en oro o bronce; esto va ligado a los gustos de las familias y al presupuesto que manejan las mismas. Es así como se pueden encontrar lápidas desde setenta mil hasta tres millones de pesos, razón por la cual es constante los robos de las mismas debido a su gran valor y en algunos casos los apliques que las adornan; sin contar con los ingresos que les pueden genera los mesones para las cocinas, baños y recortes que pueden ser desde cuarenta mil hasta cuatrocientos cincuenta mil pesos.
El oficio no es fácil, al observar detenidamente se puede ver el esfuerzo en las expresiones de esta pareja, aunque es una labor empírica en la que ellos a pesar de su gran experiencia no deja de ser complicada, porque en una sola lápida pueden trabajar hasta tres días para su entrega, además de que el cincel con el que tallan las lápidas tiene una vibración y un peso que genera adormecimiento en las manos, la labor del tallado es fascinante se ven sus manos trabajar con una agilidad sorprendente, se ve el amor y el compromiso que estas personas tienen hacia su trabajo.
Al observar la forma como tallan sobre mármol, es inevitable preguntarse qué se sentirá tallarlo, Como si me hubiese adivinado mi deseo de tallar, Teofilde cruz no tarda en invitarme a practicar. Con su cincel retomo él trabajo de ella he intento esculpir. La sensación que recorre las manos es nueva e inquietante. El cincel es de hierro y pesado, lo deslizo y trato de hacer un marco pero a los pocos segundos tengo que desistir, porque se me durmió la mano y el brazo. “este es un oficio de mucha experiencia y que lleva mucho tiempo aprenderlo”, anota la señora teofilde.
Es un oficio que requiere esfuerzo y entrega, pero se requiere valentía para convivir con la tristeza que genera la muerte, El sentimiento se comparte, el dolor individual se hace colectivo y los extraños se vuelven parte de la memoria de quien escucha sus relatos como le pasa a diario a Teofilde .quien llora con muchas de las historias que la gente cuenta, aunque no tiene palabras para expresar el dolor, lo siente muy adentro y se solidariza con aquellos que llegan a pedir su ayuda. Sobrellevar la idea constante del día en que partirán y la certeza de que todo el trabajo se realiza con amor y dedicación. En este taller se respira además de polvo, amor, un amor que los mantiene unidos y que a pesar del frio que se pega a los huesos hace sentir un poco de calor en el ambiente; la tristeza rara vez abandona el lugar, es común ver personas afligidas por la muerte de un ser querido, como los hermanos Martínez, quienes el 2 de agosto del 2013 se encuentran cada uno con su propia historia, se miran de arriba abajo admirados y extrañados con algo de recelo.
- ¿Quién eres tú? Expresó Claudia.
- Soy Kevin, el hijo de Fernando Martínez, ¿por qué?
-¡Tú eres el hijo de mi papá!
-¿De tu papá?
-Es decir, yo soy tu hermana
-Pues parece que si
Claudia es una mujer dulce, apasionada por la vida y dedicada a su familia, gracias al ejemplo de sus padres. Siempre se destacó en sus estudios, ahora en su trabajo, es una persona amable, con espíritu de liderazgo y acepta la vida tal cual es, su hermano kevin es aquel hombre luchador que trabaja día a día para salir adelante con su hijo. Kevin no se imaginaba conocer a su media hermana, el día del funeral de su padre, por este motivo se enfrentó a la dura realidad. Que fue la discriminación de él y su familia, ahora comprendía la razón de esa relación tan distante, fría y escondida, que mantuvo con él, su hermana y su madre.
Era evidente el abismo social y económico que existía entre ellos; a pesar de esto Claudia toma la iniciativa para entablar una conversación más familiar y amistosa con sus hermanos; era obvio que estos hermanos no querían tener ningún vínculo con su medio hermana; así evadieron la conversación que Claudia trato de iniciar , por el contrario se respiraba un ambiente tenso e incómodo ,luego en el momento de a hacer la lápida para recordarlo, hubo una conversación de desacuerdo que iba a ir escrito allí, pero kevin comprendió que no valdría la pena insistir y para él se había develado una verdad que fue la causa de tantas privaciones en su niñez y los muertos ya están muertos.
-¿Qué quisieras escribirle a nuestro padre?
- Yo prefiero no escribirle nada.
- ¿Por qué Kevin?
- Porque aflorarían los sentimientos de dolor y desengaño.
- Catalina, ¿qué piensas?
- Prefiero callar, sentenció.
La relación de estos 3 hermanos es una rivalidad, porque no pudieron descubrir el mundo juntos con juegos y risas, por circunstancias ajenas a sus voluntad, él hecho resulta absurdo porque estas 3 personas tienen mucho en común hasta el parecido físico entre Claudia y catalina es sorprendente, su afinidad por las artes y su gran sentido de responsabilidad las identifica como personas altruistas. Por otra parte Kevin promete ser un hombre exitoso por su dedicación y la enseñanza que tuvo de Martha Rodríguez su madre; les inculco el perdón y el valor de la familia, motivo por el cual pudieron reflexionar sobre la relación con Claudia y como recuperar el tiempo perdido.
Kevin Agrego sonriente, ha pasado un mes y la relación ha mejorado, en aquel momento fue algo inesperado e injusto, Claudia comento, se me ha ido mi padre pero he recuperado a mis hermanos, intervino catalina a pesar del deceso de nuestro padre ha sido un suceso conmovedor. Ahora mientras ellos tres caminan hacia su tumba, recuerdan a este viejo, les encanta evocarlo, no en vano conservan algunas frases y dichos que él decía, se nota a leguas que les gustaría ser en algunas cosas parecidos a él, y se sienten orgullosos de ser hijos de Fernando Martínez.
Este oficio es más extenso de lo que parece, genera un viaje antes de llegar a convertirse en lápida. En Colombia hay minerías de mármol ubicadas en el Huila y en Santander las cuales venden las piedras en bruto a empresas que compran este material para arreglarlas y pulirlas como mármoles de la 142 ubicado en la calle 142 N. 40-ª1 su dueño Carlos enrique Ramírez dice “toda una vida en esto, es satisfactorio” se venden a los talleres pequeños como lo es Continental de mármoles entre otras.
Para realizar este trabajo además de obtener la lámina de mármol se necesitan una serie de herramientas para el proceso de embellecimiento de las lápidas como son pintura, resina (pegante), una moneda, un trapo, un borrador de nata, pinceles, espátula, varsol y una esponja. Todo esto para realizar los diferentes modelos de lápidas solicitadas por los clientes.
Como se hacen llamar Esta pareja de viejos se sienten felices con este oficio, con él sacaron sus hijos adelante y construyeron una vida juntos lograron cumplir metas en especial con sus dos hijos Andrea y Camilo quienes concluyeron sus estudios , estos viejos ahora son propietarios de su casa , su taller. Un trabajó con mayor independencia y gozan de los frutos, que su trabajo resignado y honrado que les ha dado grandes satisfacciones, pero que lastimosamente ninguno de sus hijos quiso seguir. “yo teofilde hice una lápida de un cantante vallenato llamado Yuli Carolina González Poveda, en la ciudad de Barranquilla, la tumba es un total carnaval” expresa, mostró un álbum de fotografías, el cual deja ver su gran orgullo y amor hacia su oficio, en él se ven las diferentes lápidas que han construido junto a José, fotografías que exhiben con respeto y admiración, aquí está la lápida de la cantante vallenata, sobresale exhibiendo un enorme acordeón y unos ángeles que custodian la tumba.